Medellín

La Serpiente: el plan para que La Playa sea un centro comercial a cielo abierto

La Avenida que hasta hace años fue la casa de las familias más acaudaladas de la ciudad quedó en el abandono. La Serpiente es un nuevo intento por recuperarla.

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Estudió Comunicación Social y Administración de Negocios en la Universidad Eafit. Llegó a El Colombiano en 2022 para escribir crónicas y reportajes, y ahora hace parte del Área Metro. Antes trabajó haciendo pódcast.

hace 46 minutos

Si se tiene en cuenta la historia de esta ciudad que acabó de cumplir 350 años, se podría decir que a pesar de estar metida en un estrecho valle de montañas, durante buena parte de su historia, y hasta hace relativamente poco tiempo, tuvo playa.

Hace un par de meses, la Alcaldía de Medellín anunció una millonaria inversión (casi $200.000 millones) en un megaparque que tendrá una playa artificial casi tan grande como la de San Andrés y grandes piscinas que simularán un mar, un proyecto celebrado por muchos, pero que no ha estado exento de críticas por quienes consideran que más barato y más fácil era que Medellín recuperara su playa original.

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Canalizada y sepultada hace ya casi un siglo, olvidada por las viejas generaciones e ignorada por las nuevas, la ahora Avenida La Playa padece de males similares a los que dieron pie a su primera sepultura: desorden, malos olores e insalubridad. Hace un siglo, como ahora, eran pocos los que pasaban por allí por gusto.

Pues bien, mejor que tener que escoger entre el parque con playa de arena y la tradicional playa del centro, sería tener las dos. Y así como la Alcaldía anunció el inicio de las obras del megaparque, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín ya empezó a trabajar para recuperar la otra.

Y es que lo que alguna vez fue el paseo obligado de la élite medellinense, donde las quintas majestuosas miraban hacia el agua cristalina de la quebrada Santa Elena, hoy lucha por no ahogarse entre el ruido, el abandono y el concreto. Sin embargo, la Sociedad de Mejoras Públicas (SMP), la misma entidad que hace más de un siglo impulsó el embellecimiento de la ciudad, lidera ahora un movimiento cívico para rescatar este eje patrimonial.

Su nombre es “La Serpiente”, una apuesta por la renovación urbana que busca devolverle la dignidad a la Avenida La Playa.

Para entender la magnitud del desafío, hay que mirar atrás. La Avenida La Playa no es una calle cualquiera; históricamente fue la “fuente nodriza” de la Villa de la Candelaria, el lugar que proveyó agua y determinó el asentamiento colonial durante el siglo XIX y principios del XX. Sus orillas albergan todavía las casonas de las familias más acaudaladas y jardines que definieron el paisajismo de la ciudad.

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No obstante, en una decisión que cambió para siempre la cara del Centro, la quebrada fue cubierta gradualmente a partir de la década de 1920, argumentando razones de salubridad y la necesidad de abrir paso al automóvil, el afluente de 20 puentes quedó sepultado bajo el asfalto, transformando el paisaje bucólico en una arteria vial. Ahora, Fernando Ojalvo, expresidente de la SMP, explica que el nuevo proyecto retoma esa memoria geográfica: “Se llama La Serpiente porque la avenida La Playa es como una especie de serpiente y porque serpiente en el idioma Tayrona es renovación”.

A diferencia de intervenciones anteriores centradas solo en el cemento, “La Serpiente” se plantea como una plataforma de gestión integral que une a más de 20 instituciones, incluyendo a Bellas Artes, Comfama, Corpocentro, el Metro y la Alcaldía. El plan piloto, o Fase 1, comprende el tramo desde el Museo Casa de la Memoria hasta la Plazuela Zea.Pero el proyecto se estructura en cuatro dimensiones estratégicas: La serpiente participativa, para fomentar el diálogo y la apropiación cívica; La serpiente verde, enfocada en la renaturalización y sostenibilidad ambiental; Habitar la serpiente, que busca un uso diverso del espacio, vivienda digna y seguridad, y La serpiente cre-activa, para fortalecer la identidad cultural y el patrimonio.

La meta es ambiciosa: “Tenemos que convertir este paseo de La Playa en el centro comercial a cielo abierto más grande de Colombia”, asegura Ojalvo. Para 2025, se proyectan inversiones iniciales por $160 millones provenientes de la SMP y la Fundación Universitaria Bellas Artes, con miras a gestionar recursos por $520 millones hacia 2026.

La urgencia de esta intervención es innegable. Informes recientes de este diario han evidenciado cómo el sector se ha convertido en un foco de basuras, malos olores y ocupación indebida del espacio público.A pesar de que la primera administración de Federico Gutiérrez invirtió cerca de $28.000 millones en su recuperación, el mobiliario urbano ha sido vandalizado: las bancas están desvencijadas, faltan tapas de alcantarillado que se convierten en trampas mortales y los adoquines presentan daños prematuros. Residentes y comerciantes denuncian que las jardineras son usadas como baños públicos por habitantes de calle y que el ruido, especialmente hacia el sector de Boston, impide el descanso.

La administración actual ha intentado frenar el caos mediante la instalación de un Puesto de Mando Unificado Social (PMUS) con 88 funcionarios dedicados a recorrer el territorio entre el Teatro Pablo Tobón y La Naviera. Estrategias como “Plan Despertar” y jornadas de limpieza buscan mitigar el impacto de la habitancia de calle y los residuos.

Sin embargo, la SMP busca ir más allá de la reacción policial. Al cumplir 125 años, la entidad que le dio a Medellín obras como el Jardín Botánico, el Teatro Pablo Tobón Uribe y el aeropuerto Olaya Herrera, quiere liderar nuevamente la transformación activa de la ciudad,.El proyecto “La Serpiente” no solo busca mejoras físicas, sino una reconexión emocional y cívica con el Centro.

Con el centenario del Palacio de Bellas Artes en el horizonte, se espera que este edificio sirva como faro para devolverle la luminosidad a un sector que se resiste a perder su historia bajo la sombra del abandono.Como lo señala el arquitecto Luis Fernando González, intervenir este sector es complejo y no se trata solo de destapar una quebrada, sino de resolver problemas integrales de movilidad y sociedad. “La Serpiente” es, entonces, el intento más reciente de reconciliar a Medellín con su origen.