El apetito por pizza de la semana pasada estuvo voraz. De los hornos de 40 lugares de Medellín salieron 98.905 pizzas en siete días. Hubo filas, retos, ingredientes escasos, caras felices y otras que no por la espera. El Pizza Master cumplió, y como el de las hamburguesas, también gustó.
“Gracias a todos por haberse gozado esta fiesta con tanto antojo, con tantas ganas y felicidad. Ni la lluvia, ni las filas, ni la llenura pudieron detenernos”, publicó Tulio Zuloaga, quien agrupó a algunos pizzeros de la ciudad para participar de este evento.
Inicialmente, según Zuloaga, se pensó en alcanzar las 42.000 pizzas servidas, luego la cifra se elevó a 60.000, un sueño para él, quien además consideró que el número era una exageración, por esa razón lo sorprendió el resultado.
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Para Juan Felipe Parra, uno de los socios de la pizzería Broo (por Brooklyn), fue una semana “buenísima”, vendieron cerca de 1.100 pizzas. Pero más allá de los números, siente que quedaron en el mapa, es decir, que ya los comensales los van a reconocer, pues apenas abrieron su restaurante justo para el Pizza Master.
“Tuvimos muy buena acogida, a la gente le gustó mucho el sabor, por el pesto y por el balsámico. Tuvimos que estar a las carreras, pero no nos quedamos cortos”, cuenta Parra.
Los pizzeros se arriesgaron a sacrificar sus utilidades, eso cree Tomás Alzate, de City Pizza. Según él, quedó feliz con esta semana que acaba de pasar porque no fue un evento para hacerse precisamente rico, por lo menos hablando de dinero. Sí se hicieron ricos mostrando que en la ciudad la oferta gastronómica es mucho más grande y va más allá de los que pueden pautar.
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“El evento agremió mucho a la gente, hablamos, nos volvimos amigos, eso fue bonito. A Pablo, de Entre Latas, le bajé un paquete de harina porque se le acabó. En el grupo que teníamos se hablaba de la falta de rúgula o de albahaca, pero todos respondían y recomendaban dónde comprarla”, recuerda Alzate.
También le fue muy bien a Lapiz Za Gourmet, Johny Carvadli comenta que no se lo habían imaginado de esa manera, que les encantó ver a la gente yendo en familia o en pareja y, a pesar de las demoras, estar bien tranquilos y gozando el rato. No obstante, cuenta Carvadli, en el caso de ellos no todo fue bueno; como son un food trailer, la subsecretaría de Espacio Público se les llevó los hornos que, según relata, estaban en una celda pagando parquímetro. “Pero al otro día alquilamos un camión y metimos nuestras cosas”, señala, así pudieron terminar la semana en la que se comió más pizza en Medellín felices y satisfechos.
