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Así funciona el primer colegio maestro de Medellín

La institución, recién inaugurada, será piloto en la ciudad en la jornada única. Aumentará la capacitación de los alumnos, en su mayoría hijos de trabajadores informales del centro de Medellín.

  • La lúdica y el deporte son vitales para fortalecer la educación de los niños y jóvenes. Las modernas instalaciones también cuentan con aulas para 40 alumnos y restaurante. FOTOS Julio C. herrera.
    La lúdica y el deporte son vitales para fortalecer la educación de los niños y jóvenes. Las modernas instalaciones también cuentan con aulas para 40 alumnos y restaurante. FOTOS Julio C. herrera.
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15 de febrero de 2015
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Desafiando carros, motos, cambuches de indigentes y aceras llenas de chatarra, el niño Juan Esteban David todos los días, muy de mañana, recorre en su silla de ruedas arrastrada por su madre, casi un kilómetro para llegar a la Institución Educativa San Benito, el primero de tres colegios maestros que tendrá Medellín.

Lo hace con felicidad y entusiasmo a pesar de sus quebrantos de salud que hacen que su progenitora, una mujer que no tiene más de 30 años, camine constantemente hacia el colegio desde el Barrio Prado Centro, para llevarle las medicinas.

El motivo de tanta satisfacción, dice el niño, es el colegio en el que empezó el 14 de enero el sexto grado.

“Antes estaba en la escuela Francisco José de Caldas, que la pasaron para la Institución Educativa San Benito y me tenían que subir varias personas por las escalas. También se me dificultaba ir al sanitario. Aquí hay rampas y baños para nosotros los niños con discapacidad”, contó.

“Lo que más admiro, aseveró, es que nos tratan como a cualquier otra persona, sin discriminaciones, pero tampoco con preferencias. Tenemos que estudiar y esmerarnos por nuestro estudio como los demás y eso me motiva, porque quiero aprender mucho para cumplir mi sueño de ser investigador judicial”, concluyó el niño mientras se pone unos guantes para mover la silla.

Son vitales

A las 12 del día, al encontrarse con su mamá en el puente del colegio, ubicado en la Avenida de Greiff, con la carrera 56, otro niño, compañero de Juan Esteban dice en voz alta. “Si quiera están los policías aquí”.

Y no es para menos. Aunque va acompañado por su madre, los alrededores de la institución atemorizan, por la presencia de numerosos indigentes, que acumulan cantidades de basura, la que transportan desde distintos sitios del centro hasta allí para seleccionar el reciclaje, y consumidores de drogas, hombres y mujeres de todas las edades.

Como si fuera un adulto, el niño reflexiona sobre el colegio. “El día en que la Policía no esté aquí no sabemos qué va a pasar. Ellos son muy importantes para nosotros y el jefe de ellos, el General, vino y nos aseguró que se declaraba padrino de nosotros”.

El pequeño, quien desapareció, cogido de la mano de su mamá por las calles del centro, rumbo a la pieza de inquilinato donde vive con otros dos hermanitos y sus padres, desplazados del municipio de Buriticá, no estaba diciendo mentiras.

Consultado sobre las palabras del niño, el general José Gerardo Acevedo, comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, las confirmó y justificó su decisión.

“Todo comenzó el año pasado cuando iba en una moto de la Policía a tanquearla en la bomba que nos corresponde. Me llamó la atención un colegio vecino en construcción. Vi entonces que el entorno lleno de talleres, bodegas de reciclaje, prostitutas, habitantes de calle, drogadictos, carros y ollas de vicio, no era el mejor sitio para una institución educativa de las perspectivas que se le veía por la construcción, moderna y atractiva”.

En ese momento, manifestó, pensé que por este colegio había que hacer algo, pero nadie estudiaba allí.

¿El destino?

A mediados de enero la sección de Infancia y Adolescencia de la Policía había empezado a poner en ejecución el programa nacional “De regreso al colegio, tu Policía te acompaña”.

Por cosas del destino o por el compromiso de un alto oficial con la comunidad, la comandante de la unidad en el Valle de Aburrá, la capitana Andrea del Pilar Rojas Ortiz, lo invitó al lanzamiento de la campaña en uno de los colegios.

Madrugaron y la oficial lo llevó a un colegio del que no le dijo el nombre. Cuando llegaron, el general Acevedo se encontró con que se trataba del colegio que el día de la tanqueada se había comprometido mentalmente a ayudarlo.

“Como me decidí echármelo al hombro, no dudé en decirles a los estudiantes, padres y maestros, que la Policía y yo seríamos los padrinos, el niño tenía toda la razón”, concluyó el General, quien el miércoles pasado realizó su tercera visita con motivo de una toma lúdica que le hicieron los niños a la vecina plazoleta de Zea, un lugar asediado por drogadictos, prostitutas y habitantes de calle.

Unión de esfuerzos

La rectora Margarita Sánchez destacó el apoyo de la Alcaldía y otras secretarías como Salud, Gobierno y Movilidad. Resaltó que la vinculación de la Policía Metropolitana ha sido fundamental para cumplir uno de los objetivos de la institución: apropiarse de la zona para impulsar el resurgimiento y prosperidad del barrio San Benito y los alrededores sometidos al ostracismo por las drogas y la falta de oportunidades.

“Hemos tenido la constante compañía de la Policía y sus secciones de Infancia y Adolescencia, Medio Ambiente y del programa Dare (Educación para Resistir el Uso y de Drogas y Vicios)”, destacó la educadora.

Dijo que inicialmente habían proyectado el colegio para 350 estudiantes, que hacían parte de la fusión de las instituciones escuela Francisco José de Caldas y Madre Marceliana, que hacían parte de la Institución Educativa Tulio Ospina.

Las expectativas se superaron y hoy alberga 510 niños y jóvenes, habitantes de barrios vecinos e hijos de vendedores de confites, minutos de celular, trabajadores informales, de los talleres cercanos y de la plaza Minorista José María Villa.

Recalcó que en la actualidad terminan unas adecuaciones a la infraestructura y se organiza el restaurante escolar para suministrarles a los alumnos desayuno y almuerzo para la jornada escolar extendida que será de 7:00 a.m. a 1:00 p.m. para preescolar; 7:00 a.m.-1:00 p.m., primaria, y 7:00 a.m. a 3:00 p.m., bachillerato.

La educación es media académica, pero se analiza una media técnica de acuerdo con las necesidades del sector, conformado por talleres de metalmecánica, carpinterías y comercio.

Está concebido como un Colegio Maestro, porque inspira, enseña y está en contacto con la comunidad. Integra estrategias como Jornada Única, un Proyecto Educativo Institucional basado en la ciencia y la innovación y Jornada Complementaria con espacios para actividad lúdica.

Van muy bien

La secretaria de Educación de Medellín, Adriana Arcila Rojas, comentó que el colegio va muy bien, porque iniciar una institución de estas características de cero es todo un reto.

“Ya tenemos la planta de cargos lista nos faltaban profesores de Castellano y Matemáticas y ya llegaron, hay 18 educadores y un coordinador, más la rectora.

Los detalles que le faltan a la infraestructura se están terminado.

“Lo importante es que la comunidad está contenta y ven en este establecimiento una oportunidad para que sus hijos se capaciten y salgan adelante y para el desarrollo del barrio y el centro de Medellín”.

El reto en estos momentos, manifestó la funcionaria, es que la comunidad y el entorno se apropien de la institución.

Destacó el apoyo que ha recibido el colegio por parte de distintos despachos de la Alcaldía y de la Policía Nacional que dos meses antes de abrir las puertas ya estaban pendiente del centro educativo, ya que el entorno es muy vulnerable.

También fueron vinculados los comerciantes y venteros ambulantes para acompañarlos para que cuiden el espacio y tengan en cuenta que están al rededor de una institución educativa.

Otro aspecto importante de este nuevo colegio es el trabajo con los padres que, en su mayoría, viven de la supervivencia en el centro y porque muchos de los niños se están apenas adaptando a la educación, porque hacían ventas con sus progenitores.

Al finalizar la semana llegó al colegio un psicólogo que trabajará temas de convivencia y participación.

Charlas en prevención

Ana María Restrepo, gestora de Salud, de la Secretaría de Salud de Medellín, indicó que con el Programa Escuelas y Colegios Saludables que se lleva a cabo en todo Medellín, le están brindado atención psicosocial a los estudiantes y sus padres.

Además trabajan con un equipo de psicólogo clínico, trabajador social, nutricionista, bacteriólogo y cuando lo necesitan médico, para hacerles diagnósticos en salud a los estudiantes.

Por su parte el patrullero Norberto Roldán del Grupo de protección Ambiental y Ecológica de la Policía la Policía Metropolitana, al concluir una charla con los niños de sexto manifestó que como el General es el padrino del colegio, ellos constantemente están dictándoles conferencias.

Las charlas las enfocan en el cuidado que los niños deben tener con los animales, en especial con sus mascotas, y sobre la protección de la fauna y la flora.

“Se les insiste mucho en que no deben tener en sus casas animales silvestres que no deben atentar contra ellos”, contó el uniformado.

Otro de los programas importantes que realiza la Policía en esta institución es el Dare, que busca prevenir que los niños y adolescentes caigan en las drogas.

El trabajador de un puesto en la Plaza Minorista, Carlos Cataño, al reclamar a su hijo de seis años que está en preescolar, destacó lo cerca que le quedó el colegio de su lugar de labores y la atención y cuidados que les dan los maestros.

“Vivo en el sector de El Bosque y me quedó muy fácil matricular hace cinco días al niño aquí. Mi hijo está contento y yo tranquilo por la facilidad para venir a traerlo y reclamarlo cuando culminan la jornada”, destacó el padre de familia.

Al recorrer los alrededores del colegio preocupan, por lo menos, siete ollas de vicio, que funcionan en casas que se ven como abandonadas.

510
niños y adolescentes tiene matriculados hasta el momento la institución.
18
profesores hacen parte de la planta de docentes que tiene el colegio.

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