Santiago Botero, de la nostalgia del pedal y la pasión por compartir su visión del ciclismo
El excorredor profesional, que dejó huella en Europa, sigue inmerso en el pedalismo, pero esta vez desde la faceta de comentarista de televisión. “Busco contarle a la gente lo que se vive en el pelotón”, expresa.
Santiago Botero es considerado uno de los mejores en la historia del ciclismo de Colombia.
FOTO CORTESÍA CARACOL
A Santiago Botero se le recuerda montado en una bicicleta y dándole al país grandes triunfos en uno de los deportes más queridos en Colombia. Muchos celebraron su título mundial de contrarreloj (2002) o las etapas que consiguió en el Tour de Francia o la Vuelta a España.
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Hace varios años colgó la bicicleta (como profesional) y se metió de lleno como comentarista en las transmisiones del Canal Caracol de las grandes vueltas al lado de Goga (Giorgina Ruiz) y JJ Osorio. EL COLOMBIANO habló con él justo al inicio del Giro de Italia-2025.
¿Cómo fue el proceso de pasar de ciclista a comentarista?
“Como todo en la vida, arrancar no es fácil. Tomar la decisión cuesta porque uno pasa de ser experto en un campo —en mi caso, el ciclismo— a ser un novato en otro. Y eso fue lo que me sucedió. Al principio me tocó ser muy terco para no desistir. Yo sabía que no tenía la experiencia ni el dominio del micrófono, ni sabía cómo darme o darle el espacio a los demás, ni cómo entrar en el momento justo. Me faltaba práctica, y eso me costó. Llegaba a la casa con dolor de cabeza. Éramos cuatro en la mesa en Caracol: Goga y Rubencho como narradores, y del otro lado Jota Jota y yo. Había dos narradores, y yo intentaba opinar sobre la imagen, pero ellos ya estaban hablando de otra cosa, entonces no era acertado. Con el día a día, preparación y la ayuda de los compañeros, fui haciéndome un espacio”.
¿Sufre cuando ve a los ciclistas, en ese momento en el que usted también estuvo?
“Sí, claro. Uno hace fuerza desde acá y le da nostalgia. Cuando estaba compitiendo uno simplemente bajaba la cabeza y ya, pero ahora lo veo desde otra óptica y se valora mucho más lo que consiguió en su momento, porque ve el riesgo. Se ve desde otro prisma. Entonces, sí, sí extraño y valoro mucho el esfuerzo, el riesgo que asumen los corredores. Además, se puede ver cómo ha venido evolucionando a través de los años el ciclismo: cada vez es más exigente, competitivo. Hay estándares más altos en todos los campos: la alimentación, preparación, manera en cómo funcionan los equipos. Ya no es solo un staff compuesto por mecánico, masajista y técnico, sino que hay especialistas de aerodinámica, en redes sociales, una cantidad de gente impresionante...”.
¿Alguna vez se imaginó que iba a ser comentarista?
“No, nunca se me pasó por la cabeza. Yo era muy tímido, todavía lo soy. En la universidad y en el colegio había algo que evitaba a toda costa: exponerme en público. Me daba pánico escénico y me bloqueaba. Si era así, mucho menos pensaba en trabajar en un medio como comentarista.
Pero las circunstancias de la vida me fueron llevando por ese camino. Siempre me he caracterizado por asumir retos, incluso cuando siento que algo no es lo mío. Así fue con el ciclismo. Me gustaba, pero una cosa es que te guste y otra es vivir solo en Europa, jugándotela por completo.
Aquí fue lo mismo. Lo asumí como un reto y me dije: ‘Vamos a ver. Si funciona, bien; si no, también. Pero me voy a dar la oportunidad’”.
¿Qué le ha parecido más fácil: el ciclismo o comentar?
“No, comentar es obviamente mucho más fácil. Hoy en día no hay punto de comparación; son dos cosas completamente distintas. Lo que yo hago con los comentarios no es tanto sacar lo que se está viendo, sino que busco contarle a la gente lo que puede estar pensando el ciclista y lo que realmente se está viviendo dentro del pelotón. Eso nunca lo sabe el público, nunca lo había conocido, porque siempre, en los medios, el que narra o comenta ha sido un comunicador.
Eso cambió hace unos ocho o nueve años, cuando se conformó el Team Caracol y se incluyó, en mi caso, a un ciclista como parte del equipo.
Eso cambia mucho la perspectiva y la visión. Para mí ha sido un reto transmitir esa información al público, tratando de interpretarla para esa persona que se acaba de sentar frente al televisor y que no sabe mucho de ciclismo. La idea es explicarle sin hacer sentir mal al que sí sabe. Se trata de darle más herramientas para que entienda el deporte, que no es individual, sino colectivo. El esfuerzo que implica estar en carrera, los riesgos... Todo lo que significa el ciclismo”.
¿Cuál de las tres grandes vueltas le gusta más y por qué?
“El Tour de Francia por lo que significó para mí. Fue mi segunda gran vuelta, pero la que me dio un nombre a nivel mundial. Por los triunfos, la exposición mediática, que no se compara con las otras. Por eso los equipos llevan lo mejor de lo mejor al Tour. El nivel es altísimo”.
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Pensando en los grandes ciclistas colombianos de antes y de ahora, ¿cómo armaría usted al ciclista ideal?
“El ciclista ideal creo que lo tenemos hoy. Es el resultado de una evolución que viene desde los años setenta, incluso desde los sesenta. Lo bonito de Colombia es que tiene historia en este deporte. No es un fenómeno reciente, como pudo haber sido la Fórmula 1 con Juan Pablo Montoya, que fue algo más puntual. El ciclismo en Colombia tiene una trayectoria muy larga.
Y el deportista ideal es el que tenemos hoy: Egan Bernal, por ejemplo, en mi opinión. Aunque también se podría hablar de una mezcla de varios. Rigoberto, por su carisma, su liderazgo y su forma de asumir responsabilidades y presiones. Egan, por esa capacidad de sufrimiento sobre la bicicleta, por su fortaleza para levantarse de situaciones complejas. Nairo, en su momento, por su regularidad. Daniel Felipe Martínez, por sus virtudes en la contrarreloj. Y Fernando Gaviria, por su explosividad y velocidad.
Hoy en día, los representantes que tenemos en Europa muestran esa evolución. Podríamos verlos como la imagen del ciclista ideal. Claro, un ideal total sería alguien como Pogačar, por poner un ejemplo, pero un corredor así aparece cada 50 o 60 años.
El ciclista colombiano ha evolucionado. Hoy es un corredor que puede ser líder de un gran equipo. Antes nos destinaban únicamente a la montaña. Ya no. Ahora son ciclistas bien ubicados, que saben meterse en los embalajes, que manejan los vientos laterales con destreza, que era uno de los puntos débiles en generaciones anteriores”.
¿Cómo cree que les va a ir a los colombianos en el Giro?
“Yo creo que les va a ir bien. Tenemos cinco representantes: Éiner Rubio con Nairo, que aporta toda su experiencia —Nairo va por etapas—. Por otro lado está Egan, que ya se ve en una mejor condición después del duro accidente que tuvo hace dos años. Y el otro es Daniel Felipe Martínez, que ya fue segundo detrás de Tadej Pogačar, así que conoce bien la prueba. Lo importante es que tenemos representación. Hay muchos países que no tienen corredores para seguir, y nosotros tenemos cinco ciclistas de mucho peso. Por eso, ya con eso, nos podemos dar por muy bien servidos”.