El robot tiene que cruzar una pista de 3 metros de largo por 2 metros de ancho, sortear unos obstáculos que se han puesto sobre ella, y, finalmente, apagar una vela que tiene una llama que no supera los 25 centímetros de altura.
El cumplimiento de cada uno de esos pasos es el que finalmente da el ganador en el concurso mundial de robótica de la organización RoboRave, del 8 al 12 de mayo en Albuquerque-Nuevo México, y en el que Colombia estará representado con dos equipos y 6 alumnas del colegio Jesús María.
El proceso de llegar hasta una instancia mundial en temas de robótica para estudiantes de secundaria comenzó a gestarse en 2014, cuenta la docente Ana María Quintero, encargada del semillero de investigación/robótica de la institución educativa
Ese año el colegio fue invitado por RoboRave a una capacitación en torno a la importancia de la enseñanza de este campo en los colegios, y fue así como desde ese momento en el Jesús María esta área se convirtió en un eje transversal que engloba y pone en aplicación los conocimientos adquiridos por sus estudiantes en otras materias a lo largo de su vida académica institucional.
Áreas como la programación de computadores, las matemáticas, la física, el diseño mecánico, e incluso competencias en las áreas de lenguaje y la expresión escrita para presentar el proyecto ante el jurado u otras personas son las que estas seis niñas de la institución educativa han desarrollado de manera práctica en los meses y semanas previas al desarrollo de la competencia en Estados Unidos.
Paulina Gallego es una de ellas. Hace parte del equipo DoryRob, junto con Silvana Olaya y Paula Rincón.
Para ella el tema de la ingeniería ha sido una constante desde muy pequeña. “Siempre me ha gustado desde pequeña construir cositas, destruir, ver como funciona todo. Entonces el año pasado vi la oportunidad de desarrollar más estas capacidades a través de competencias nacionales o internacionales, y a mis compañeras y a mi nos interesó y nos metimos”.
Anota que la robótica y la automatización están marcando el desarrollo de prácticamente todos los campos de la vida diaria y por eso le parece interesante poder desarrollar nuevos conocimientos en torno al tema y comenzar a aplicarlos.
“Un robot tiene unas velocidades, eso tiene que ver con la física; también tiene que ser programado, y esa programación se basa en la lógica matemática; de igual manera se relaciona con nuestros aprendizajes de la tecnología” explica Paulina para demostrar cómo el desarrollo de este robot, que parece un juego y un divertimento, lo que hace es unir en un proyecto todo el bagaje aprendido en los años de colegio.
“No todas en mi equipo van a estudiar ingeniería, pero todas vemos que lo aprendido con esto nos va a servir mucho en lo que cada una haga, y por eso nos metimos en este cuento”, expresa Paulina desde el lenguaje fresco de su adolescencia.
María Camila Palacio es una futura especialista en ciencias políticas y negocios internacionales. Hace parte del equipo LogiBot con Sara Vanegas y Estefanía Jiménez.
María Camila ve en la tecnología una puerta para aportar al desarrollo de los países y por eso considera que los conocimientos que adquiere en el Jesús María y aplica en instancias como está son básicos para entender como debe ser su aporte en el futuro a mejorar la calidad de vida.
“Con un mayor acceso a la tecnología se pueden eliminar o reducir las diferencias. Se genera un avance” plantea María Camila, ya pensando un poco como la politóloga y especialista en relaciones internacionales que quiere llegar a ser.
Y aunque en ambos equipos, cada una de sus integrantes se ha especializado en uno de los aspectos básicos que implica el desarrollo y puesta en funcionamiento de sus respectivos robots para afrontar la competencia y resolver eventuales problemas que se presenten en el desarrollo de la misma, cuenta Ana María Quintero que lo más importante que las 6 estudiantes han desarrollado en estos meses previos, es la importancia y la necesidad de trabajar como equipo.
En el desarrollo de esta iniciativa, agrega la profesora, el colegio ha contado con el apoyo de la firma Pygmalion, especialmente con el aporte de ingenieros especializados que ayudan a las niñas no solo de los equipos, sino a todas las alumnas del colegio en sus proyectos del área.