Por: Chepe

El rostro de la decepción. Foto: Manuel Saldarriaga
Inmadurez. No da para otro calificativo. No se puede hacer un análisis concienzudo sí dentro de cada corazón verde ronda la impotencia, esa que se sintió el miércoles con el juego que expuso Nacional en la cancha. Un equipo, si se puede llamar así, que salió menospreciando a un Huila, que le dio una lección de toque, de fútbol y de cabeza fría.
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Ver jugar a Nacional más que un deleite, es un exorcismo donde los demonios del sufrimiento y la frustración se combinan en 90 minutos. En la actualidad con el verde no sabemos si disfrutar con los escasos minutos de buen juego o sentirnos huérfanos de fútbol, de esperanza y, por qué no, de equipo.