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Cocteles mortales, exceso de consumo de drogas psicoactivas y la posible falta de una red para la atención de adicciones, tienen en alerta a las autoridades de Medellín tras la muerte de dos jóvenes en un lujoso apartamento de El Poblado.
Allí, en la calle 10 Sur con carrera 47, la Policía encontró hace un mes varias botellas de licor vacías y algunos rastros de droga, en particular de cocaína rosada (2CB o tusi) y los cadáveres de dos mujeres de 21 y 23 años. En un centro médico también falleció un hombre de 38 años quien, según los reportes oficiales, también había estado con ellas.
El comandante de la Policía Metropolitana, general Eliécer Camacho, explicó que “en la nariz de una de las jóvenes encontraron más de esta sustancia (2CB), que parece que también la habrían mezclado con licor”.
Y aunque se sabe que no son los únicos casos —entre diciembre y enero, por ejemplo, se supo de la muerte de dos profesores, uno canadiense y otro colombiano, murieron por mezcla de benzodiazepinas con licor, proporcionados por bandas de atracadores— en la ciudad no hay estadísticas que permitan saber con exactitud cuántas personas fallecen por consumo de drogas en la ciudad.
Natalia López, subsecretaria de Salud, explicó que hay un sistema de vigilancia epidemiológico nacional que mide ciertos casos. “No hay datos específicos de las muertes, pero sí reportes epidemiológicos semanales de casos de intoxicaciones”, dijo y aclaró que esos sistemas responden a lineamientos nacionales del Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud.
La vigilancia de las estadísticas de consumo y muertes derivadas del uso de estas sustancias es relevante porque, de acuerdo con las estadísticas nacionales, Antioquia es el primer departamento en consumo en todo el país, excepto en el caso del licor, donde Chocó lleva la delantera.
En el último reporte de Observatorio de Drogas de Colombia, publicado en 2018, se evidencia que Antioquia es la región del país donde más drogas se incautan: 32.370 kilos de cocaína, 3.658 kilos de pasta base de coca, 314 kilos de bazuco, 18.538 kilos de marihuana, 65 kilos de heroína, 1.306 unidades de éxtasis o similares, 319 unidades de LSD, 14.519 mililitros de popper y 23.554 unidades de sedantes.
El general Camacho aseguró que esos resultados se mantienen con tendencia al alza. “La lucha contra las drogas es una prioridad dentro de la estrategia de seguridad ciudadana”, agregó.
En lo que tiene que ver con el abuso, entre el 1 de enero y el 31 de julio de este año, el Sivigila (Sistema de Vigilancia Epidemiológica) informó de 861 personas intoxicadas en Medellín, 446 de ellas por sustancias psicoactivas, especialmente licor y cocaína, incluidas las mezclas de ambas sustancias.
Y en el informe Forensis de 2018, el Instituto Nacional de Medicina Legal (INML) explicó que las estadísticas de muerte por consumo de drogas no son significativas en las bases de datos debido a que “los casos por esta manera de muerte no se establecen simplemente con los resultados de los laboratorios de Toxicología Forense, es necesaria e indispensable la labor investigativa de las autoridades judiciales”, y agregan que no hay retroalimentación por parte de los organismos de investigación.
Lineth Alarcón, toxicóloga clínica y docente de la Universidad de Antioquia, explicó que las muertes por drogas no necesariamente se presentan cuando hay exceso. “Hay muchos factores en juego. Desde la primera dosis hay altos riesgos, incluso de muerte. En Caldas, en 2012, recuerdo el caso de una niña que murió tras consumir una primera dosis”, aseguró.
La experta agregó que todos esos riesgos se potencian aún más cuando hay mezclas de licor y drogas sedantes. Señaló que, por ejemplo, la combinación de éxtasis y alcohol produce arritmias, y la de cocaína con licor puede derivar en convulsiones.
“En los casos de alcohol con benzodiazepinas (el caso de los profesores mencionados) lo que tenemos es una mezcla de dos sustancias depresoras del sistema nervioso y lo que pasa es que la persona se duerme y deja de respirar”, precisó Alarcón.
El panorama se vuelve aún más crítico si se tiene en cuenta que muchas de las drogas que se comercializan son adulteradas, pues hacen parte de una industria ilegal donde no hay controles.
La toxicóloga explicó que las estimaciones oficiales indican que por lo menos el 30 % de la cocaína que se vende en Medellín tiene incorporado Levamisol, un purgante de animales que produce daños en la piel y vasculitis (enfermedades en arterias y venas).
También hay evidencia que señala que el popper es adulterado con hidrocarburos que afectan la visión y a largo plazo causan problemas de fertilidad, hormonas y leucemia.
“Quien consuma drogas entre los 12 y los 27 años debe saber que su cerebro puede no desarrollarse a plenitud y que eso tiene consecuencias. La recomendación es no consumir esas sustancias”, sentenció .