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120 años es el límite de la vida humana

Eso sugiere nuevo estudio. Es difícil que los avances genéticos lleven la expectativa de vida más allá.

  • Ilustración Esteban parís
    Ilustración Esteban parís
06 de octubre de 2016
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El sueño de la eterna juventud no parece posible y los humanos, todo indica, tenemos un límite natural de vida: 120 años.

No es un número obtenido al azar. Solo una persona, Jeanne Calment, llegó a los 122 años comprobados. Y aunque hoy existen cerca de 450.000 centenarios en el planeta, a partir de los años 1980 se estabilizó la máxima edad de muerte de las personas.

Eso sugiere un estudio publicado en Nature, liderado por Jan Vijg, de la Facultad de Medicina Albert Einstein en Nueva York.

Al haber aumentado de manera significativa la expectativa durante el siglo pasado, surgió la idea de que cada vez crecería la edad de muerte, pero tal avance se debió a desarrollos como las vacunas, los antibióticos, el cuidado personal, el auge de la medicina y otros como el tratamiento del agua y su disposición, y cambios en hábitos de aseo y cuidado personal (ejercicio) y no a la rotura de lo que parece un límite natural.

La población mundial envejece. Es una realidad. El informe 2015 de la División de Población de Naciones Unidas mostró que se espera que de 2015 a 2030 el número de personas de 60 años y más crecerá 56 %, de 901 millones a 1.400 millones.

Y el número de personas de 80 y más años está creciendo más rápido que el número de ancianos en general: serán 450 millones en 2050 frente a 125 millones hoy.

A pesar de estas proyecciones, en la actualidad esa mejoría en una mayor edad tiende a declinar después de los 100 años.

Los autores establecieron que la probabilidad de que una persona en cualquier año pase los 125 años de vida es de menos de 1 en 10.000.

Las razones

¿Por qué? Vijg, en respuesta a EL COLOMBIANO, expresó que “una edad máxima de 115 años se debe probablemente a un conjunto de sistemas somáticos de mantenimiento específicos de la especie humana. Es probable que los chimpancés, por ejemplo, tengan una menor probabilidad de mantener sus células y tejidos y los ratones mucho menos”.

El investigador recordó que todavía sabemos poco de los mecanismos básicos del envejecimiento y de los sistemas corporales que “nos defienden contra ellos”.

Lo más probable es que el envejecimiento sea causado por “la acumulación de daño en el sistema, daño en el ADN, daño a las proteínas. De hecho esto puede hacer que nuestros sistemas corporales funcionen cada vez más mal, originando el declive funcional y la enfermedad”.

No es que la edad de muerte provenga de un programa genético que determine el envejecimiento y el final. Si fuera así no existiría esa diferencia entre individuos.

El tiempo

En un comentario en la misma revista acerca del estudio de Vijg y colegas, S. Jay Olshansky, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Illinois, comentó que quienes estudian el envejecimiento saben que existe una variación considerable en la duración de vida entre especies, pero dentro de cada especie hay atributos fijos asociados con la historia de vida y la determinación de la longevidad es uno de ellos, escribió Olshansky.

Si se elimina el factor depredación, los ratones viven unos 1.000 días, 5.000 los perros y los humanos 29.000. Cada especie tiene sus razones biológicas.

Los humanos han aumentado su expectativa de vida en 30 años (hoy la mayoría muere entre los 65 y 95 años) por los avances descritos, pero sin nuevos desarrollos de impacto esa expectativa no puede subir mucho y las ganancias futuras en longevidad se reducirán.

Entonces, ¿cuántos años más pueden ganarse?

Existen, dijo, relojes biológicos que miden el tiempo desde la concepción y el nacimiento, medidores que están presentes para transformar el óvulo fertilizado en un adulto capaz de reproducirse.

“Estos programas genéticos para el crecimiento, desarrollo, maduración y reproducción (colectivamente conocidos como estrategia de la historia de vida) son productos de más de 3.700 millones de años de evolución. Esos medidores biológicos no miden el tiempo de la edad ni de muerte; en vez de eso, el envejecimiento es un subproducto inadvertido de esos relojes, que son diseñados para sostener la vida”.

Hasta aquí

Esto significa que “no hay un límite fijo más allá del cual los humanos no puedan vivir, pero sin embargo hay límites en la duración de la vida que son impuestos por otros rasgos de historia de vida determinados genéticamente”.

Vijg respondió que se espera que la expectativa de vida aumente si se considera que la condición humana siga mejorando y puede ser posible que más y más personas vivan hasta el límite máximo

La idea de que los avances genéticos rápidos y sorprendentes cambien el panorama, no es de la aceptación de este científico.

“Las diferencias en su genoma que determinan cuánto vivirá usted (junto al medio ambiente y el estilo de vida) son miles y tal vez decenas de miles. No veo cómo se podría desarrollar una droga que pudiera afectarlos efectivamente a todos”.

Habrá más centenarios y tal vez muchos se asomen un poco más allá, pero traspasar la puerta de los 120 años no parece posible.

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