Por un ideario Galileano

La Noche Estrellada, de Vincent Van Gogh. Óleo sobre lienzo, 1889 (Wikipedia)

Hola Galileanos!!

En días de fiesta y reflexión, de trabajo o de afanes presurosos, siempre resulta necesario y reconfortante devolver el tiempo al origen de lo que somos, de lo que nos define como personas y como amantes de alguna de las actividades que disfrutamos.

En mi caso, que es el mismo de este Blog, la pasión por el cielo estrellado tiene decenas de años a cuestas. No puedo decir que nació conmigo, pues no tengo tanta ni tan buena memoria; pero sí es un hecho que la fecha originaria del gusto por el cielo se quedó anclada en algún día de 1984, cuando el Cometa Halley pasó por este vecindario y animó decenas de publicaciones y entusiastas.

Como he dicho en otras ocasiones, jamás pude ver el Cometa. Observé el cielo decenas de noches, con menos de 12 años de edad, intentando captar la famosa cola dejada por el objeto extraterrestre, sin atinar a las coordenadas, a la altura o a la localización específica, pues el balcón de mi casa era bastante pequeño para mis intereses. Aún así, la semilla de la curiosidad por los misterios de la noche oscura quedó muy bien sembrada, dando frutos que apenas ahora comienzo a entender.

El Ideario Galileano
Aunque suene a un asunto de filosofía política, pienso que vale la pena remover los cimientos y asentar nuevamente las bases de lo que significan este Blog y sus publicaciones. Al fin y al cabo, una cosa era el 2009, cuando comenzamos y otra ocurre hoy, cuando abundan -por fortuna- los divulgadores de la ciencia, y se llevan a cabo decenas de actividades de promoción en diversos espacios de Ciudad y de Región.

  1. Observación libre y desinteresada del cielo: miramos, observamos, nos tendemos en el suelo y alzamos la mirada al firmamento, de día o de noche, con el fin de atraer a nuestros ojos los objetos, las historias y las preguntas que puedan llegar desde cualquier parte.
  2. Observamos con lo que haya: a simple vista, con binoculares o telescopios; con ayuda de aplicaciones especializadas o con la referencia de alguien que llegó a donde estamos. Nuestro propósito sigue firme en la observación recreativa, en la que aprendemos a responder preguntas con la ayuda de la tecnología y las conexiones a Internet. No nos las sabemos todas y no pretendemos saber más de lo necesario.
  3. No somos científicos: Somos observadores aficionados al cielo y a la astronomía, mas no actuamos como científicos, pues no lo somos. Carecemos de estudios avanzados en astrofísica, mecánica cuántica, física de partículas o exobiología. Disfrutamos esos temas y nos gustan muchísimo, y por eso preferimos escucharlos de los expertos en cada una de esas materias.
  4. Humanistas declarados: Optamos por las humanidades que también rodean la observación del cielo. Así, nos unimos con amor y fidelidad a la literarura, el arte, la filosofía, la historia o la antropología, por citar sólo algunas de las profesiones y áreas del conocimiento con las que nos sentimos más afines. Incluso, consideramos, como en el siglo XIX, que la arquitectura forma parte de las humanidades en las que nos interesamos. En el camino sabrán porqué.
  5. Encuentros, tertulias y cercanías: Disfrutamos de la integración de saberes, personas, costumbres y hasta de instituciones, pues creemos firmemente que la astronomía puede -y debe- seguir integrando a quienes esperan conectarse con ella, de cualquiera de las formas en que esto se hace posible. Poco a poco nos iremos conectando, conociendo, y disfrutaremos del cielo, sus estrellas e historias de la manera más descomplicada y sencilla posible.

Y listo, así arrancamos esta nueva etapa. Felices cielos y mejores historias!