Eran las 3:00 de la mañana cuando el ruido y el desorden reemplazaron a la quietud. El escándalo quedó registrado en video: hombres que corren, mientras gritan, y tratan de trepar una reja. Varios lo logran y siguen la huida. En medio del ruido se escuchan angustiosas órdenes por radioteléfonos. Una fuga masiva se había fraguado y materializado.
Sucedió en el Búnker de la Fiscalía en Medellín, en la madrugada del domingo. Al parecer, los detenidos ejecutaron un plan para fugarse que ya habían urdido tiempo atrás. Pero los resultados no fueron los esperados.
Fueron 13 las personas que burlaron la seguridad, corrieron y saltaron las verjas. Solo tres de ellos lograron salir a la calle y fugarse efectivamente; los 10 restantes fueron recapturados.
Así lo explicó, horas después, la Policía Metropolitana. Y es que los fugados estaban bajo su cuidado, en la Unidad de Reacción Inmediata (URI), que también se le conoce como la carceleta dentro del búnker. El coronel José Galindo, de la Policía Metropolitana, explicó que gracias “la rápida acción” de los policías de los cuadrantes aledaños, además de agentes de la Sijín, se logró la recaptura de las 10 personas. “Desafortunadamente, esas tres personas lograron fugarse en motos. Tenemos el registro de las cámaras de seguridad para dar con su paredero”, precisó el coronel.
La fuga fue aparatosa, como quedó evidenciado en el video. En medio del ruido y el descontrol, la Policía capturó a un hombre que, presuntamente, se habría encargado de ayudar a los prófugos. Esto da pistas de que la fuga, en efecto, fue coordinada y contó con ayuda desde afuera. Esa hipótesis la sustentan las motos en que se volaron las tres personas, que ya estaban dispuestas para eso.
En cuanto a los tres recapturados, ya la Fiscalía les abrió una noticia criminal. Asimismo, el supuesto cómplice fue puesto a disposición del ente juzgador para que se legalice su captura.
La pregunta es cómo lograron salir las 13 personas del Búnker, teniendo en cuenta la seguridad que se presta en el lugar. Al hacérsele este cuestionamiento, el coronel Galindo contestó que “todo es materia de investigación” y que, para demostrar qué pasó, se tendrá que revisar el minuto a minuto de las cámaras de seguridad.
Lo complicado de la fuga es que a la carceleta la separan varias puertas y rejas del exterior, lo que causa suspicacias sobre si los fugados recibieron ayuda de alguien dentro de la institución. Al coronel se le preguntó si el cómplice capturado estaba relacionado con la institución. El efectivo se limitó a decir que se trata de un hombre de 30 años.
¿Ayuda desde adentro?
Llama la atención que esta no es la primera fuga del búnker. De hecho, es relativamente frecuente que esto suceda. Una fuente cercana a la Policía le confirmó a EL COLOMBIANO que es la tercera vez que sucede desde 2019.
¿Hay un problema de fondo en el búnker que permite que estas acciones lleguen a buen término? Para Claudia Carrasquilla, exfiscal contra el crimen organizado de Medellín, sí lo hay. En realidad, no hay un solo problema, sino una conjunción de varios.
Lo primero, explicó la exfiscal, es que salir de la llamada cerceleta es casi imposible sin en el beneplácito de un funcionario. “Seguro fue un tema de corrupción. No es fácil que una persona detenida pueda pasar las dos puertas de hierro, que tienen candados, y son muy pesadas”, comentó Carrasquilla.
Es importante hacer claridad de que en el búnker hay dos calabozos. Uno de ellos es el de la URI, custodiado por la Policía, que fue de donde se fugaron estas personas. Allí llevan a quienes son capturados en flagrancia en las calles de la ciudad. El otro está en manos de CTI de la Fiscalía y a él llevan a personas detenidas con orden de captura o en los allanamientos del CTI.
La exfiscal Carrasquilla está convencida de que esta fuga, así como las que se han presentado en estaciones de Policía, están mediados por la corrupción de algún funcionario. Al coronel Galindo se le preguntó por eso, pero solo respondió que es muy pronto para saberlo.
La exfiscal reforzó su teoría: “Los muros son muy altos, por ejemplo. Alguien desde adentro tuvo que haber permitido la fuga. Son cosas que se planean con anticipación. Alguien les tuvo que ayudar a hacer abrir los candados. En mi concepto, siempre que pasa esto hay corrupción”.
Otro de los problemas que desencadena las fugas es el hacinamiento. Estaciones de Policía y los calabozos del búnker están sobrepoblados desde hace años. Carrasquilla consideró que esto es tan grave que no permite, siquiera, que los sindicados reciban “un trato humano”. Están en condiciones deplorables, durmiendo unos sobre otros, con enfermedades.
El 13 de mayo de 2021 se presentó una de las fugas más grandes de los últimos tiempos. Fue en la estación de Manrique, de donde se fugaron 18 personas. De ellas, tres estaban condenadas y 15 estaban sindicadas por diferentes delitos
