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Predio a predio se recuperan las cuencas de EPM

Hay que proteger 120.000 hectáreas de los embalses Riogrande II y La Fe y van 5.000 impactadas con el aliado Cuenca Verde. La tarea es quijotesca.

  • El río Chico es uno de los afluentes surtidores del embalse de Riogrande II, que también aporta el 45 % del agua que consume el Valle de Aburrá. FOTO donaldo zuluaga
    El río Chico es uno de los afluentes surtidores del embalse de Riogrande II, que también aporta el 45 % del agua que consume el Valle de Aburrá. FOTO donaldo zuluaga
  • La siembra de árboles es clave con el programa de fomento Forestal y sus tres viveros.
    La siembra de árboles es clave con el programa de fomento Forestal y sus tres viveros.
  • La siembra de especies en las riberas de los afluentes es una protección a las fuentes hídricas.
    La siembra de especies en las riberas de los afluentes es una protección a las fuentes hídricas.
  • El embalse Riogrande II genera energía y agua para consumo del Valle de Aburrá. FotoS donaldo zuluaga
    El embalse Riogrande II genera energía y agua para consumo del Valle de Aburrá. FotoS donaldo zuluaga
04 de septiembre de 2016
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Tal vez lo más complicado en temas ambientales es sembrar conciencia, y en esta tarea EPM ya registra logros importantes, sobre todo en la protección de las cuencas hidrográficas de los embalses Riogrande II y La Fe, ubicadas en el Norte y en el Oriente antioqueños.

Escuchar que un hacendado dedicado al ganado lechero en San Pedro de Los Milagros hable de la importancia de cuidar y proteger el agua ya es un avance significativo en la lucha por conseguir que las cuencas que surten el embalse sean sostenibles en el tiempo, pues nada es más dañino a la naturaleza que un hato ganadero.

En palabras de Hernán Darío Arango, propietario de la finca El Balcón, “el ganado es un depredador del medio ambiente, el hombre, para establecer potreros y cultivos, arrasa con los bosques y acaba con el agua”.

Si lo afirma él, que tiene una finca de 22 hectáreas con 100 vacas que producen 1.100 litros de leche al día, quiere decir que la tarea de despertar en los finqueros la conciencia del cuidado del recurso hídrico se está cumpliendo, a pesar de que aún falta mucho hacendado por convencer.

El aliado estratégico en esta tarea es la Corporación Cuenca Verde, que es algo así como un fondo del agua, con funcionamiento independiente y con aliados y asociados que aportan recursos para hacer intervenciones sociales y ambientales, en las que los protagonistas son los mismos dueños de los predios, que permiten que en áreas de sus fincas se ejecuten tareas que, además de aportar a la mejora del recurso hídrico de las cuencas, impacten el ambiente y la productividad de las fincas. Ellos no ponen dinero, solo dejan actuar.

En El Balcón, por ejemplo, Cuenca Verde está haciendo intervenciones en el cuidado de un bosque que su propietario cultivó hace más de veinte años, en la protección de un humedal en el interior del predio y en la construcción de cercos con forraje que permiten que el ganado tome su alimento directamente de las plantas sin tener que desplazarse por el terreno pisando los humedales. Es una finca ejemplar.

“Esta finca era un desierto verde hace 28 años, no tenía árboles, pero desde 2011 empecé un trabajo más ambiental, con siembra de pasto kikuyo y tilo botón de oro, con áreas más frescas para que el ganado no aguante calor y no se estrese”, explica Hernán Darío, reconociendo que, al final, todas sus prácticas aportan al objetivo principal de EPM, que es que las aguas de las cuencas de Riogrande y Chico se mantengan limpias y abundantes.

Tareas y compromisos

Pero es un trabajo casi de filigrana. María Claudia de la Ossa, directora de Cuenca Verde, advierte que el trabajo de campo de su corporación se inició en 2014, con visitas predio a predio intentando convencer a las familias y dueños de que el agua es un recurso en peligro, que cada vez tiende a agotarse en cantidad y a perder calidad y que si no se incurre en prácticas de cría de ganado y cultivo amigables con el medio ambiente, llegará el momento de la insostenibilidad, que será la ruina.

“Nosotros hacemos convenios con ellos (los propietarios) para que ellos cedan espacios de sus fincas donde nosotros podemos intervenir con tareas que apuntan a ese objetivo: recuperar las fuentes hídricas amenazadas y plantar la gobernanza del agua, que esta sea un compromiso de todos, la comunidad habitante, las instituciones públicas y privadas y todos los que se benefician del recurso”.

En el caso de Riogrande II, el compromiso es mayor, pues el recurso, además de servir para generar energía, surte el consumo del 45 % de los habitantes de Medellín y el Valle de Aburrá (cerca de 4 millones de personas).

El agua de esta cuenca va a las centrales generadoras de Tasajera (genera 306 megavatios) y Niquía (21 megavatios), además de aportar a Manantiales (planta de potabilización) 6m3 por segundo de agua para consumo.

De allí la importancia de cuidar esta cuenca.

Sandra Janeth de los Ríos, profesional Ambiental y Social de EPM, destaca que desde que se firmó el convenio con Cuenca Verde -hace tres años- se han logrado impactar 5.000 hectáreas de un total de 120.000 que tiene la entidad en Riogrande II y La Fe.

“Pareciera que es muy poco por la dimensión, pero por eso tenemos otros aliados como Corantioquia, los municipios y diversas entidades con las que se ejecutan programas orientados a esa tarea de sanear el agua”, comenta Sandra Janeth.

En veinte años, la meta es impactar 23.600 hectáreas, con proyección a 30 mil porque, además de los municipios de la cuenca (San Pedro de los Milagros, Belmira, Entrerríos, Donmatías y Santa Rosa de Osos) llegaron otros.

Además de las intervenciones en los predios, hay tareas pedagógicas en las escuelas (para sembrar conciencia ambiental), instalaciones de plantas de tratamiento de aguas residuales, construcción de muros de contención en áreas amenazadas, instalación de estufas eficientes, construcción de huertas leñeras y reforestación en las riberas, “porque muchas de estas zonas de las quebradas y ríos están desprotegidas y todos los agroquímicos, muchas veces, van directamente a los cauces”, explica De la Ossa.

Para reforestar zonas amenazadas, EPM tiene el programa de Fomento Forestal, que dispone de tres viveros en San Rafael, Piedras Blancas (Santa Elena) y Porce Dos (Amalfi), que producen y entregan dos millones de árboles al año para reforestación a personas naturales, corporaciones, grupos ambientales y toda institución que realice esta tarea.

“Propagamos especies nativas o introducidas, los ejemplares se entregan gratuitamente a quienes quieran reforestar y eso se traduce en una protección a las cuencas”, señala Alejandro Peláez, ingeniero forestal del Área Ambiental y Social de EPM.

Hasta ahora se han impactado 300 hogares de las cuencas Riogrande II y La Fe, se han instalado más de 240 sistemas individuales de tratamiento de aguas y se han recuperado 90 kilómetros de quebradas de ambas zonas.

La tarea, sin embargo, parece apenas nacer. Pero es infinita en el tiempo, pues la lucha es por rescatar un recurso que es la vida y que se agota cada día más y que no es eterno: el agua, tan vital, pero tan maltratada por los que más la necesitamos, los humanos....

150
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