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El misterio del lobo que apareció en La Estrella
Corantioquia no revela detalles de cómo llegó a sus manos. Cabe la posibilidad de que se trate de un cruce con un perro.
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El fin de semana pasado, el lobo de La Estrella fue trasladado del centro de cuarentena del zoológico Santa Fe a una jaula vecina de los jaguares y los pumas. FOTO donaldo zuluaga.
¿En qué momento los lobos se separaron de los perros? Esa es una historia de glaciaciones, de cómo unos se quedaron en un lado del estrecho de Bering y otros lo atravesaron. La paleontología todavía no ha revelado con claridad esa historia, pero no se puede negar: el perro, como lo conocemos hoy, viene del lobo.
Para no ir más lejos, Max von Stephanitz, el creador del Pastor Alemán, consignó en su libro hasta cuatro cruces con lobos para llegar al resultado deseado. Y en los últimos años, Estados Unidos ha visto el surgimiento de la raza wolfdog, de la que se estima existen cerca de 500 mil ejemplares.
Ya se ha dicho y escrito mucho sobre el lobo que apareció hace un mes en La Estrella. Corantioquia dice que recibió una llamada anónima en la que les daban la ubicación del animal. Y nada más. Hasta hoy, no hay más detalles de cómo llegó a Colombia.
El lobo fue recibido por Corantioquia y fue entregado al Zoológico Santa Fe, en Medellín. La Universidad del CES también participó en la identificación. Los primeros días, Amarok, como lo llaman en honor a un dios de la mitología esquimal, devoraba a gran velocidad toda la comida que le daban. Temblaba y moría de los nervios con cualquier ruido y movimiento brusco de alguien del equipo. A pesar de tener cerca de un año y medio de edad, pesaba sólo 25 kilos. Un lobo gris de su edad suele alcanzar los 45 kilos.
Hoy, un mes después de haber llegado al Zoológico Santa Fe, en Medellín, pesa 32 kilos y de vez en cuando se le oye aullar. Además, en la jaula en que está, vecino a los jaguares, excava huecos en la tierra para guardar comida, un hábito que suele tener en libertad. Por la mañana le sirven entre dos y tres kilos de perniles de res, con piel, para que pueda ejercitar sus dientes. Entierra algunos pedazos, pero con el tiempo se lo come todo, hasta los huesos y la piel. Además, el zoológico importó un concentrado para lobos que utilizan en zoológicos de Estados Unidos. En la tarde le sirven 500 gramos, y es a base de proteínas de bisonte.
Desde que llegó, el equipo del zoológico ha enviado emails y fotografías a otros zoológicos del mundo consultando al respecto. Nunca habían tenido un lobo. Por eso, todavía es muy incierto tener claridad sobre cuál es la subespecie, e incluso, tener la certeza de que se trate, en realidad, de un lobo gris.
De hecho, ¿acaso no es un lobo muy negro, como se ve en la foto? En la revista Science, el doctor Gregory S. Barsh, profesor de genética de la Universidad de Stanford, encontró que los lobos negros que suelen encontrarse en los bosques sacan esa pigmentación de cruces que han tenido con perros domésticos.
Los lobos salvajes, miles de años después, han vuelto a encontrarse con sus hermanos genéticos perdidos y han tomado nuevos genes. El doctor Gregory S. Barsh afirma que esta pigmentación es una ventaja genética para ocultarse mejor en los bosques.
Por ahora, no se sabe si Amarok se irá a un zoológico de Estados Unidos o se quedará solo en Medellín, porque en Colombia ningún otro zoológico tiene lobos.
Lo cierto es que si se llega a la certeza absoluta de que se trata de un lobo gris, la respuesta de cómo un lobo terminó en La Estrella, Antioquia, tiene como única explicación el mercado negro de especies y el recuerdo del león de Macaco y los hipopótamos de Pablo Escobar
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