La participación de Diego Maradona en el Partido por la Paz que se realizó la noche de este viernes en Bogotá no pasó desapercibida. El argentino dejó su selló rememorando sus caricias al balón, pero también su parte oscura, la del escándalo y la pelea.
Pese a los 54 años que carga encima, Diego Armando Maradona, el mismo del gol histórico con la mano a Inglaterra en el Mundial de México-86, estuvo presente en Colombia en el juego que sumaba un aliento más para la reconciliación que se busca en nuestro país en la Semana por la Paz que tuvo lugar esta semana.
Cerca de 8.000 personas disfrutaron con los movimientos limitados del astro argentino que le apostó a venir a Colombia a respaldar la paz y acompañar a las víctimas de la violencia en las jornadas que se han realizado desde el pasado jueves en nuestro país.
Diego ya no corre igual. A “El Pelusa”, como también se le conoce, se le ve pesado, cansado y con dificultad para respirar. Los deslices de la vida le pasaron factura y ahora, con más de cinco décadas encima, sigue siendo foco de críticas, escándalos y momentos noticiosos que contrastan con su buena intención de acompañar eventos como el vivido en Colombia.
En el estadio Metropolitano de Techo, al occidente de Bogotá, el Diego dejó su sello. La zurda lució para marcar de penal uno de los goles de la noche. Sin embargo, la derecha le sirvió para agredir a uno de las personas que ayudó con su seguridad. Tras finalizado el encuentro, Maradona ante el asedio de las cámaras y las fuertes medidas mandó dos patadas al aire que por poco logran “cazar” a uno de las personas que trataron de acercarse a él. ¡Así es el Diego!
Minutos después, y contrario a la filosofía con la que fue invitado a Bogotá, Maradona volvió a actuar. El partido pasó a un segundo plano. Mauricio Chicho Serna, Faustino Asprilla, Juan Pablo Ángel, Fredy Rincón, entre otras glorias del fútbol colombiano y del mundo, se saludaron y abrazaron al finalizar el encuentro. Compartieron fotos y risas entre ellos. No obstante, metros más adelante Diego seguía siendo ovacionado por los capitalinos que asistieron al estadio. Él, levantó sus manos en señal de agradecimiento, superando lo que minutos antes había pasado, pero de nuevo se salió de casillas y lanzó su segundo “viajado”.
Cuando ya terminaba la vuelta sobre el estadio Techo saludando a la hinchada que gritaba “olé, olé, olé olé Diego, Diego”, Maradona no aguantó la presión de las cámaras que lo grababan, algunos de medios de comunicación y otros con celulares como uno de los empleados de Citytv que solo vio a través de su dispositivo móvil como el argentino le descargaba el brazo a su celular, que por poco pierde entre la aglomeración.
“Quiero agradecer a todos los que hicieron posible este partido, pero el mayor mérito es de todas las personas, de los colombianos, porque nosotros podemos correr detrás de un balón, pero la paz está en cada uno de ustedes, basta de violencia”, fueron las palabras de Diego Maradona al final de la jornada, contrastado con sus gestos intolerantes dentro del terreno de juego.
Diego llegó a Colombia y avivó el espíritu de niños, jóvenes y adultos que se congregaron para ver los vestigios del que fuera considerado el mejor jugador de la historia del balompié mundial, sin embargo, sus gestos dejan siempre que desear. El Diego cada vez, se hace ver menos de la gente...