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Los más de 8.600 policías con los que cuenta la ciudad de Medellín tienen la misión de llegar a todos los recovecos donde se esconden los delincuentes. En medio de las laderas, pequeño caminos zurcan las calles y dan paso a corredores que se pierden entre las casas con cientos de escaleras, zonas de difícil acceso hasta para sus habitantes.
Así sucede en sectores como en La Capilla, cerca al Rodeo Alto en el occidente de la ciudad. Las patrullas o las motos con policías llegan hasta la principal y de ahí tendrían que emprender un camino hacia arriba o hacia abajo por escaleras que los pone en desventaja si los delincuentes conocen el camino y los expone eventualmente a ser atacados desde algún balcón.
Estas condiciones geográficas y urbanísticas, juegan en contra de las autoridades. Así lo asegura el secretario de seguridad de Medellín, Sergio Vargas Colmenares, quien a pesar de sostener que la ciudad no tiene sitios vedados para la institucionalidad, la compleja geografía sí imposibilita en ocasiones el trabajo propio de la fuerza pública y, por el contrario, facilita la actividad delictiva.
“Hay un tema de territorio que dificulta el ingreso de la fuerza pública para atender los requerimientos de la comunidad, se da en sectores puntuales como Las independencias en la comuna 13, La Capilla (comuna 16), Santa Cruz (comuna 2) o El Popular (comuna 1) y en algunos puntos de la comuna 8 (Villa Hermosa)”.
Fernando Quijano, presidente de la Corporación para la paz y el Desarrollo Social (Corpades) cree que la afirmación de que en Medellín no hay sitios vedados para la fuerza pública es verdadera hasta cierto punto. “La fuerza pública puede ingresar a cualquier lugar, mi pregunta es cómo. Qué tantos recursos logísticos, de personas y grupos especiales tiene que utilizar para llegar a ciertos puntos en que la seguridad es muy compleja”.
Quijano también argumentó que cabe preguntarse si la fuerza pública llega a desmantelar o solamente hacen control temporal e instó a la institucionalidad a que intervenga en puntos de la comuna 8 (Villa Hermosa) como El Cafetal o Tierra Adentro para que demuestre si hay o no sitios vedados en la ciudad.
Como coinciden autoridades y expertos en conflicto, sin lugar a dudas el tema de las laderas representa una dificultad topográfica para la fuerza pública, pero no es la única variable. De otra manera no podría explicarse que en zonas de la ciudad como el Centro de Medellín también representen retos enormes en materia de seguridad y sean una de las comunas más violentas de la ciudad.
Vargas Colmenares asegura que hay grandes retos para cumplir y es enfático en insistir que la ciudad no tiene sitios vedados: “Que hay estructuras criminales las hay, pero que como autoridad no pueda ingresar o tenga que pedir permiso a alguien para hacerlo, de ninguna manera. La autoridad entra porque entra”.