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La misma comisión del Concejo de Medellín, que había hundido hace dos meses la petición de la Alcaldía y EPM para vender las acciones en UNE, volvió a negar este martes en primer debate el nuevo lance del gobierno municipal por despegar un negocio que está embolatado desde hace un año y por el cual espera recibir entre $2,3 y $2,8 billones.
La Comisión Primera está integrada por siete concejales, sin embargo, desde el comienzo del debate el aforo quedó incompleto porque al concejal Carlos Andrés Ríos le fue aprobado un impedimento para intervenir en la discusión porque un hermano suyo trabaja en Tigo.
Por eso al momento de votar las cargas quedaron iguales: Babinton Flórez, Aura Marleny Arcila y Carlos Mario Romero dieron el sí; pero Sebastián López, Daniel Duque y Simón Pérez negaron el aval a la venta.
Tras el empate, la votación se repitió con igual saldo: 3-3. Cuando esto sucede, según el reglamento del Concejo, se entiende que el proyecto de acuerdo se niega.
La Alcaldía, luego del nuevo revés, anunció en cabeza del secretario de Hacienda, Óscar Hurtado, que apelará la decisión ante la plenaria.
Según el reglamento del Concejo, si la plenaria considera fundados los argumentos que dieron origen a la negación del proyecto, este se archiva.
Por el contrario, si la plenaria decide que el proyecto sea nuevamente considerado, el presidente del Concejo remite el proyecto a una comisión permanente diferente a la que lo conoció para que surta de nuevo el primer debate.
Un debate repetido
En medio de la reiteración de razones de parte y parte, los opositores volvieron a poner sobre la mesa la desconfianza en la administración del alcalde Daniel Quintero como principal razón para votar en contra de la iniciativa; mientras que los concejales de la coalición y EPM volvieron a manifestar la urgencia de que se concrete la venta para no poner en riesgo los activos de la empresa de servicios públicos.
El concejal opositor Daniel Duque dijo que EPM solo viene al Concejo para pedir la venta del patrimonio público, pero no a rendir cuentas, en mención a la inasistencia el pasado 28 de julio de Javier Lastra, gerente de Afinia, la filial de EPM en la Costa Caribe, quien no acogió el llamado a un debate de control político con el que buscaban respuestas sobre las denuncias que se han ventilado por presuntas irregularidades en la entidad que gerencia.
“Dicen que no utilicemos la desconfianza como criterio para tomar una decisión, pero yo les pregunto si ustedes fueran la junta directiva de una empresa muy boyante y se dan cuenta que la persona que dirige la empresa, en este caso el alcalde, ha despedido al personal idóneo, ha endeudado más a la entidad, ha dicho mentiras, ¿les darían la autorización para vender?”, criticó.
Sebastián López secundó el argumento de Duque y afirmó que no es culpa de los concejales “el estado de desconfianza política que ha generado el alcalde y sus funcionarios. EPM se maneja como una secretaría de despacho que recibe órdenes directas del alcalde”.
La coordinadora ponentes del proyecto de acuerdo, Aura Marleny Arcila, expuso que las condiciones de mercado implican un riesgo para EPM, porque a futuro será necesario realizar capitalizaciones importantes para mantener la competitividad de Une.
¿Qué dijo EPM?
Antes del doble empate en la votación habló el gerente de EPM, Jorge Carrillo, quien respondió expuso sin afanes las razones de la urgencia que tiene el negocio. Indicó que la venta tiene toda la lógica desde lo empresarial, porque los recursos se necesitan para acometer el plan de inversiones de EPM en los próximos años.
“Nos hemos comprometido públicamente a la creación de cuentas de destinación específica para que los recursos no se vayan en costos y gastos”, indicó, en respuesta a las dudas iniciales que surgieron por el rumbo que tendría la plata que entre por una futura venta.
Carrillo reiteró que la empresa debe salir del sector de las telecomunicaciones por el nivel de riesgo superior que tiene frente al ramo de los servicios públicos domiciliarios que presta EPM.
Además, señaló, evitaría eventuales exigencias de capitalizaciones y permitiría poder reorientar los recursos invertidos en UNE a iniciativas que sean gestionadas por EPM y hagan parte de sus negocios estratégicos.
Volvió a mencionar que es la última oportunidad para ejercer el derecho de salida de UNE por el vencimiento de la cláusula, por lo que dijo que no es una decisión que se pueda aplazar.
“La desconfianza para algunos vale más que $2,5 billones. Reforzar el elemento de desconfianza vale más que EPM pierda ese monto y los activos sigan perdiendo valor”, respondió frente a las razones expresadas por los opositores.
La cláusula, el punto clave
Los motivos oficiales para vender ahora tienen que ver con la posición en la que terminó EPM respecto a Millicom en el proceso de fusión celebrado en 2014. La empresa cedió el control de la sociedad, lo que para Guillermo Maya, profesor de la Universidad Nacional que le ha hecho seguimiento a este proceso, dejó a la empresa prisionera.
“Eso fue un mal negocio. EPM no recibe mayor rendimiento. Y aunque al problema se suman los tiempos de la cláusula, la solución no es quedarse. Si no se puede recuperar el control, hay que terminarlo. La empresa no tiene qué más hacer ahí”, expresó.
La cláusula a la que se refiere Maya fue la que conocieron los concejales bajo confidencialidad la semana pasada. Lo que se sabe es que la figura estará activa hasta 2024 y funciona como un comodín para que EPM pueda ejercer su derecho de salida de la sociedad.
El mecanismo permite que EPM le ofrezca su participación a Millicom de forma preferente. Si esto no sucede, EPM perderá una gabela que no es menor: poner en venta el 100% de las acciones de la sociedad. Eso obligaría a que ambas empresas salgan a vender en conjunto toda la empresa antes de agosto de 2024.
Este escenario podría impactar negativamente la valoración que hasta ahora se hace del negocio, por lo que lo que pase en los próximos nueve días será clave en este debate de ciudad. “El problema de credibilidad que ha causado Quintero lo tiene enfrentado con el Concejo, pero retrasar la venta no es la mejor salida, dadas las circunstancias. Hay gente que llora la salida del negocio, cuando no hay cómo remediarlo”, concluyó Maya.
Redactor del Área Metro. Interesado en problemáticas sociales y transformaciones urbanas. Estudié derecho pero mi pasión es contar historias.