El aterrizaje forzoso del virus causante de la covid-19 en la central Minorista prendió alarmas en las tres plazas satélites que tiene la capital antioqueña a tal punto que, vistas desde afuera, estos espacios parecen enormes puestos de votación más que locales de abastecimiento barriales que los convirtieron en referentes de la ciudad.
Es miércoles de cuarentena y una pequeña fila se dibuja en la única entrada habilitada por estos días en la plaza de mercado de La América. Los visitantes ocasionales, cédula en mano, se enfilan sin aglomerarse y un vigilante verifica uno por uno que el último dígito de la cédula corresponda con los permisos para salir de compras que da la administración municipal. Luego de que el vigilante chequea el primer filtro, apunta con un artefacto que mide la temperatura y en caso de salir verde el visitante tiene el santo y seña definitivo para ingresar.
Panorama similar
Un procedimiento parecido se repite en las otras dos plazas satélites de la ciudad que continúan abiertas: la de Campo Valdés en la comuna 4 y la icónica Placita de Flórez en las inmediaciones del teatro Pablo Tobón Uribe. El que no porte tapabocas no ingresa por más que necesite comprar víveres o elementos de primera necesidad.
César Augusto Simbaqueba, director ejecutivo de Asoplazas, la organización que reúne los cuatro mercados tradicionales (Minorista - La América - Campo Valdés y Flórez) de la capital antioqueña, cuenta que incluso desde que se confirmaran los casos de contagio entre el personal de la Minorista se habían implementado protocolos más estrictos con el objetivo de contener el avance del nuevo coronavirus.
“En La América, por ejemplo, se comenzó a exigir el uso de tapabocas tanto para empleados como para visitantes. Solo se dejó habilitada una puerta para tener más control sobre el ingreso de público, se reforzó el perifoneo con medidas de prevención y se delimitaron unas líneas en el piso para que en caso de que tres o cuatro personas se concentren en un local se mantenga la mínima distancia que recomiendan las autoridades”, contó Simbaqueba, también gerente de la plaza de la comuna 12.
Estas medidas se refuerzan con el proceso de desinfección que realiza Emvarias por lo menos dos veces por semana. En La América, de cerca de 100 negocios que tiene la plaza, cerca del 55 % mantiene operaciones abiertas y los que no pueden abrir son los de artesanías, flores, las misceláneas y la peluquería. Algunos restaurantes también suspendieron operaciones por el poco flujo de gente y porque las autoridades solo les permiten vender producto si es para llevar. En la de Campo Valdés, que concentra sus ventas en frutas, verduras y carnes, 80 % de los locales se mantienen activos, según estimó Nicolás González, gerente de dicho espacio.
¿Y la de Flórez?
En el local 3127 de la Placita de Flórez atiende Flor María Hincapié, una mujer que esconde la sonrisa tras el tapabocas y que ofrece hierbas aromáticas y plantas medicinales que prometen curar muchas enfermedades, pero no la covid-19.
“Las ventas bajaron, claro, y a nosotros los de este lado nos afecta que solo haya una entrada habilitada porque el flujo de gente se concentra en el otro extremo, pero uno entiende que es por el bien de todos. Me parece que las medidas de seguridad para los que trabajamos acá son buenas y todos los días nos miden la temperatura”, cuenta mientras recomienda un menjurje con eucalipto para los pulmones y un ajo molido con otra hierbita para ayudar a controlar la presión alta.
Acciones conjuntas
Mónica Pabón, gerente del Centro y quien sirve como enlace para articular estrategias con las plazas de mercado de la ciudad durante la pandemia, resaltó que las cooperativas que las administran han sido juiciosas con los protocolos de asepsia y con las campañas de pedagogía para cuidarse y cuidar al otro.
“Las plazas se encargan del aseo y la Alcaldía los apoya con la desinfección. De cuenta de ellos (las cooperativas) se implementaron dispensadores de gel y lavamanos adicionales y se han ido adaptando, pero hay que entender que el flujo de gente en estos espacios es grande y es difícil garantizar que en un 100 % están exentas de contagios”.
Aunque complejo, la idea es que con prevención y autocuidado en el resto de plazas de mercado de Medellín la covid-19 no cotice al alza .