Dificultades para conseguir un cupo en las instituciones educativas o una infraestructura inadecuada para sus necesidades son algunos de los retos que deben sortear los estudiantes con discapacidad de Medellín para accedar a las aulas y permanecer en el proceso académico bajo condiciones de equidad.
Esta situación la vive Elizabeth López, madre de Emmanuel Arbeláez, de 9 años y diagnosticado con el Síndrome de Hunter, una enfermedad asociada a otras condiciones como el déficit de atención, la hiperactividad y la limitación física. López manifiesta que, para su hijo, recurrió a las instituciones educativas oficiales porque no tenía la posibilidad económica de acceder a una entidad privada. Sin embargo, el camino fue difícil, desde el inicio, por la discapacidad múltiple de Emmanuel: en muchas instituciones le negaron el cupo, en otras le indicaban que no estaban capacitados para atender su caso.
Ahora que Emmanuel se encuentra cursando el grado primero en una institución educativa regular oficial, la preocupación se mantiene ante la necesidad de que Elizabeth asista como cuidadora y en medio de las dificultades que tiene su hijo para desplazarse entre las aulas que no están adaptadas para la población con discapacidad.
“El desgaste de tener que ir a trabajar y estudiar con ellos es muchísimo. Si van a tener en los colegios regulares a los niños con discapacidad, que capaciten a los docentes. Las infraestructuras tampoco ayudan, porque no hay rampas, ni hay un baño adecuado. Es una situación muy difícil”.
Luis Guillermo Patiño, secretario de Educación de Medellín, señala que en el Sistema Integrado de Matrícula — SIMAT— tienen identificados 14.700 escolares con discapacidad o necesidades educativas especiales y que el programa en el que se acompaña a esta población, denominado La Inclusión es con vos, ha tenido un crecimiento en los últimos años debido a que en las jornadas de búsqueda de estudiantes desescolarizados se han identificado nuevos casos de niños y jóvenes con discapacidad y se han logrado reintegrar a las instituciones educativas.
El funcionario indicó que, ante casos como el de Elizabeth, las familias deben notificar el problema ante la Secretaría para que los profesionales encargados puedan hacer un seguimiento de la situación y buscarle un cupo al niño.
“El objetivo es seguir aumentando los cupos, porque sabemos que hay muchas necesidades y, por supuesto, son niños que tienen dificultades para adaptarse al sistema escolar regular. Reconocemos que puede suceder que algún rector de un colegio se niegue a dar un cupo. Puede pasar, pero la mayoría no lo hacen, pues la muestra es que hemos crecido en la atención de más de 14 mil niños. Pero, si sucede, nosotros mismos nos dedicamos a acompañar a la familia”, agrega Patiño.