El universo tecnológico no solo está lleno de éxitos. Aunque los usuarios han sido testigos del crecimiento de aplicaciones como Facebook o Telegram, que nacieron como emprendimientos y ahora son grandes compañías, también han visto la caída de empresas que parecían ajenas al fracaso como Blackberry o Nokia.
La última noticia que tomó por sorpresa a miles de personas en el mundo fue el cierre de Vine. Se hará en pocos meses, tal vez días, no hay certeza de cuándo. La aplicación para grabar, editar y publicar videos de hasta 140 segundos que había sido adquirida por Twitter en 2012 no va más.
Quienes entre sus proyectos tienen apps en desarrollo fueron los que quedaron más conmocionados. ¿Si eso le pasa a Vine qué podría pasarles a ellos? Además, el panorama no parece muy alentador. Según un informe de Gartner, para el 2018 menos del 0,01 por ciento de las aplicaciones móviles para el consumidor será considerado un éxito financiero por sus desarrolladores.
La causa, según Gartner, es que “muchas aplicaciones móviles no están diseñadas para generar ingresos, sino que se utilizan para crear reconocimiento de marca y conciencia de producto o están hechas solo por diversión”.
Jessica Peña Torres y Felipe Salcedo decidieron crear Kindery en 2013. Tres años después, Jessica, la jefe de operaciones, cuenta que el producto cumplió su ciclo.
La app, diseñada para niños entre 0 y cinco años, buscaba descifrar su pensamiento. Por medio de historias y aprovechando la interacción de los pequeños con los dispositivos móviles, Kindery estaba hecho para que se comunicaran, no a través de palabras, sino de cómics. De ese manera podían crear sus propias historias y desarrollar sus habilidades comunicativas estimulando el lenguaje, la creatividad y la memoria.
El desarrollo del producto tuvo el apoyo del programa de MintTIC Apps.co y de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, además estuvo en la aceleradora Wayra Colombia.
En 2014, Kindery obtuvo el Premio Colombia en Línea, sin embargo, comenta Peña, “así como un producto físico, los digitales tienen su ciclo de vida. Al final de este proceso detectamos las características que debería tener la segunda etapa del proyecto y en eso estamos trabajando en este momento”. Es decir, Kindery no cerró definitivamente, pero cumplió su ciclo y eso les dejó aprendizajes a sus creadores para hacer algo nuevo y mejor.
Para esta nueva etapa de la aplicación esperan que sea una escuela digital para padres mediante la cual les den herramientas porque “los bebés no vienen con manual”. Y a pesar de que en internet hay diferente información sobre crianza, lo que ellos esperan es organizarla y entregarla a modo de guía en un lenguaje didáctico que los padres de hoy puedan entender.
Entre esas lecciones que les dejó la primera etapa de Kindery y otras experiencias que han conocido, comprendieron que algunos de los errores que se cometen es no escuchar al usuario final. “Nos concentramos en las opiniones de expertos pero ellos no representan el usuario”, dice la jefe de operaciones de la app.
Peña cree que durante la ejecución de un proyecto como estos, si solo se concentran en el desarrollo de algunas funcionalidades que técnicamente son muy complejas, pero no representan valor para los usuarios, se puede dejar de lado ese verdadero valor que quien usa la app está encontrando.
Por ello se cuestiona si realmente una aplicación es la respuesta a la necesidad del cliente. “Muchas veces queremos desarrollarla, pero hacerla es complicado, requiere de mucho esfuerzo”, dice. Eso la lleva a concluir que lo principal es involucrar el usuario final en todo el proceso de desarrollo, evaluar las métricas y hacer los ajustes que sean necesarios, aunque estos impliquen comenzar de cero. “El éxito de una app es que realmente funcione, sea buena y ayude al usuario. Un buen producto no necesita marketing”, señala Jessica.
Desde Apps.co, iniciativa del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), creen que si después de lanzar una aplicación, esta no tiene acogida, la mejor decisión que puede tomar el equipo que esté tras de ella es desinstalarla de las tiendas de aplicaciones e iniciar de nuevo.
“Recordemos que el éxito es una cadena de fracasos. Solo que aquellos que aprenden de sus errores para mejorar son los que prevalecen”, señalan en Apps.co.
No obstante, para evitar que se llegue a ese punto, en Apps.co creen que hay factores que deben de tenerse en cuenta para que esa aplicación que se está creando sea exitosa y se mantenga en el mercado digital. “Lo primordial es identificar la necesidad de un nicho del mercado, ya sea el sector empresarial, comercial, educativo o de cualquier otro ámbito, que requiera una solución basada en la tecnología”.
El médico Sebastián Alba Ospina es el CEO de la aplicación Infusiones, que sirve para calcular infusiones de medicamentos de forma fácil y rápida. Ospina cree que las apps fracasan por múltiples motivos, entre ellos equipos de trabajo mal formados, por ejemplo, un grupo técnico que carece de conocimientos comerciales, de gerencia o financieros. “No tienen una estructura de negocio muy clara. Piensan en crear una solución, lo cual está bien, pero una buena solución significa que debe ser un buen negocio en el que se cree un modelo
que la haga sostenible, eso es indispensable”, comenta el médico.
Contrario a lo que cree la jefe de operaciones de Kindery, Sebastián señala que una app sí necesita de marketing, y muy bueno. Para ello, dice, es indispensable encontrar inversores, porque además se le debe hacer publicidad y su equipo técnico tiene que generar actualizaciones, cambios y mejoras que le agreguen valor
a la aplicación.
“Una app es una empresa y por ello debe constituirse como tal y pensar cómo lograr ventas y tracción. Eso puede generar grandes negocios, la gente debe pensar en cómo va a monetizar la app y a generar ingresos”, expresa el médico.
Sebastián reconoce que es difícil que una app logre ser exitosa. En ese camino él lleva tres años, “no es algo de seis meses o un año”, señala. Y para conseguirlo considera que es fundamental hacer parte de un ecosistema de emprendimientos, con personas estratégicas y aliados que puedan llevar los proyectos un nivel más arriba y los proyecten.
Los hermanos Felipe Ávila y Diego Ávila, creadores de Seak, una app con la que esperan “llevar el mar al bolsillo de los colombianos” también piensan que la consecución de un excelente equipo es clave en el éxito de una app.
“Se necesita una estructura interesante y clara, tener un líder temático que conozca el tópico en el que se va a trabajar, un muy buen diseñador que permita que esa parte temática
sea agradable, y un desarrollador que le de vida a esa parte gráfica”.
No hay una fórmula mágica, tampoco hay certeza del éxito, pero el trabajo apasionado y en equipo son las principales conclusiones de estos emprendedores para lograr que sus proyectos alcancen el éxito. No
le temen al fracaso, al contrario, los impulsa a seguir trabajandopara no terminar como Vine.