Como parte de una alianza con la organización internacional Together for safer roads (Tfsr), la Secretaría de Movilidad de Medellín intervino 50 puntos en la ciudad, cerca a cruces peatonales, para disminuir la accidentalidad en estos sitios. Pero los resultados han sido cuestionados por ciudadanos, sobre todo ciclistas y motociclistas, quienes consideran que representan un peligro.
Los recursos para el programa provinieron de una donación de Tfsr a la Alcaldía, y así 32 paquetes de reductores de velocidad quedaron ubicados en cercanías a instituciones educativas, mientras que otros 18 se instalaron en zonas de alto tráfico vehicular.
Según la Organización Mundial de la Salud, con cifras de 2015, al año mueren 1.25 millones de personas alrededor del mundo en accidentes viales. En la capital antioqueña, de enero a agosto de 2018, fallecieron 152 ciudadanos en siniestros, de los cuales 69 eran peatones.
Partiendo de la necesidad de enfrentar este problema y reducir las cifras, Carlos Cadena, coordinador de Urbam de la Universidad Eafit, aplaudió la decisión de la Secretaría de Movilidad, pero lanzó una alerta por el diseño de las tachas por generar riesgo para vehículos de dos ruedas.
“La diferencia en proporciones entre las llantas y los espacios que dejan los reductores, afecta a bicicletas y motos. Cuando llueve es más peligroso porque fácilmente se deslizan o se pierde el equilibrio. Hay que tener en cuenta que una caída en una vía rápida puede implicar la muerte”.
Trece de los 50 puntos con tachas están en varios tramos de la avenida El Poblado, y sobre estos han dirigido sus críticas ciudadanos en redes sociales (ver recuadro), quienes señalan que los vehículos ni siquiera bajan la velocidad, convirtiéndolos en herramientas inútiles.