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¿Qué sigue en Bello tras la captura de cabecillas?

Con los principales blancos en la cárcel, autoridades civiles hablan de una intervención social más fuerte.

  • En los sectores más críticos de Bello, como las inmediaciones de Villas del Sol, siguen los patrullajes conjuntos de la Policía y el Ejército. El temor de la gente no desaparece. FOTO Carlos velásquez
    En los sectores más críticos de Bello, como las inmediaciones de Villas del Sol, siguen los patrullajes conjuntos de la Policía y el Ejército. El temor de la gente no desaparece. FOTO Carlos velásquez
29 de septiembre de 2020
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Cuando empezó la reciente oleada de violencia en el municipio de Bello, en febrero de 2019, a la Fuerza Pública y la Fiscalía les asignaron la misión de poner tres las rejas a los máximos jefes de las bandas involucradas.

Se imprimieron varios afiches de los delincuentes más buscados, con decenas de cabecillas y mandos medios, y recompensas por $10 y $50 millones; pero había un volante en particular, considerado por los investigadores como el más importante, y solo traía cuatro rostros.

Los protagonistas han sido tachados de ese cartel en 11 meses, empezando con Luis Rodríguez (“el Montañero”), cabecilla del grupo criminal “el Mesa”, detenido en octubre de 2019 en Aranzazu, Caldas.

Ya fue condenado a ocho años de prisión por concierto para delinquir agravado, y enfrenta otro proceso como supuesto responsable del asesinato a cuchillo, en la cárcel de Cómbita, de Alejandro Mazo (“Titi”), su enemigo de “Pachelly”, el 21 de marzo de 2020.

El siguiente arrestado fue Édgar Pérez (“el Oso”), jefe de “Niquía Camacol”, quien cayó en diciembre en el barrio Camacol de Bello. A los cuatro meses, el Inpec informó que murió de un ataque cardiaco cuando estaba recluido en la cárcel Picaleña, de Ibagué.

Después apresaron a Albert Henao (“Alber”), de “Pachelly”, el pasado 9 de agosto en La Loma del Indio, en Medellín. La Fiscalía le imputó el cargo de concierto para delinquir agravado, el cual rechazó.

La captura más reciente fue este 26 de septiembre, en Bogotá, donde la Dijín detuvo a Francisco Mazo (“Pocho”), otro de los presuntos líderes de “Pachelly” y hermano del difunto “Titi”.

Desde que comenzó la intervención especial de las autoridades, impulsada por la Presidencia de la República, han arrestado a otros miembros importantes de esas bandas como “Malacate”, “Piolo”, “Faro”, “Jalea” y “Pirry”, de “el Mesa”); y “Agapo”, “Banano” y “Mendocita”, de “Pachelly”.

También se incrementaron los patrullajes policiales y militares en las comunas más afectadas (Niquía, Bellavista y La Cumbre), aunque la disputa armada que sostiene “Pachelly” contra “el Mesa” y “Niquía Camacol” no ha cesado. Ni siquiera el encierro que generó la pandemia la apaciguó.

Según cifras de la Policía, el índice de homicidios ha oscilado este año. De 3 casos en enero, subió al pico de 21 en marzo; inició un descenso mes a mes, hasta llegar a 4 en julio; y de allí volvió a subir a 14 en agosto. En lo corrido de septiembre van 11 asesinatos, para un total de 95 en 2020.

Medidas complementarias

El éxito que ha tenido la Fuerza Pública en la captura de blancos estratégicos, plantea la pregunta de qué más falta por hacer en Bello para sofocar la oleada de violencia.

El personero Bernardo García reconoció el aumento en la operatividad de las fuerzas del orden, aunque recordó que sobre la inseguridad bellanita “existe una Alerta Temprana (036 de 2019) emitida por la Defensoría, y el mes pasado se pronunció el Defensor del Pueblo, dando una calificación baja frente al cumplimiento de esta alerta”.

Dicha entidad consideró que los gobiernos local y regional no han implementado a cabalidad “unas alternativas de intervención, y la respuesta está en que sigue la violencia”, relató García.

Desde su óptica, se requieren proyectos sociales y productivos desarrollados por los entes civiles, y en particular un trabajo a fondo con las nuevas generaciones.

“El actuar de estas estructuras ha generado una cultura criminal en unos jóvenes que estamos perdiendo. Se necesita la intervención de las autoridades del departamento y la nación. Bello no es capaz solo con una problemática de más de 30 años, tenemos que recuperar esa juventud que está perdida en la delincuencia. Además, estos antecedentes de violencia han dejado en Bello una cultura de la ilegalidad y de la indisciplina social”.

El alcalde Óscar Pérez estimó que, además del trabajo articulado con la Policía, el Ejército y la Fiscalía, “tenemos en marcha toda la oferta institucional desde educación, cultura, deporte, emprendimiento, y con la Gerencia de Desarrollo Económico iniciamos una estrategia con los privados, de generación de empleo para nuestros jóvenes”.

El presidente del Concejo, Gabriel Giraldo, afirmó que “la principal tarea será seguir coordinando de forma articulada con la Policía distintas estrategias e intervenciones. Y paralelo a ello, desde el Concejo vamos a respaldar y verificar las acciones del ejecutivo local en materia de convivencia y prevención del delito”.

Por su parte, el general Eliécer Camacho, comandante de la Policía Metropolitana, reiteró que la labor de sus hombres “es no descuidar las estructuras, porque siempre llega un cabecilla nuevo y no hay que dejarlos coger fuerza, y también hay que trabajar más en extinción de dominio”.

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