Desde ayer la costa este de Estados Unidos se prepara para una gran tormenta que podría dejar hasta 60 centímetros de nieve y vientos de casi 100 kilómetros por hora, y que ya ha obligado a declarar la situación de emergencia en seis estados.
Washington DC, Maryland, Virginia, Pensilvania, Carolina del Norte y Tennessee se preparan para al menos 36 horas de tormenta de nieve que ponen en máxima alerta a unos 29 millones de personas y podría afectar a un total de 85 millones.
La alcaldesa de Washington DC, Muriel Bowser, advirtió ayer que se trata de una tormenta “de vida o muerte” que las autoridades están afrontando como un asunto “de seguridad nacional”.
La capital de Estados Unidos está en el centro de un temporal que el Servicio de Meteorología nacional ya califica de “histórico”, lo que ha obligado a tomar medidas de precaución sin precedentes.
El metro de Washington, que sirve a los vecinos estados de Maryland y Virginia, cerró a las 23:00 horas del viernes hasta por lo menos el lunes, algo que no había ocurrido desde el huracán Sandy de octubre de 2012.
Los autobuses dejaron de funcionar antes, a las 15:00 horas, momento en el que las autoridades pidieron que los ciudadanos estén recogidos en el lugar donde se vayan a quedar hasta que se termine la tormenta.
El Gobierno federal cerró sus oficinas ayer al mediodía y en empresas y organismos de la ciudad se dio a los trabajadores la opción de trabajar desde casa. En el conjunto del país se han cancelado 2.544 vuelos que debían salir ayer y 2.565 previstos para hoy.
Las condiciones de transporte por carretera ya se han comenzado a deteriorar en Tennessee, Carolina del Norte y algunas zonas de Virginia, donde los ciudadanos han comenzado a refugiarse en sus casas. Los estados amenazados por la tormenta ya tienen más de 1.997.750 toneladas de sal preparadas para tratar sus carreteras y autopistas.
Además, miles de personas se han quedado ya sin electricidad en Virginia y las autoridades esperan este tipo de incidencias en aumento a medida que avance la tormenta.
Se prevé que Nueva York reciba la tormenta de nieve y viento desde este sábado a primera hora de la mañana y el alcalde, Bill de Blasio, pidió a los ciudadanos que se queden en casa todo el fin de semana hasta que las autoridades puedan limpiar la nieve.