Ese sector de Medellín, que está a escasas cuatro cuadras de donde los gobiernos locales toman las decisiones en la ciudad (La Alpujarra) espera que lleguen oportunidades para su gente y obras de integración del territorio, especialmente aquellas que transforman el espacio público.
“Estamos ubicados en el corazón de Medellín, más de 20 rutas de buses pasan por la avenida Oriental y hay tres estaciones del metro. Aún así hemos sido un sector olvidado, no hemos visto una intervención real por parte del Municipio”, afirmó Raúl Chávez, de la fundación Viento Fresco que trabaja con niños y madres cabeza de familia.
Las calles de este barrio de la comuna 10 rememoran la historia. En el páramo Niquitao de Venezuela, Félix Ribas, Rafael Urdaneta y Vicente Campo Elías derrotaron una facción del ejército realista en la batalla por la independencia de ese país. De ese hecho se desprende que a principios del siglo XX esta zona de Medellín recibiera ese nombre.
Lo que pide la comunidad
Una de las iniciativas de la organización social es un programa de deporte con el que atienden cerca de 100 niños mayores de 10 años. Sin embargo, denuncian que el barrio no cuenta con el espacio público suficiente para desarrollar dichas estrategias. “Aquí unos 2.000 niños no tienen ningún lugar para su esparcimiento y el de sus familias. Hay que subir casi a diario a una cancha de San Diego que linda con la Asomadera”, comentó Sergio Mejía, director de la fundación.
Con su percepción coincide Carmen Raigosa, habitante del sector, que reconoce cambios, pero cree que aún falta acompañamiento. “Antes uno veía a los muchachos tirando droga en todas las esquinas, robaban mucho y dicen que abusaban de las niñas. Eso ha cambiado significativamente, pero queremos tener un lugar tranquilo donde los niños puedan jugar en un parque, en el que las mamás las capaciten para que tengan su propio trabajo y no tengan que acudir a otras cosas como la prostitución” expresó.
Manifiestan que han hecho llamados a diferentes entidades gubernamentales para estos temas pero no han obtenido respuesta. “He expuesto la necesidad de un lugar de esparcimiento en Niquitao pero no ha pasado nada. Al lado del colegio tenemos una manga vacía en donde se podría construir, incluso de la mano de la misma comunidad, un sitio de recreación para la familia”, propuso Charlie Calle, integrante del Consejo Territorial de Planeación que también hace trabajo social en la zona.
En diseño
Frente a los planteamientos de la comunidad, la secretaria de Infraestructura Paula Palacio indicó que ya se están haciendo los estudios y diseños “de un espacio proyectado al lado del colegio, que nos permita tener actividades lúdicas y recreativas para los niños”. Precisó que la intervención se hará teniendo en cuenta las necesidades de la comunidad y podría ejecutarse antes de terminar este semestre.
Agregó que se tiene prevista una jornada de aseo y ornato en el parque San Lorenzo para marzo, dentro del programa Ruta de la Confianza que propicia el mantenimiento del espacio público.
Cuando los carros pasan por Niquitao aumentan su velocidad y la comunidad se siente estigmatizada. “Aunque sí existen problemas hay gente como en cualquier otro lugar, que tiene sueños, esperanzas y ganas de salir adelante. Por ejemplo, tenemos un chico de 12 años, con una familia conflictiva, envuelta en temas de microtráfico. Tú le preguntas si probaría alguna droga y él dice: ‘No, voy a ser futbolista’. Por eso necesitamos oportunidades”, afirmó Mejía .
2.000
niños tienen que desplazarse constantemente a otro sitio para recrearse, Mejía.