Como hija del pueblo, Alina Marcela Restrepo Rodríguez no rechazó el reto, por ofrecimiento del gobernador Luis Pérez Gutiérrez, de ser la alcaldesa de Barbosa, mandato que asumió por encargo el pasado 18 de febrero y que al final terminó ejerciendo en propiedad ante los líos judiciales, por presunta corrupción, del titular de ese despacho (Édison García), que lo llevaron a la cárcel desde octubre de 2018, donde sigue confinado.
El día de su posesión, esta contadora pública, exsecretaria de Hacienda y exalcaldesa (e) de Barbosa en 2002, juró ante el gobernador que ejercería su cargo con total transparencia y compromiso.
“Tengo un compromiso con Barbosa, con mi pueblo. Quiero asumir este reto con responsabilidad y honestidad, devolverles la confianza a los barboseños, una gobernabilidad que hace días venía perdiéndose”, afirmó.
Con ella, iniciamos esta serie de entrevistas y notas sobre la gestión de los diez alcaldes del Valle de Aburrá, que también incluyen al Gobernador y el director del Área Metropolitana, Eugenio Prieto Soto.
Han pasado nueve meses desde que asumió el cargo, ¿por qué se le midió a tomar las riendas de un municipio con tantos problemas, especialmente relacionados con la corrupción?
“Porque soy de Barbosa, conozco el territorio y me duelen las necesidades del municipio, debido a esto lo asumí a pesar de tantas complicaciones, con una situación tan dura administrativa y financieramente. Creo que el trabajo lo hemos venido adelantando bien, con transparencia y trabajando de la mano con juntas de acción comunal y los líderes que conocen el territorio”.
¿Usted como barboseña conocía la situación de corrupción en que estaba inmiscuido el alcalde o la tomó por sorpresa?
“Uno en el pueblo se da cuenta de todo y había comentarios de que estaba perdida la plata, no se estaba ejecutando bien el presupuesto y eso le duele a uno como dueño, porque esto es de nosotros, de todos los barboseños. Me le medí porque es un municipio que da para hacer muchas obras, es un territorio de 206 km cuadrados, 203 de ellos rurales, con 57 veredas, llenas de necesidades. Si uno como gobernante llega a un territorio a hacer las cosas bien, da para cubrir esas necesidades, no en cuatro años, pero si viene un gobernante con la misma tónica, se pueden lograr muchas cosas”.
¿Encontró cosas peores a las que llevaron a la cárcel a Édison García o básicamente fueron las mismas?
“Pues son contratos difíciles de liquidar, que han tenido mucho problema, una placa huella de seis kilómetros que apenas terminamos de liquidar, faltaba el 10 % y ya va a salir licitación para terminarla. Otro fue la vía Matasano-Mocorongo, que había quedado suspendida por los problemas de contratación, fue muy difícil de recuperar el proyecto, pero me di la pela y lo vamos a sacar adelante”.
¿Logró ordenar la casa, teniendo en cuenta que es un municipio pequeño, con poco presupuesto y fuera de eso saqueado por corruptos, o fue muy difícil?
“Sí fue difícil, porque llegar a hacer un diagnóstico y encontrar la parte administrativa un desorden, la parte financiera también, es como usted dice, llegar en diez meses a arreglar la casa y se hizo un dos por tres. Los procesos de contratación los adelantamos con la Ley 80, dependiendo de la cuantía. Llegar a implementar cambios y lograr que la gente se acople ha sido complicado, pero creo que tuvimos buena respuesta”.
¿Entrando en las ejecutorias propiamente, qué avances logró en materia de seguridad, porque las bandas de Bello han tenido incidencia acá y cuando las acosa la Policía se van desplazando a otros municipios vecinos?
“Yo creo que vamos bien, Barbosa es tranquilo, a pesar de la cercanía con Bello; este año tenemos 14 homicidios, cuatro menos que el año anterior, y muchos ni siquiera fueron por violencia de bandas sino por riñas. También nos suman muertos que recogen del río pero no son de acá. Iniciamos una adjudicación para mantenimiento y adquisición de cámaras de vigilancia, al llegar había 32 y 90 % estaban malas, hubo que repararlas. Con la Policía y el Ejército hacemos consejos de seguridad cada semana. Tenemos seis cuadrantes de Policía, pero para 57 veredas es insuficiente, por lo que el Ejército nos ayuda con el cubrimiento en las zonas rurales”.
La comunidad se ha manifestado en contra del peaje El Trapiche, pide que lo trasladen. ¿Que posición tiene usted frente al tema?
“La alcaldía apoya la situación, le ha pedido al Gobernador que nos apoye y se le ha pedido al comité de la marcha que hagan las cosas como se deben hacer para que las marchas salgan bien. Barbosa se afecta con el peaje, porque es el único municipio del área metropolitana que tiene dos peajes (el de Navarra, en Bello, y el Trapiche). El peaje nos ha afectado el turismo”.
¿Si Barbosa es más del 98,5 % rural, qué se hizo en el cuatrienio en beneficio de los campesinos, que son su población principal y que el alcalde Edison García siempre decía que eran el foco de su gobierno?
“En este tiempo no se hizo mucha inversión en la parte agropecuaria. Se sembraron 169.000 árboles, se compró un predio financiado por la Gobernación en la finca Monteloro, en la vereda Cestillal, donde se sembraron 67.000 árboles. También trabajamos proyectos productivos con la comunidad, como el centro de transformación, donde transformamos café de buena calidad, también un aderezo de cebolla que se produce en la vereda Altamira y la panela pulverizada; ese centro tiene la ayuda de la Secretaría del Medio Ambiente y la fundación Grupo Social, pero lo más importante son las vías”.
A propósito de vías, en un pueblo tan rural, con tantas veredas, las vías son clave para los campesinos. ¿cómo queda el municipio en esta materia?
“Es cierto, acá las vías son prioritarias, son muchas vías y los campesinos necesitan sacar sus productos, pero las vías en mal estado lo impiden. Acá se hizo una placa huella en unas veredas, pero se le apuntó a otras con recursos de regalías, una de 1,7 km en la vereda Palacio-El Popalito, y estamos adjudicando otra de 1,5 km para otras cinco o seis veredas. En placa huella, que es en asocio con la Gobernación, se hicieron seis km y dos tramos de 1.7 y 1.5 km (en total 9.2 km) y se pavimentaron 5.1 km de la vía a Mocorongo. Quedan muchos kilómetros por hacer, por ahí el 90%, para placa huella”.
¿En qué tema del Plan de Desarrollo no se cumplió, entendiendo que usted llegó al cargo ya en el tramo final, sin mucho margen de maniobra?
“Creo que en vivienda fue muy poco el avance, podríamos decir que no se construyó vivienda en este cuatrienio. Hemos logrado hacer un banco de materiales de vivienda, vamos a empezar a dar mejoramientos, para ello hicimos inventarios de las familias más necesitadas y hacia ellas va a llegar la ayuda. Con el Comité de Gestión de Riesgo hemos ayudado a las familias que se han afectado en emergencias y actualmente les pagamos arriendo temporal a tres que fueron desalojadas del asentamiento El Porvenir, que estaban en alto riesgo. A futuro hay que buscar apoyo del gobierno para vivienda de interés social, acá hay lotes pero no hay dinero”.
La Institución Educativa Rural El Hatillo, construida con aportes del Área Metropolitana, tiene problemas de humedades y se inunda en invierno, ¿por qué no se ha corregido la situación?
“El Hatillo es un megacolegio entregado en 2016 y es cierto: como es abierto, cuando llueve fuerte el agua se entra y se estanca en la cancha, pero el Amva está mitigando el problema de las lluvias con un Tunel Liner que recoge las aguas en la parte alta y la lleva por tuberías para que no se entren a la cancha. Se está haciendo una inversión de $900 millones. En este periodo se construyó el colegio Manuel José Caicedo, para jornada única, al que le falta la parte de urbanismo, y se entrega en un mes. Va a beneficiar a 1.400 alumnos. Y se construyó un edificio para funcionamiento de la educación superior, con una inversión de $2.500 millones, que será de utilidad no para Barbosa sino para municipios vecinos”. (Ver página 12).
¿La gente se queja por el mal servicio en el hospital, qué está pasando allí?
“El hospital tiene problemas financieros, deudas, y hay que fortalecerlo. Se debe hacer un estudio del personal para establecer si sí se requiere todo el que hay, porque se ve mucha burocracia y la ley exige un ajuste fiscal. El hospital está en un limbo jurídico, porque está como fundación y tiene que pasar a ESE (Empresa Social del Estado) para poder obtener ayuda del gobierno. La Gobernación y la Seccional de Salud ya entregaron la resolución para adelantar la liquidación. Recientemente, entre la Seccional de Salud y el Gobierno Nacional nos estregaron una ambulancia para poder llegar a las veredas”.
¿Algunas vez fue candidata o quiso ser alcaldesa?
“La verdad no, pero ahora quedé como empezada y sé que podría hacer más cosas”.
¿Si se presenta cree que la elegirían?
“Sí, porque soy entregada totalmente a la comunidad. Toda la contratación la hice a través de Colombia Compra Eficiente, que es la forma más segura y transparente para esos procesos, y creo que hay que darles prioridad a nuestros campesinos, que son los que producen nuestros alimentos y necesitan bajarlos, pero han sido los más abandonados por los gobiernos”.