Un modesto banano, el mismo que fue arrojado el domingo al jugador brasileño del Barcelona Dani Alves durante el encuentro que enfrentó al conjunto azulgrana con el Villarreal en el estadio de El Madrigal, se convirtió ayer en la más contundente arma en la lucha contra el racismo.
"Armados" con esta fruta futbolistas, artistas, políticos y miles de ciudadanos anónimos de todo el mundo quisieron mostrar a través de las redes sociales su repulsa contra un acto, que mereció, incluso, la reprobación del secretario general de la Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon.
Una imagen a la que se unió una frase, "todos somos macacos", con la que estrellas de la talla del delantero argentino Sergio Aguero, el Kun, o el brasileño Neymar, que no dudó en fotografiarse junto con su hijo con un plátano en las manos, quisieron demostrar que no hay sitio para el racismo en el mundo del fútbol.
Tal y como dejó claro la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que aseguró que una de las prioridades en el Mundial de fútbol que se disputará los próximos junio y julio en el país sudamericano será la lucha contra el racismo.
Brasil "levanta la bandera del combate a la discriminación racial" en el Mundial de fútbol, señaló Rousseff en declaraciones en su cuenta oficial en Twitter.
Tolerancia cero con las actitudes racistas y xenófobas que también proclamó el presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, quien calificó la acción contra Alves como "una salvajada".
"Lo que Dani Alves toleró es una salvajada. Debemos combatir todas las formas de discriminación unidos. Habrá tolerancia cero en la Copa del Mundo", escribió Blatter en su cuenta de Twitter.
Condena a la que se unió la Federación Española de Fútbol que a través de su presidente, Ángel María Villar, recalcó que "el fútbol español está en contra del racismo y la xenofobia".
Desde ya morder un plátano, se ha convertido en un nuevo hito en la lucha contra el racismo.
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