Poco le importó a más de cien mil venezolanos que hace un par de días encargaran al ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino, del abastecimiento de alimentos en su país. Para ellos la alternativa era una sola: aprovechar la apertura de la frontera para surtir sus alacenas y botiquines.
Cientos de personas se apostaron en los puentes fronterizos, y aunque estaba prevista que la segunda jornada oficial sería ayer, desde el sábado el presidente Nicolás Maduro autorizó el ingreso. Según las autoridades colombianas cerca de 30.000 venezolanos arribaron a Cúcuta ese día.
Ana Cecilia Vega llegó desde San Cristóbal por el puente de Ureña “con lágrimas en los ojos”. Es profesora de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. Compró harina, arroz, azúcar, jabón, papel higiénico y leche. Agradeció el esfuerzo y la organización de lugareños y autoridades.
El alcalde de Cúcuta, César Rojas, llegó desde las 7:00 a.m. a uno de los puentes para recibir a los venezolanos. Luego visitó supermercados del Centro para hacer control de precios y ordenó el cierre de un establecimiento.
“En días anteriores nosotros íbamos a Venezuela a buscar estos productos, y ahora nosotros los producimos para que ellos los puedan llevar a su país. Están padeciendo una problemática interna, un Gobierno que ellos eligieron pero que hoy piden que termine”, agregó Rojas.
Oscar Gerardino, secretario de Gobierno de Cúcuta, le dijo a EL COLOMBIANO que 500 personas monitorearon el comercio para evitar incrementos en precios. “Por información de las mismas personas llegó gente proveniente de siete estados. Algunos viajaron 20 horas desde el estado Bolívar”.
La mayoría provenían de Ureña (38.000 habitantes) y San Antonio (61.000 habitantes), en el estado Táchira.