Música

Dos casas para conocer el country en Nashville

El Grand Ole Opry y el Country Music Hall of Fame, dos lugares para aprender de ese género tan masivo en EE.UU.

Periodista que entiende mejor el mundo gracias a la música, que atrapa cada momento que puede a través de su lente fotográfico y a la que le fascina contar historias usando su voz.

02 de diciembre de 2019

Al poner un pie en Nashville, Tennessee, hay dos cosas que se empiezan a notar. A los locales los enorgullecen el whiskey y el country. En el aeropuerto, incluso, se pueden visitar bares que exhiben filas de botellas con varias clases de ese licor. En los corredores por los que transitan los afanados viajeros, se exhiben guitarras en vitrinas como si fueran premios.

En la calle no es diferente, más bien se acentúa. En la zona del Downtown de la ciudad, la música es el eje principal. En Broadway Street, ubicada en esa área, hay más de 30 bares de música en vivo (a los que también se les llama honky tonks). Siempre tienen las ventanas abiertas, para que quien pase por el andén pueda escuchar y antojarse de participar de lo que está sucediendo adentro. De cada uno, apenas a metros de distancia, brota una canción diferente, grupos locales y una audiencia que viaja de bar en bar se une a celebrar el country.

El género nació entre baladas que se cantaban en zonas campesinas cercanas a los Montes Apalaches ubicados en Estados Unidos. Al canto lo acompañó, en un comienzo, un fiddle (violín) y poco a poco, se sumaron el banjo y la guitarra.

Tras más de un siglo de evolución, sigue siendo uno de los géneros destacados en ese país. El premio a Álbum del Año en los Grammy 2019 fue Golden Hour de la cantante Kacey Musgraves, por encima de discos que se pensarían más comerciales como los de Drake, Cardi B, Kendrick Lamar y Post Malone.

Tanto por contar

En el sector céntrico de la “ciudad de la música” se puede visitar el Museo de la Fama del Country. Es fácil identificarlo. Es un edificio que a lo ancho se extiende como el teclado inmenso de un piano. Allí se albergan pedazos de la historia musical del country: hay curiosidades, trajes y hasta un largo Cadillac de 1960 bañado con oro de catorce quilates que perteneció a Elvis Presley.

En sus pasillos se escuchan las canciones de los artistas que han sido elegidos por el Country Music Association (Cma), para hacer parte de ese hall de la fama, que puede tomar varias horas recorrer con calma.

También en Nashville, en un sector llamado Opryland, otra gran casa del country está abierta para los melómanos y quienes quieran aprender más del tema. El Grand Ole Opry, un teatro que cada sábado emite sus shows en vivo a través de la frecuencia radial 650 AM WSM en ese estado. Es un enorme auditorio cuya ambientación tiene algo de iglesia y de granero.

Desde 1925 esa emisora ha transmitido sus espectáculos en vivo de manera ininterrumpida. Sobre ese escenario se han presentado artistas de ahora como Blake Shelton, Carrie Underwood y Keith Urban, y otros que dieron pasos de gigante: Roy Acuff y Minnie Pearl (considerados como los padres de ese escenario), Reba McEntire, Dolly Parton y Willie Nelson.

Si usted visita la ciudad, además de disfrutar los shows, puede entrar a visitas guiadas por los camerinos. En ese recorrido, previo a los conciertos, se vive la experiencia de subir al escenario que ha cargado con el peso de más de nueve décadas de historias musicales. Dos escenarios para aprender sobre esa tradición de la que aún queda mucho por conocer y escuchar.

Un hall de la fama que cuenta la historia del country

Varias salas dan la bienvenida a ese espacio, con un paseo por la historia del género. Sus paredes cuentan cómo el country nació a mediados del siglo XIX de fusiones tradicionales entre instrumentos que llegaron desde las islas británicas (como el violín) y ritmos que trajeron consigo los esclavos africanos que llegaron a Estados Unidos. Ejemplares de instrumentos que datan de más de cien años están exhibidos ahí, como banjos hechos manualmente, con elementos que tenían cerca como madera de roble.

Este museo, que se inauguró en 1967, tiene como su base a un grupo de artistas (anónimos) que escoge año tras año a los homenajeados para hacer parte de ese salón de la fama del country. Los primeros músicos en ser elegidos fueron Jimmy Rodgers, Fred Rose y Hank Williams. Ahora, más de 130 personas, entre músicos, compositores y hasta periodistas radiales, hacen parte de este combo de personas.

Cronológicamente, se cuenta la historia de cómo en los años 20, artistas negros y blancos eran promocionados de manera diferente por las primeras disqueras (del género) que nacieron. A la música hecha por negros se le llamaba Race (raza), mientras que a la de blancos se le decía Hillbilly. De manera paralela se cuenta cómo la radio le dio fuerza al country, mientras piezas instrumentales y de vestuario relatan que en Nashville, pero también en ciudades como Chicago y Fort Worth fueron brotando emisoras que apoyaban este tipo de música.

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Aunque puede no ser tan sencillo diferenciar, el Museo da un vistazo por los diferentes tipos de country que existen: el bluegrass, el western swing, el rockabilly, el honky-tonk, entre otros. Se mezcla también la influencia del lado oeste de Estados Unidos, tan recordado por las películas de vaqueros que de alguna forma inspiraron al country.

Las contribuciones musicales tienen nombres: los Hackberry Ramblers, una pionera como Patsy Montana, el singular Johnny Cash o el excéntrico Porter Wagoner hasta llegar a estrellas contemporáneas como Kacey Musgraves. Se evidencia en los muros un brillo especial, 854 discos de oro y platino, otorgados por la Recording Industry Association of America (Riaa) gracias a las ventas que el género logró en el siglo XX, se exhiben con orgullo desde lo alto del techo.

El Grand Ole Opry, un espectáculo radial

Justo en el centro del escenario del teatro Grand Ole Opry en Nashville, Tennessee, hay un círculo. Quién no está familiarizado con el country, quizá no tenga idea de a qué remite ese místico círculo. La madera de la que está hecho hizo parte del escenario del Ryman Auditorium, que también es una iglesia.

Han sido 94 años desde que se empezó a emitir la señal de un programa de radio que emitía música en vivo y no cualquiera: country. Desde 1925, no ha habido un sábado en el que esa señal haya parado de emitirse, incluso cuando en 2010 el auditorio quedó sumergido en una inundación que devastó la ciudad. El espectáculo buscó otra locación para continuar y así lo hizo.

Los shows han tenido como protagonistas a personajes reconocidos mundialmente como James Brown, Taylor Swift, Pharrell Williams y Elvis Presley, quienes estuvieron como invitados en el espectáculo. Pero el Grand Ole Opry cuenta con miembros permanentes, artistas que durante una temporada viven en Nashville para presentarse, con cierta regularidad, en el espectáculo. Dentro de esa larga lista han estado músicos como Johnny Cash, Dolly Parton, Loretta Lynn y Willie Nelson.

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“En toda la música hay un montón de hilos familiares que se tejen, pero como en toda familia hay cambios y crecimientos. El Grand Ole Opry busca la manera de honrar alguna de la música del pasado, algo de la música actual e introducir nuevos artistas para crear también una nueva audiencia”, cuenta Ted Hogan, quien no es nativo de Nashville, pero se ha dedicado a estudiar el country y guía recorridos al interior de los camerinos del Grand Ole Opry.

Además del escenario y su auditorio, este recinto cuida los detalles y ha personalizado sus camerinos con distintas temáticas y ambientaciones. Hay una dedicada a las grandes mujeres del country, otra llamada It Takes Two (Se necesitan dos) para aquellos artistas que se presentarán en dúo, Friends & Neighbors, para aquellos músicos que no hacen country pero se presentan como invitados en el Opry y otra decena. Una de esas está dedicada a quienes hacen su debut en ese escenario por primera vez. Se llama: Into the Circle (En el círculo).