Es una agenda de inclusión. Del respeto por la diferencia. Del creer en el que no nació con todas las facultades físicas, como la gran mayoría de personas, pero con capacidades mentales y de lucha que igualan o superan, en muchos casos, a los considerados perfectos. Es un acto de amor por el ser humano.
La Fundación Moda y Flores, con un año de existencia, acaba de publicar la llamada Moda para el Ser 2017, una agenda de doce meses que incluye a diez mujeres de Medellín que, por alguna circunstancia (un accidente, una bala perdida, una enfermedad) perdieron sus miembros, quedaron sin visión o parapléjicas.
Están Sarahy Zapata, que nació con agenesia en su pierna derecha y tuvieron que amputársela siendo una niña, tragedia a la que se sumó el haber visto asesinar a sus dos padres en presencia de ella y sus hermanos. Lo superó y hoy es una mujer emprendedora.
Está Leidy Zapata, quien a los tres años de vida un tren en Cisneros le cercenó las piernas. Y no se rindió ni se rinde sino que lucha. Está Cecilia Murillo, la creadora de la Fundación y promotora de este trabajo, quien con agenesia del pie izquierdo anda por la vida como pez en el agua, aunque con bastón, pero soñando, luchando y con un título universitario en Comercio Exterior.
Y otras siete con capacidades diferentes, una expresión que reafirma que el humano no tiene límites y que las metas de cada uno las fijan el alma y el corazón y no los brazos, las piernas o la facultad de ver a la perfección el mundo.
“La idea nació el 2 de agosto, que hicimos el Primer Seminario Moda para el Ser, con el objetivo de contar historias de mujeres para mujeres con el tema de la responsabilidad social empresarial, moda y buen vestir, emprendimiento, y finalizamos con una pasarela incluyente, en la que desfilaron personas con o sin discapacidad, para salirnos de lo común, que fuera una pasarela real”, explica Cecilia Murillo.
Resalta que el éxito fue tal, que surgió la idea de la agenda. El primer apoyo llegó de Isabelle Hedoux, una francesa que se enamoró del proyecto; y del diseñador Argemiro Sierra, que se encargó del vestuario y maquillaje para darles dignidad en las imágenes.
“Muchos nacimos perfectos y no nos damos cuenta de la suerte que tenemos, mis hijos nacieron perfectos y pensé que es bonito compartir la suerte, hay que darles a otros parte de eso, estas niñas son queridas, hermosas, para mí son energía”, expresa Isabelle.
El corre corre fue tenaz, en dos meses tocó contactar a las elegidas, pensar en sus vestuarios, hacer las fotos y abocar la producción de la agenda.
El resultado, más que una agenda, es un libro que cuenta historias. Que pone a pensar. Y que invita a creer que en el más oscuro de los estados, surge una oportunidad.
Y tal vez este sea un punto de arranque para las que han sufrido olvido y exclusión, pues no quieren que les den, quieren hacer empresa, emprendimiento, ganarle a la dificultad. Es un empujón. Ellas darán el resto de los pasos.