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Parque de la Conservación está en déficit, pero planea recuperarse

  • El director del Parque de la Conservación, Jorge Aubad Echeverri, lideró la transformación en 2020 y reapertura en enero de 2021. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
    El director del Parque de la Conservación, Jorge Aubad Echeverri, lideró la transformación en 2020 y reapertura en enero de 2021. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
15 de febrero de 2021
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Después de 60 años en funcionamiento, en 2020 el Zoológico Santa Fe de Medellín se convirtió en el Parque de la Conservación y pasó de la exhibición de animales a un enfoque orientado hacia la educación, conservación e investigación.

Esta transformación se materializó tras la llegada de la pandemia al país y la reapertura con el nuevo concepto de funcionamiento se hizo en enero de 2021, después de diez meses de cierre, en los que el parque enfrentó una crisis económica sin precedentes.

Jorge Aubad Echeverri, director del parque, le contó a EL COLOMBIANO cómo ha sido el proceso de reapertura y los nuevos proyectos de conservación de los 900 animales que allí habitan, así como la actual situación económica del lugar.

Según él, cada mes de cierre por la pandemia le costó a esta entidad privada sin ánimo de lucro al menos 500 millones de pesos, pero gracias a convenios el déficit ha bajado a 1.500 millones de pesos, cifra que esperan reducir con la reapertura y nuevos proyectos futuros.

¿Cómo influyó la pandemia en la transformación del parque?

“Aunque la idea de transformarnos venía desde antes, la pandemia nos permitió repensarnos y en el cierre pudimos acelerar y entrar de lleno en todo el proceso. Este cambio respondía a las necesidades del parque en relación con su entorno, por lo que se replanteó cómo podíamos ser más proactivos en pro de la conservación de la fauna.

Para ello consideramos que tenemos una experticia enorme, en cuanto al conocimiento en el manejo, rehabilitación y reproducción de especies, y en lugar de hacer una transformación tímida, hicimos una transformación decidida y completa. Así, trascendimos de la exhibición y ahora las personas saben qué pasa con cada animal y por qué está ahí, y que esto involucra a los visitantes en el proceso de conservación”.

¿A qué se enfrentó el parque durante el cierre?

“Estuvimos cerrados durante 10 meses y creo que ahí se pueden hacer dos reflexiones. La primera es que ha sido duro y complejo en cuanto el tema económico, pues nadie estaba preparado para algo así y a nosotros también nos ha golpeado, pero también está el tema de la oportunidad en medio de esa situación.

En cuanto al primer punto hay que tener en cuenta que nosotros nunca paramos, el primer día del confinamiento estábamos trabajando, ya que no hemos dejado de salir porque tenemos una colección que fluctúa en 900 animales que hay que atender diariamente.

Por otro lado, consideramos que también en ese cambio del parque queríamos tener un centro de ciencias, trabajar decididamente proyectos de conservación y la situación nos lo permitió. Es decir, pudimos enfocar esfuerzos hacia eso otro que queríamos hacer, entonces hemos avanzado muchísimo en esa reestructuración del parque mismo”.

¿Y cómo está el parque en cuanto al tema económico?

“Este es un parque muy sano financieramente y cuando llegó la pandemia no teníamos deudas, entonces podemos decir que nos cogió preparados. Sin embargo, durante el cierre eso nos duró un tiempo y hemos enfrentado un proceso de endeudamiento.

Se debe reconocer que tras agotar los recursos, las pérdidas fueron enormes y rondaron los 500 millones de pesos mensuales, esa es una cifra global en cuanto a lo que hemos dejado de percibir, pero gracias a proyectos y convenios hemos bajado la deuda, y hoy estamos en un déficit que estimamos en 1.500 millones de pesos.

Se debe resaltar que la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, que es la dueña del parque, es la que ha sostenido el proyecto mismo, pues ha asumido el pago de nómina de los 100 empleados que tenemos y ha garantizado todo el funcionamiento”.

Infográfico
Parque de la Conservación de Medellín enfrenta millonario déficit

¿Tras el cierre cómo fue el tema de la reapertura?

“Fue algo complejo porque no sabíamos a qué nos íbamos a enfrentar al abrir en enero de este año y todavía seguimos incluso ajustando protocolos. Para nosotros el protocolo ha sido muy importante porque tenemos que responder a tres grupos, a los empleados del parque, la protección de los animales y los visitantes.

En este proceso, la experiencia de visitar el parque ahora es distinta ya que el recorrido puede tomar alrededor de unas dos horas y ya es unidireccional, con lo que buscamos garantizar los flujos de personas. Adicionalmente, no se permite el consumo de alimentos, por temas de bioseguridad y por la salud de todos.

En cuanto al ingreso de personas también tuvimos cambios, pues definimos un aforo máximo de 30 %, por lo que ahora estamos operando con un máximo de 915 visitantes, lo que nos garantiza cumplir con todos los protocolos de bioseguridad definidos”.

¿Y cuál es el balance de ingreso al parque?

“En este mes de reapertura el regreso de las personas ha sido de acuerdo a lo esperado, es decir que hemos trabajado muy cerca a ese 30 % de aforo máximo que hemos definido. Por lo tanto, consideramos que estamos bien conforme a lo que esperábamos en esta época de pandemia, obviamente muy por debajo de lo que percibíamos antes, que estaba sobre las 2.700 personas máximo”.

¿Con quién trabaja en este momento en cuanto a alianzas?

“Desde el año pasado comenzamos a estrechar esos lazos con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá para hacernos cargo conjuntamente de los animales que han sido incautados, y todos los especímenes que nos llegan son producto del tráfico de fauna.

Por tanto, en este momento tenemos un acuerdo con el Área Metropolitana en búsqueda de unas mejores condiciones para los animales que quedan en custodia y se involucran a nuestros programas de conservación.

También trabajamos en los procesos de recuperación de animales que son decomisados por las diferentes corporaciones autónomas regionales y a partir de ahí encontramos convenios y alianzas de trabajo conjunto, en el manejo de la fauna”.

¿Eso quiere decir que ha cambiado el manejo y tenencia de los animales?

“Sí, aunque los reyes del parque son básicamente los jaguares, pumas y osos y los primates, trabajamos en pro de la conservación y liberación cuando es el caso. Nuestro trabajo se enfoca en la conservación de especies y no en la exhibición, y en ese proceso tratamos de explicar por qué los animales están ahí y de dónde provienen.

Hay casos de animales que se pueden reintroducir a su hábitat en el corto plazo, pero hay otros que no porque han perdido habilidades sociales, para defenderse, para encontrar alimentos o porque tienen enfermedades adquiridas en cautiverio, cuando ya no es posible, hacemos un acuerdo trabajamos en pro de la conservación in situ”.

¿Qué sigue este año pensando en superar el déficit?

“El principal objetivo nuestro será sobrevivir a la crisis y creo que ha sido un proceso satisfactorio. En lo que viene planeamos hacerlo a través de diferentes convenios y proyectos que podamos materializar en 2021 y obviamente esperamos mantener las puertas abiertas.

En cuanto al funcionamiento consideramos que lo más importante será mantener los protocolos para empleados, población animal y visitantes, ya que realmente por ahora no esperamos incrementar el aforo, creo que el de este momento es seguro para todos.

En el segundo semestre del año, conforme a la dinámica de la vacunación y el virus, ya miraremos qué pasará. Por ahora estas son las condiciones pensadas para 2021 y así pensamos en sobrevivir, apoyándonos además en convenios y proyectos para reducir ese déficit”.

¿Cómo resume entonces la situación del parque en este momento?

“La crisis económica es grande y entramos en un periodo de endeudamiento que el parque nunca en su historia tuvo, pero más allá de lamentarnos pensamos en cómo podemos hacer que con todo ese conocimiento que tenemos podamos pasar de la reflexión a la acción, para fortalecer los procesos de conservación de la biodiversidad.

La situación es compleja, pero no nos sirve para nada quejarnos, entonces en resumen ha sido un proceso de repensarnos y encontrar soluciones, y todos en el parque estamos muy decididos a ello. Esto podríamos mejor llamarlo una oportunidad para que nos repensemos.

El año pasado antes de reabrir lo terminamos bien, es decir con un déficit grande, pero logramos avances en convenios y protección de fauna silvestre que el parque nunca había tenido, entonces hay que seguir por ese camino para recuperarnos”.

¿Qué papel cumple la ciudadanía en este proceso?

“Dentro de todo el cambio hemos involucrado a los visitantes para que sepan qué es lo que está pasando con cada animal y cómo pueden hacer parte del proceso de conservación. Queremos que toda la ciudadanía nos acompañe ya que este proyecto es de ciudad y esperamos que se apropien de él.

La reflexión que hemos hecho es muy valiosa porque en este proceso se incluyen aquellos que en un momento decían que no querían el parque y que hoy en día nos están apoyando: concejales animalistas, grupos ecológicos y diferentes ciudadanos que hoy hacen parte de nuestras actividades.

Las puertas están abiertas y día a día la comunidad nos manifiesta todo ese apoyo cuando regresan a las instalaciones y también lo hacen por redes sociales, algo que nos indica que estamos yendo por el camino correcto”.

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