Si antes el rey de las “escaladas” era el Nutibara, el Pan de Azúcar toma fuerza como uno de los cerros más apetecidos para irse de paseo familiar, sobre todo luego de las obras del Jardín Circunvalar y de construido el camino que lleva hasta su cima. Suben hasta 500 personas el fin de semana.
Es un sendero en piedras que emula los caminos indígenas que existieron en la parte alta del barrio Villatina y la Comuna 8 (con más de 105.000 habitantes) hace más de 200 años y que al final terminaron devorados por los arbustos, la montaña y el olvido.
Olvido que se dio por diversos factores, uno de ellos la inseguridad, que impedía que muchos habitantes disfrutaran de esta riqueza natural, desde donde se divisa la ciudad en 360 grados: hacia el oriente y el occidente, con vista muy diferentes a cada lado.
-Yo no subía por acá desde hace más de 15 años, y en ese tiempo era puro monte-, repite Jarley Brand, que ayer en la mañana escaló hasta a cima con su esposa, Isabel Taborda, que grabó videos para montarlos en YouTube, según dijo.
Y la mañana de ayer se prestó para todo: siendo días de presunto invierno, el sol asomó desde las 6:00 a.m. y animó a muchos grupos familiares a subir de paseo al Pan de Azúcar y de paso recorrer el Camino de la Vida, obra ligadas al Jardín Circunvalar.
-La vista está hermosa, mi hijo hasta está comiendo Arrayanes, que hace tiempo no se veían-, comentó Jarley, residente en el barrio El Pinal.
Ya en la cima, a pesar de que el sol calentaba fuerte, los bosques del lado oriental traían toda la frescura y sobre los rostros el viento caía como brisa agua. Por eso nadie se quejó de la calentura, todos expresaban “¡esto es la vida!”.
Bayron Gallego, residente en el barrio Villa Hermosa y que había aplazado varias veces la visita dominical al cerro esperando un día soleado, ayer lo encontró perfecto.
-Me habían hablado mucho de que estaba espectacular, pero no pensé que tanto, solo subiendo uno se da cuenta de la maravilla que es esto-, comentó mientras su hija Angie Gallego y su esposa, Liliana Muñoz, reían y agradecían a Bayron haberlas llevado a tan delicioso paseo.