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El edificio Vásquez está muy lejos de recuperar sus mejores días

Aunque ya no luce desolado, sigue distante de ser la gran meca cultural que prometió la Alcaldía de Medellín

  • Este año la Alcaldía ha organizado algunos eventos dentro y a las afueras del Vásquez. Sin embargo, no es cierto que la edificación esté plenamente abierta a la ciudadanía. FOTO camilo suárez
    Este año la Alcaldía ha organizado algunos eventos dentro y a las afueras del Vásquez. Sin embargo, no es cierto que la edificación esté plenamente abierta a la ciudadanía. FOTO camilo suárez
  • Vándalos pintaron la fachada del edificio que además está lentamente llenándose de grafitis. FOTO camilo suárez
    Vándalos pintaron la fachada del edificio que además está lentamente llenándose de grafitis. FOTO camilo suárez

Digámoslo así: para un edificio que alguna vez estuvo en ruinas y fue nido de drogadictos y maleantes, decir que actualmente pasa por un mal momento sería impreciso. Pero también hay que decir que el emblemático edificio Vásquez, en la Plaza Cisneros, está muy lejos de sus días de brillo renovado que alcanzó entre 2006 y 2021, ni mucho menos cerca de ser la meca cultural que prometió la Alcaldía de Medellín cuando sacó a Comfama de allí en abril de 2021.

En aquel momento la Alcaldía justificó la decisión señalando que necesitaba el edificio para reubicar oficinas administrativas que estaban desperdigadas por la ciudad pagando arriendo, lo que le permitiría ubicar a 189 funcionarios, contratistas y asesores, y abrir de par en par las puertas del Vásquez para la gente, habilitando un laboratorio de creación ciudadana, un centro de experimentación digital, un coworking para artistas y ser escenarios de grandes eventos, entre otros.

Seis meses después de esa decisión, EL COLOMBIANO recorrió el interior del edificio y lo que halló fue desolador. En el primer piso había silletas guardadas, en el segundo artículos de oficina para escasos 30 funcionarios y un tercer piso solitario.

Repetimos el ejercicio esta semana, a un año de ese recorrido, es decir, 18 meses después de que el Vásquez pasara a manos de la Alcaldía y lo encontramos fue más alentador que la última vez pero aun muy distante de compaginar con el rimbombante nombre que le colocó la administración distrital: Centro de Desarrollo Cultural Vásquez.

Lo primero que habría que decir es que el Vásquez, al menos por ahora, no es un edificio de puertas abiertas. Tiene un solo ingreso habilitado regularmente y nos tocó presenciar cómo el personal de seguridad le impidió el ingreso, sutilmente, a dos turistas que solo querían echar un vistazo a la arquitectura interior. “Es que a que van a entrar si ahí no hay nada”, fue su respuesta.

Más tarde, ese mismo día, el personal de seguridad negó el ingreso a un fotógrafo de EL COLOMBIANO.

Respecto a la ocupación de la histórica edificación, el panorama luce mucho mejor del que arrojó el último repaso. Funcionan actualmente oficinas de la secretaría de Cultura, de la No Violencia y de la Gerencia del Centro. También evidenciamos que se realizan eventos con cierta frecuencia. Allí hubo este año programación de algunos eventos y realizaron encuentros en el marco de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y su socialización.

También reúne emprendedores víctimas del conflicto y excombatientes. De hecho, esta semana tuvo Feria de Emprendimiento de proyectos de varios lugares de Antioquia.

No obstante, según relataron dos gestores culturales que han sido citados a varias reuniones allí este año, el potencial del Vásquez sigue bastante subutilizado –sobre todo el tercer piso– y que del aluvión de anuncios sobre nuevos espacios solo se ha materializado un par de estos.

Santiago Támara, comerciante del Pasaje Cisneros, asegura que la vida que se marchó con Comfama nunca regresó. Y aunque reconoce que este último año ha presenciado algunos eventos en la Plaza Cisneros organizados por la Alcaldía, sostiene que al extinguirse la extensa oferta de servicios que se ofrecían en el Vásquez el comercio se resintió y de paso –dice– el ambiente en la plaza desmejoró.

En los 18 años que estuvo Comfama a cargo del edificio 300.000 personas se matricularon a sus programas de educación para la vida y formación cultural. En el Vásquez, según sus cifras, Comfama impactó a cerca de 1 millón 500 mil personas.

Santiago recuerda que hace muchos años, a mitad de una tarde ruidosa y soleada, se armó como de la nada un concierto de música clásica con músicos que salieron del Carré pasaron al Vásquez y terminaron en mitad de la Paza ante la mirada de los transeúntes.

Hoy la fachada del Vásquez está lastimada. Hace poco más de una semana fue vandalizada con pintura. En el sector dicen que el personal de seguridad hace rondas seguidas alrededor de ambos edificios, pero que hay algo que definitivamente hace falta: esa dinámica que se construyó durante casi dos décadas de punto de encuentro para un café, de refugio vespertino, de casa para la formación de jóvenes talentos de diversas partes de la ciudad, de turistas con lente ávido y transeúntes. Ese tipo de cosas que se borran con una decisión administrativa y que cuestan recuperarse.

Juan Felipe Zuleta Valencia

Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.

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