Por Pulso Verde
Fue agónico, sufrido, peleado, sudado y llorado. El triunfo en cuartos de final ante Rosario Central, además de histórico sumó otra cantidad de condimentos deportivos y extradeportivos. El gol que desató la euforia lo gritó un estadio colmado de impotencia por el tiempo perdido de los jugadores “canallas”. En la noche del Atanasio, los rosarinos lucieron con orgullo su “apodo” y vieron diluir una clasificación ganada con marrulla y poco fútbol.