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Nueva Zelanda exporta innovación en agricultura

Hasta mañana estará abierta en Hamilton la muestra Fieldays 2015, el encuentro comercial de la agroindustria más grande del hemisferio sur.

  • Panorámica de la feria Fieldays 2015 en la ciudad de Hamilton, en Nueva Zelanda, que tiene una expectativa de negocios superior a los 300 millones de dólares. FOTO juan fernando rojas.
    Panorámica de la feria Fieldays 2015 en la ciudad de Hamilton, en Nueva Zelanda, que tiene una expectativa de negocios superior a los 300 millones de dólares. FOTO juan fernando rojas.
12 de junio de 2015
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Con la expectativa de superar los 300 millones de dólares en ventas y recibir unos 120.000 visitantes, entre locales e internacionales, se realiza hasta mañana sábado Fieldays 2015, la feria agroindustrial más grande del hemisferio sur, con más de mil expositores y que convoca a compradores de 50 países.

Tiene lugar desde hace 47 años en 115 hectáreas en las afueras de Hamilton, ciudad al norte de este país de Oceanía. Ubicada en la región de Waikato, es el mayor centro de producción láctea y con cerca de un millón de cabezas de ganado, más de la mitad del hato especializado en leche de Colombia.

De hecho, Nueva Zelanda exporta más del 90 por ciento de su producción agrícola y tiene la meta de duplicar sus exportaciones para 2025 y que sean el 50 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), tres veces más que la participación de las ventas externas en la economía colombiana.

En ese sentido, durante la primera jornada de Fieldays, el primer ministro neozelandés, John Key, señaló que no basta mejorar la productividad y ser eficientes: “si queremos seguir siendo líderes en agricultura, viendo las ganancias, debemos innovar. Para que los indicadores de la agricultura sigan en aumento, la tecnología es nuestro mayor aliado”.

Y lo dice en medio de una crisis coyuntural que ha resentido a los granjeros de su país con la caída de los precios internacionales de la leche, explicado por una mayor producción en Europa, tras desmontarse los subsidios para lecheros del Viejo Continente.

Por eso esta megaferia estimula con reconocimientos y apertura de mercados a los nuevos desarrollos a favor de la industria. Y claro, también se concibe como un gran supermercado de descuentos en productos y equipos para el campo: se venden desde unas simples medias para botas y tractores de todos los tamaños, hasta complejos sistemas robotizados de ordeño o instrumentos de ingeniería genética.

Una feria de avances

“En Nueva Zelanda aprendimos a desarrollar nuestra propia tecnología, no podíamos aplazar nuestras ganancias esperando que otros nos construyan las soluciones que solo nosotros sabemos cuáles son”, explicó a este diario Peter Carr, directivo de Fieldays.

Por eso en esta versión se recoge un centenar de nuevas soluciones para el agro, con innovaciones que proponen desde los granjeros con su experiencia en los campos, pasando por pequeñas empresas del mercado local y hasta compañías de alto desarrollo tecnológico con presencia global. Y, en todo caso, no solo busca resolver problemas de Nueva Zelanda, sino llevarlas a otras latitudes desde el primer momento que se conciben.

A la escala que se quiera, toda innovación es pensada en términos de ahorro de plata y facilitarse la vida en las fincas. Y hay de todo: desde un simple soporte para que las personas puedan cruzar cercas con facilidad, pasando por una trampa móvil de insectos que funciona con un bombillo y ventilador solar, hasta sistemas de sensores que guardan la “historia clínica” de cada vaca.

Por ejemplo, la firma AG Revolution desarrolló un sencillo sistema de instalación de cercas móviles usando una moto y así mejorar el aprovechamiento de los pastos. “Se ahorran de 15 a 30 minutos diarios de recorridos y el ahorro puede ser de hasta 5 mil dólares anuales en mano de obra”, puntualizó Chriss Elliot.

También es común que los granjeros neozelandeses complementen sus ingresos con la producción apícola, pero su recolección implica fuerte dolores de espalda. Entonces la pequeña firma Ecrotek patentó un sencillo sistema móvil de palanca para recolectar la miel de los paneles de forma rápida y limpia en pequeños recipientes.

Y un último caso es el de Aeronavics, una empresa que adaptó a la agricultura su tecnología de drones (pequeños aviones a control remoto) que facilita a la industria cinematográfica de Hollywood. En dos años ya han distribuido 200 drones para fincas en medio centenar de países. Aún no llegan a Colombia, pero sí a Argentina y a Chile.

Esta compañía acondicionó un dron con aspersores para fumigar en zonas empinadas o de complejo acceso; también acondicionaron un sensor que, en términos simples, permite determinar la salud de los horticultivos o pasturas para ganado; y desarrollaron un software que facilita la agricultura de precisión al consolidar cientos de fotos en un solo plano.

“Buscamos que los granjeros ahorren tiempo y dinero, pues el 80 por ciento de sus recorridos por las fincas se gastan en revisar si hay problemas, es como si tuvieran unos ojos desde el cielo para monitorear cada rincón”, concluyó Linda Bulk, gerente de Aeronavics.

A diferencia de Colombia, este tipo de desarrollos están a la mano de los granjeros neozelandeses, quienes aguardan al invierno para salir de compras en Fieldays, echar cuentas y sumar soluciones a la producción de sus fincas.

40%

del Producto Interno Bruto (PIB) de Nueva Zelanda

es aportado por el sector agropecuario.

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