Cuando se preparaba para asistir a una junta de varios cabecillas de finanzas de su organización, los policías de la Dirección Antinarcóticos apresaron a uno de los principales auspiciadores de “los Urabeños”, la banda criminal más peligrosa del país.
Se trata de Fredy José Rivera Cochero, de 34 años y apodado “Bula”, quien figura en el cartel de los más buscados de ese grupo, también conocido como “Clan del Golfo” o “Autodefensas Gaitanistas”.
De acuerdo con fuentes judiciales, el susodicho fue detenido el pasado viernes 22 de julio, cuando salía solo de un hotel ubicado en el Parque de Berrío, en pleno centro de Medellín.
Según las pesquisas de los investigadores, “Bula” se encontraba en la metrópoli antioqueña preparando una reunión que se realizaría el sábado en una finca del municipio de Sabaneta, en la cual participarían otros jefes de finanzas y contadores de la facción. La idea era, presuntamente, concretar un inventario de los ingresos y egresos de los negocios ilegales, para presentárselos a su jefe directo Uldar Cardona Rueda (“Pablito”), otro de los hombres más buscados por las autoridades. Este cabecilla, a su vez, rinde cuentas a Roberto Vargas Gutiérrez (“Marcos Gavilán”), el segundo jefe al mando de la banda.
La contabilidad de “Bula”
Un informe de Inteligencia policial, conocido por EL COLOMBIANO, precisa que Rivera Cochero, oriundo de Ayapel (Córdoba), habría sido designado por “Pablito” como jefe de finanzas en el Nordeste antioqueño, “para el recaudo de las extorsiones a las principales sociedades mineras, del tráfico de estupefacientes y la explotación ilegal de minas” en esa región aurífera y localidades vecinas.
El documento señala que “Bula”, presuntamente, ordenaba censos ilegales a las fincas de la zona, con el propósito de cobrar a sus propietarios un porcentaje por cada cabeza de ganado; también habría coordinado el cobro de extorsiones a sociedades mineras en los municipios de Barbosa, Buriticá, Zaragoza, Gómez Plata, Yalí, Vegachí, Segovia y Remedios.
Esta renta, que en algunos casos incluía el cobro de $150.000 millones a algunas empresas para “autorizarles” la explotación del mineral, le generaba ganancias mensuales que oscilaban entre los $700 millones y $1.000 millones, según la Dirección Antinarcóticos.
Entre las sociedades mineras perjudicadas están Gran Colombia Gold y Damasa, “propietaria de la mina El Silencio, la más grande de Colombia”, prosigue el informe, añadiendo que “los Urabeños” tenían un escuadrón armado para amenazar a los empleados y ejecutivos de estas firmas.
Por estas situaciones, la Policía considera a “Bula” como “el integrante que más dividendos reportaba a la organización por actividades distintas al narcotráfico”.
Los expedientes
Desde que comenzó la Operación Agamenón (febrero de 2015) contra “los Urabeños”, sus principales jefes tuvieron que refugiarse de la persecución, entregando el protagonismo a lugartenientes como “Pablito” y “Bula”. Por eso los agentes comenzaron a seguirle los pasos a este último hasta Medellín, donde además está radicada su cónyuge.
Tras la captura, el fin de semana fue presentado en audiencia de control de garantías, donde un fiscal de la Dirección contra el Crimen Organizado le imputó el cargo de concierto para delinquir agravado.
Rivera no aceptó responsabilidades y el juzgado le dictó medida de aseguramiento en la cárcel. En la actualidad permanece en la sede de la Sijín Metropolitana, a la espera de su traslado a la cárcel El Pedregal.
Sobre “Bula” también hay una investigación preliminar, por su presunta participación en el asesinato de la docente Lucy Flórez Ricardo, de 28 años, quien fue abaleada por sicarios el 3 de mayo de 2011 en la vereda La Balsa de Ayapel, cuando se desplazaba en una moto en compañía de su madre.
De igual manera, lo investigan por estar supuestamente implicado en un paro armado instaurado por “los Urabeños” en enero de 2012, cuando fue dado de baja por la Policía el cabecilla Juan de Dios Úsuga David (“Giovanny”), el cual afectó la cotidianidad en varias localidades de Antioquia y Córdoba.