En septiembre de 2000, cuando Rodrigo Zuluaga comenzó a liderar la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, los alcaldes de la subregión despachaban desde la Gobernación de Antioquia por temor a ser secuestrados o asesinados, mientras los grupos armados imponían su ley en los municipios y el enorme potencial social y económico del Oriente sucumbía a medida que el capital humano huía del conflicto.
Dos décadas después de ese duro aterrizaje a la presidencia ejecutiva, Zuluaga entregó el cargo dejando a su paso un rol protagónico de la Cámara en la transformación del Oriente antioqueño.
Entre las cientos de cruzadas que emprendió, Zuluaga, un abogado de hablar pausado y amante del campo, recuerda en particular la campaña en 2003 contra la inequidad que padecían 115 municipios, incluyendo los del Oriente, en el cobro de la tarifa de energía.
Y es que mientras EPM prestaba servicio de energía a los 10 municipios del Aburrá con una tarifa favorable por tener alta concentración de usuarios y alto consumo, en el resto del departamento pagaban una tarifa mayor a Eade, propiedad en un 64% de EPM.
“Denunciamos la injusticia porque en el territorio donde se abastecía el agua y la represábamos para transformar energía, sus habitantes tuvieran que pagar más por el servicio. Fue una lucha de varios que lideramos durante 5 o 6 años para lograr una tarifa equitativa que le sirvió a todo el departamento”, rememora.
Otra tarea que se echó al hombro, con apoyo de la academia, fue el proyecto para actualizar la ley de áreas metropolitanas, que arrastraba elementos caducos desde su promulgación en 1994 y con la cual ayudó a despejar el camino que tiene que cursar el Oriente para asociarse.
Estas y cientos de gestiones más facilitaron la evolución del tejido productivo de la región, enfocado en los 80 en los sectores agrícola y pecuario, y que hoy goza de un sano mercado de exportaciones y sólidos sectores industrial y de servicios.
Hoy la Cámara tiene a su cargo el fortalecimiento de ese ecosistema productivo. Cada año, recalca Zuluaga, capacitan a 3.000 personas en su programa de aula empresarial, mientras que otra iniciativa llamada MentoRS, de la que habla con especial cariño, cumplió seis años orientando a jóvenes en proyectos de vida y su relación con el territorio.
Y entre la extensa lista de nuevos retos, Zuluaga confió a su sucesora, Camila Escobar Vargas, algunas puntuales: la transformación digital de sus afiliados y marcar la ruta de las soluciones para acortar el déficit de mano de obra calificada, reto que tienen de manera conjunta con el sector educativo. Pero hay un desafío fundamental –resalta Zuluaga– y es entregarle las herramientas al Oriente para que sea una región aeroportuaria.
Zuluaga dejó firmado un convenio con Rionegro y la Gobernación para hacer un gran estudio de prospectiva para el proyecto aeroportuario del José María Córdova pensado a 100 años, y que si se ejecuta y planifica correctamente, le dará un vuelco a la subregión y sus habitantes.
Pero esa labor la observará desde otras orillas. Zuluaga dice que tras quitarse ese piano tan pesado de dirigir una entidad tan importante ahora espera ocuparse de otros proyectos. Seguro tendrá tiempo para disfrutar del campo y las vacas que tanto lo apasionan, deleitarse con la sencilla belleza de un vallenato y hasta sacar rato para hacerle fuerza al Independiente Medellín