El Etna, ese volcán que se mantiene casi en constante erupción, se está desplazando hacia el Mediterráneo reveló un estudio en el Bulletin of Volcanology.
Cada año se está corriendo hacia el mar en promedio 14 milímetros de acuerdo con las mediciones de 2001 a 2012. Lo que esto represente está por verse.
Ese volcán, en la isla de Sicilia, de unos 3.320 metros de altura, comenzó a botar ceniza y lava en enero de 2017 por una nueva boca y hasta este año se mantenía la expulsión de cenizas y gases según el Programa Global de Vulcanología de la Institución Smithsoniana.
Ese deslizamiento podría ser, a gran plazo, una amenaza para miles de personas que viven cerca. “El registro geológico muestra que los volcanes que se deslizan son dados a un colapso devastador en el lado por el que rueda”, dijeron John Murray y colegas, autores del estudio. “Los colapsos son raros pero ruinosos”.
Los datos de radiocarbono indican que el Etna no ha tenido descanso durante miles de años. Hay una erupción registrada de 6.000 años antes de nuestra era y hay registros dejados por personas 1.500 años antes de nuestra era. Hoy está activo y en un radio de 100 kilómetros viven 3 millones de personas.
Entre las grandes erupciones se ensancha, expresaron los investigadores, en parte por la gravedad del material que arroja y también por la expansión de la cámara del magma. La expansión no es simétrica.
El estudio reveló que la tasa anual de deslizamiento va de 10 a 17 milímetros por año. La base sobre la que se encuentra está hecha de sedimentos flexibles.
Los científicos dijeron que es la primera vez que se observa un volcán activo moviéndose a lo largo de su base.
Por ahora no hay razón para alarmarse, pero habrá que mantener una vigilancia continua para ver si el movimiento se acelera.