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La afirmación de que el país tiene “el peor sistema de salud del mundo”, dicha por el presidente Gustavo Petro y respaldada por su ministra de Salud, Carolina Corcho, en Aracataca (Magdalena) hace una semana, encontró una fuerte contradicción en la investigación sobre cobertura en salud publicada por la revista The Economist y que hace referencia a un informe de hace un mes en el que Colombia sale bien librado.
En Aracataca, el mandatario dijo que “el sistema de salud tiene que generar vida en Colombia, y no muerte. Para que genere vida, tiene que ser un derecho. Si genera muerte, tiene que ser un negocio”.
No obstante, los datos de la investigación de The Economist ubican a Colombia en lugares de privilegio. Tan solo uno de los ítems evaluados relacionados con la Salud en la Sociedad (Health in Society) dejó al país en el puesto 6, con un puntaje en desempeño de 86.9 sobre 100. Solo fue superada por Tailandia, Canadá, Corea del Sur, Ucrania y Francia; y estuvo por encima de Australia, Polonia, China y Filipinas. Incluso países como Rusia y Cuba fueron relegados y su calificación estuvo por debajo de los 50 puntos.
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“Una nación que no cree que todos tienen derecho a la salud, o que cree que la política de salud puede considerarse por separado de otras decisiones políticas, es menos probable que apoye la salud inclusiva”, dice el informe. Y agrega que –en indicadores específicos– “Colombia logra el máximo puntaje por tener como prioridad la Salud y el Empoderamiento de sus Personas”.
En la ruta de la medición, Colombia también tuvo una destacada calificación en un indicador que toca el bolsillo de los colombianos. Con 67.9 puntos, el sistema de Salud del país permite el acceso a los colombianos teniendo en cuenta el porcentaje de personas que asumen un gasto de más del 10% de sus ingresos en salud.
Según las conclusiones del estudio, Colombia tuvo un promedio positivo al tener un puntaje de 3.9 por encima de la media utilizada en la medición cuya base era 64 en los 40 países evaluados, y tuvo dos puntos porcentuales menos que Canadá.
“Nuestra investigación también examina en qué medida el país identifica grupos de población vulnerables, monitorea y reduce las desigualdades en salud, y si algún grupo de población está específicamente excluido de los servicios de salud”, dice la revista The Economist.
Conocido el informe de The Economist, una de las primeras en reaccionar fue la senadora Maria Fernanda Cabal, quien públicamente reprochó al presidente Petro sus palabras que calificaron el sistema de Colombia “como uno de los peores en el mundo”.
“Pese a lo que dijo el presidente Petro, Colombia entró al top 10 con la mejor puntuación en el índice de inclusión de salud en el mundo”, expresó la congresista del Centro Democrático.
Igual posición tomó la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral, ACEMI. Tras tener acceso a lo difundido por la revista británica, dijo que “nuestro sistema de salud es de los mejores de la región (...) los resultados de prestigiosas investigaciones como la The Economist, la de la universidad Jhons Jopkins o datos de World Health Care Index ubican a Colombia en posiciones destacadas a nivel regional dados los avances en su sistema de salud”.
Días antes, la economista Carolina Soto, esposa del actual ministro de Educación y exministro de Salud, Alejandro Gaviria, también cuestionó las aseveraciones del Jefe del estado colombiano al aseverar a través de Twitter que “el sistema de salud de Colombia no es perfecto, pero es un ejemplo global y ampliamente reconocido en protección financiera, acceso a medicamentos, inclusión social y cooperación público-privada”.
Con la polémica viva, el gobierno insistió en que su programa de salud está cimentado en dos pilares: prevención y atención a poblaciones vulnerables.
Es así como el viceministro de Salud, Jaime Urrego, dijo que en lo que va de este gobierno se ha logrado que 1.002 equipos médicos estén en zonas alejadas atendiendo poblaciones vulnerables en barrios periféricos y en zona rural de 23 departamentos y 230 municipios, llevando salud preventiva y promocional a esas regiones.
“Es un trabajo que construye sobre los construido y manda un mensaje que para garantizar el derecho fundamental a la salud de las personas, no deben depender de su ingreso ni de su afiliación sino por ser seres humanos. Este programa propende que 20 millones de personas que tienen graves problemas de acceso a la salud en zonas rurales y barrios populares tengan acceso a la salud desde la prevención, y que sean atendidos en los hospitales públicos y clínicas privadas cuando ya tengan la enfermedad”, expresó el viceministro.
Sin embargo, esta propuesta fue criticada por el exsecretario de Salud de Bogotá, Luis González Morales, encargado de recibir esa entidad tras la salida de Gustavo Petro de la Alcaldía de la capital colombiana. “Ocho de cada 10 personas que atendía este programa tenían una EPS. Entonces las entidades estaban felices porque los estaban atendiendo y haciéndoles el mapa de riesgo con plata pública, y no con la plata de esas EPS que son las que deberían pagar eso”, dijo González.
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El paso a seguir por el Gobierno Petro es radicar el proyecto para reformar la salud y modificar la ley 100. Se discutirá a partir de los primeros días del 2023, su costó será de $5 billones y parte será financiado con recursos salidos de la reforma tributaria