Aunque las dispensadoras automáticas ganan terreno en el mercado minorista de país (vending), como opción para adquirir productos en sitios estratégicos las 24 horas del día, aún dista de países desarrollados.
Para estrechar la brecha, la tecnología es aliada y, por ello, ya se están comercializando en el país las primeras dispensadoras automáticas con datáfono, para hacer transacciones con tarjeta débito y crédito, así como con lector de huella digital (ver ¿Qué sigue?).
Al implementar el uso de las tarjetas débito y crédito, se amplía la posibilidad de venta de productos con precios más altos mediante este canal. Esto permite un mayor dinamismo frente al medio de pago tradicional con solo efectivo, bien sea billetes o monedas.
De hecho, las empresas del sector esperan trascender el mercado de alimentos y bebidas para comercializar otros productos como medicamentos, juguetes para mascotas y hasta joyas.
La profundización de este mercado aún tiene importantes retos en el país. Se estima que en Colombia hay 12.000 máquinas dispensadoras, lo que significa una para cada 3.900 habitantes.
La proporción es inferior a la de países como Japón, en que se registran 5,08 millones de máquinas, o sea, una máquina por cada 25 habitantes.Estados Unidos tiene 4,64 millones, es decir, una por cada 70 consumidores.
Según las cifras de Inssa, compañía que importa, distribuye y enseña el uso de estas máquinas, la expansión del mercado colombiano de dispensadoras automáticas crece a un ritmo anual del 30 %.
Javier Ossa, gerente de dicha compañía, reconoce que aún faltan muchas dispensadoras para conseguir siquiera el 50 % del cubrimiento nacional, en que son claves los estratos 1, 2 y 3.