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¡Y conquistaron el Aconcagua!

Los montañistas colombianos,

entre ellos dos antioqueños, hicieron cumbre en el Techo de América.

  • Nicolás Díaz, René Huertas y Anita Bustamante, los montañistas colombianos que coronaron con éxito, en su primer intento, el Aconcagua. FOTOs cortesía
    Nicolás Díaz, René Huertas y Anita Bustamante, los montañistas colombianos que coronaron con éxito, en su primer intento, el Aconcagua. FOTOs cortesía
  • ¡Y conquistaron el Aconcagua!
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05 de febrero de 2015
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Cuando los tres estuvieron juntos en la parte más alta de la montaña se abrazaron, brincaron, soltaron unas lágrimas y agradecieron a Dios.

La cima pintaba blanca y el cielo azul profundo mientras el reflejo del sol parecía una lámpara apuntando a quienes acababan de coronar el Techo de América: el Aconcagua, 6.962 metros sobre el nivel del mar.

Nicolás fue el primero en llegar. Era la 1:37 de la tarde y el sol pegaba fuerte. Miró hacia abajo, respiró y aguardó a que sus dos compañeros llegaran. Luego Reno y sobre la 1:53 p.m. lo hizo Anita. Ahí festejaron con un fuerte abrazo y en medio de sollozos de emoción.

“Acabábamos de coronar un esfuerzo, no de un día, sino de años”, manifestó Nicolás Díaz, el líder del grupo, un montañista antioqueño -el primero en subir el Aconcagua-, diseñador gráfico de 32 años, quien se alió con Ana Isabel Bustamante, ingeniera electrónica, de 29 años de edad, también paisa y René Huertas, ingeniero de Sistemas, de 31, caleño.

El amor por el montañismo los unió y los llevó a sacar adelante el proyecto Huella de Montaña en el Centinela de Piedra, cordillera argentina. “Estamos felices, porque no solo cumplimos el objetivo trazado sino que lo hicimos en siete días, ya que la travesía estaba programada para trece”, anota Reno.

Un momento ideal

Los tres aprovecharon una ventana de buen clima para afrontar el último trayecto. “Sabíamos que, a partir de ahí, los vientos iban a pasar de 35 kilómetros por hora a más de 85 y que el clima iba a bajar”, cuenta Nicolás, aún en Mendoza, Argentina, donde reposa tras el esfuerzo.

“La cosa se complicó en los últimos metros, porque apareció la nieve, el piso se tornó resbaladizo y hubo mucho frío; con ese panorama fácilmente podríamos tener un accidente”, expresa Anita.

Los últimos 400 metros fueron de pánico cuando atravesaron un sector, llamado La Canaleta, empinado y duro y que les exigió al máximo. “Tuvimos una gran reacción para encararlos después de ocho horas de trayecto, ya que ese día habíamos emprendido el ascenso a las cinco de la mañana”, relata Nicolás.

También contó que “con paso constante y decidido fuimos ganando altura, superando los obstáculos tangibles e intangibles, propios de un fuerte ascenso. Pasado el medio día estábamos en La Cueva a 6.500 msnm, punto de inicio del tramo final y crucial del recorrido, La Canaleta, 462 metros de ascenso de pura resistencia en un terreno que para conectar la cima no te va a consentir. Finalmente, siendo la 1:57 p.m. el equipo Huella de Montaña ya estaba en el punto más alto del continente”.

Plantaron la bandera tricolor, hicieron el video y luego, cada uno, se fue a reflexionar individualmente y a dar gracias. “Fue un momento de comunión consigo mismo; muy emocionante y gratificante; un momento para recordar amigos, familiares y a quienes creyeron en que podíamos lograrlo. Y lo hicimos”.

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