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Estos dichos machistas no causan ninguna gracia
Una frase machista no se dice por casualidad, habla de un fenómeno social. Las palabras tienen efectos.
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FOTO ROBINSON SÁENZ
13 de junio de 2017
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Sus declaraciones lo tienen en el ojo del huracán. Ramón Cardona, vicepresidente del Concejo de Santa Rosa de Cabal, Risaralda, y miembro del partido conservador, hablaba en un debate político de cumplir la ley, pero su forma de expresarse indignó a más de uno: “Es que la ley es pa´cumplila. Hay un ardor (SIC) popular donde dice isque ´la ley es como las mujeres, se hizo para violarlas´, pero nosotros no podemos pasarnos por encima la ley...”.
El primer reclamo lo hizo la concejala Juliana Osorio, en la misma sesión, el pasado sábado: “...Respete, en este recinto de la democracia jamás se refiera así al género femenino, ¿cómo así que las mujeres son para violarlas como a la ley?... No se ría, concejal, que estoy hablando de manera seria”.
Desde ese día, otros políticos, los medios y varios tuiteros protestaron, y Cardona se disculpó ante el reclamo: “Me salió dentro del argot popular que manejo, reconozco que hay damas y me perdonan lo expresado por la emoción que genera estar frente al micrófono diciendo lo que uno cree, así cometa errores”. Igual salió en televisión ofreciendo disculpas, acompañado de su esposa y sus hijas.
Muy tarde. Y la polémica no ha parado. Tampoco las repercusiones. Recitar ese mismo dicho le costó el cargo a José Manuel Castelao, un alto funcionario público español en 2012. En esa ocasión también hubo un acto de contrición público, pero, más allá de la anécdota, sus palabras hablan de una sociedad que le resta valor a la mujer.
¿Qué dicen nuestros dichos y frases populares del contexto en que vivimos? Sonia López, docente de la Universidad Eafit en el área de lenguaje y análisis del discurso, asegura que “lo que el concejal dijo no es un refrán reconocido ni un dicho popular, él está enmascarando lo que quiere decir y lo que piensa de la mujer. Un refrán siempre se dice de la misma manera durante mucho tiempo y se usa en todas las escalas sociales, incluso en grupos como los académicos, entre otros”.
Un refrán es una reflexión que intenta aleccionar. Por ejemplo, “al que madruga, Dios le ayuda”.
Según López esto habla de que vivimos en un mundo machista, misógino y estigmatizador. “Al repetir estos discursos se reproduce la ideología machista y siendo estos personajes modelos a seguir, es muy delicado, los jóvenes pensarán que es verdad”.
Otras frases o expresiones discriminatorias se han normalizado en el discurso de las personas. Una de ellas es el uso de negriar en vez de ningunear. Aún más grave, según Victoria Elena González, doctora en Ciencias Sociales y docente de la facultad de Comunicación de la Universidad Externado de Colombia, es que este tipo de frases coloquiales se usen en escenarios públicos.
Algunas formas de habla o interacciones entre sujetos se pueden producir sin mayor trascendencia debido al contexto en el que se expresan, pero otras, denominadas institucionales por el padre de la microsociología Erving Goffman, en la mayoría de los casos repercuten, tienen efectos concretos que afectan a muchas personas, se dan en contextos específicos y son emitidas por sujetos legitimados.
Además la profesora González cuenta que “mucha gente asume que las acciones físicas son las más importantes, pero las palabras violentan a la gente, afectándolas, poniendo esto en su imaginario y naturalizando la situación”. Aclara que estas frases son igual usadas por personas que se presumen de progresistas (de ideas avanzadas y liberales).
¿Ser consciente de esto cambiaría algo? López afirma que hacernos responsables de nuestro lenguaje, sí cambiaría las cosas. “Si yo soy más consciente de mis palabras seré más consciente socialmente, entendiendo lo que no debo decir para no ir en contra de mis creencias y tradiciones y para no ir en contra de los demás”.
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