Por Jacobo Betancur Peláez
Dominadas por sus amplios ventanales, verjas de hierro, gruesos portones y una innumerable mezcla de formas y ornamentos, las antiguas casas del barrio Prado volvieron a llenar de vida las noches de la carrera Palacé.
Luego de atravesar un proceso de restauración, que viene volcando los esfuerzos de un puñado de entidades oficiales y organizaciones privadas desde hace más de tres años, la única zona patrimonial de Medellín estrenó un nuevo sistema de alumbrado público con el que se pretende embellecer su paisaje nocturno e impulsar una reflexión para proteger el patrimonio arquitectónico de Medellín.
Un esfuerzo continuado
Mónica Pabón, gerente del Centro, explica que esta transformación se remonta a 2014, cuando la Alcaldía de Medellín formuló un Plan Especial de Manejo y Protección Patrimonial (PEMP) y planeó un paquete de intervenciones urbanas para que la zona volviera a conectarse con el centro de la ciudad.
“La construcción de la Avenida Oriental, el metro sobre la carrera Bolívar y la línea de Metroplús sobre la calle Barranquilla generaron un aislamiento del barrio, lo que generó que muchas edificaciones se conservaran, pero generó una isla que trajo muchas dificultades sociales y económicas al barrio”, explica Pabón Carvajal.
Para revertir ese aislamiento, la gerente señala que el plan de la Alcaldía fue restaurar 31.365 metros cuadrados de fachadas y renovar 11.800 metros cuadrados de espacio público.
Aunque ese proceso culminó en 2019, Pabón agrega que la nueva administración decidió continuar impulsando la recuperación del sector, en este caso mejorando la iluminación nocturna.
El patrimonio de Prado
“En una ciudad cómo Medellín, en donde se ha perdido gran parte del centro histórico, no hay muchos lugares que tengan unidad y cohesión. En términos de patrimonio, el barrio Prado es el lugar en donde más se conserva una arquitectura que nos habla de una sociedad, de un estrato social”, plantea Pedro Pablo Lalinde, artista y arquitecto experto en restauración.
Durante 2019, Lalinde formó parte del equipo de restauradores que intervinieron las fachadas de la carrera Palacé. A través de tres murales, el artista regresó a la vida un conjunto de espacios internos de algunas casas patrimoniales de la ciudad.
Por ejemplo, en la esquina suroriental de Palacé con la calle Urabá, Lalinde recreó el antiguo patio de una casa, con una fuente en el centro, basado en una antigua fotografía captada por Francisco Mejía en 1933, año en que el barrio apenas comenzaba a levantarse.
Casas con historia
Para entender la importancia patrimonial de Prado, el arquitecto explica que hay que remontarse hasta la década de 1920, cuando la élite de la ciudad se concentraba principalmente alrededor de vías como la avenida La Playa.
Inspirado por el ejemplo del barrio Prado, en Barranquilla, Lalinde recuerda que fue don Ricardo Olano, comerciante, empresario y fundador de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, quien quiso liderar la construcción de un nuevo barrio, ubicado en un terreno al norte de la Catedral Metropolitana.
Como lo recordó el mismo Olano en sus memorias, aunque la compra del terreno se concretó el 19 de febrero de 1907, el barrio solo comenzaría a construirse a partir del 30 de abril de 1926.
Inspirados en la arquitectura inglesa y española, pero siguiendo sus gustos personales, las familias más pudientes de la Medellín de entonces darían forma a una variada mezcla de estilos que expresaron su ideal del buen gusto.
Por ejemplo, en la esquina noroccidental de Palacé con Urabá se levanta una de las casas más peculiares del barrio, cuya arquitectura se asemeja a la de un barco de vapor.
Según recogió el historiador Juan Fernando Hernández, esta edificación fue levantada entre 1948 y 1949 por la familia Cohen, imitando en sus ventanas, pisos y muros las portas, timones, chimeneas y cubiertas de las embarcaciones de este tipo que navegaron por el río Magdalena.
De igual forma sobresalen otras edificaciones como la casa Olano, ubicada en la carrera Balboa (50 A), que sería habitada por uno de los hijos de don Ricardo Olano. O la casa construida por la familia Sáenz, ubicada en la carrera Palacé, a la altura de la calle Belalcázar, cuya arquitectura mezcla elementos de un estilo republicano y art déco (movimiento de diseño popular a partir de 1920), con cornisas y ventanas que sobresalen de su fachada.
“Si uno entra a detallar cada casa, el tipo de baldosas, ventanas o rejas, todas tienen elementos arquitectónicos de una belleza irrepetible. Por eso son patrimonio. Porque, aunque tengan similitudes o elementos básicos de la arquitectura clásica, son casas que no se repetirán en ninguna otra parte del mundo”, explica el arquitecto Lalinde.
Detalles del proyecto
Rodrigo Hernán Foronda, director de la Agencia para la Gestión del Paisaje, el Patrimonio y las Alianzas Público-Privadas de Medellín (APP) explica que el trabajo de la entidad comenzó el año pasado, cuando lideró la realización de un estudio para realzar la arquitectura del barrio.
Buscando combatir la inseguridad en la noche, asociada a las malas condiciones de luminosidad, la agencia invirtió aproximadamente 300 millones de pesos.
Según señala Foronda, el objetivo de la intervención será el de consolidar el barrio como un referente turístico y un punto de encuentro para los habitantes de Medellín.
Este esfuerzo, agregó, será el punto de partida para una intervención más amplia en otras construcciones, como el edificio de La Naviera, que también tendrá una intervención en su iluminación durante los próximos meses.
El arquitecto Lalinde propone que una de las claves para que el trabajo de embellecer la zona rinda los frutos esperados será que los ciudadanos comiencen a apropiarse del espacio y disfrutar de su valor histórico.
“Aunque solo el tiempo dará la respuesta sobre el éxito de esta intervención, hay que concebirla como un triunfo. A medida que pasen los años, la importancia de Prado será cada vez mayor y todo esfuerzo por embellecerlo es importantísimo”, concluye Pedro Pablo Lalinde.