Aunque desde el Gobierno haya una apuesta para intervenir en el corto plazo la red terciaria de carreteras, que se estima con una extensión de 142.000 kilómetros, el presupuesto para su rehabilitación no existe. El agravante es que la gran mayoría de municipios no tienen carreteras que los conecten con los centros poblados o de producción cercanos y, por consiguiente, los campesinos no tienen cómo sacar sus cosechas.
Esta es una de las variables de la Colombia que espera que los acuerdos de paz con las Farc finalicen y se cumplan todos los anuncios de inversiones hechas por el Gobierno.
Según datos del Departamento Nacional de Planeación, DNP, en el país solamente hay un municipio sin energía, San José del Palmar (Chocó) y existen 23 municipios cuya cobertura de agua solo alcanza el 5 %. La cobertura de acueducto rural está por el orden del 70 %.
Por eso es que el alcalde de Caldono, Cauca, Paulo Andrés Piso, advierte que si se quiere garantizar una paz sostenible, hay que comenzar a cambiar los operativos militares por acciones para llevar energía, agua y carreteras a todos los municipios. Las cifras de su población, que sufrió varias tomas guerrilleras, son complejas: “Acá tenemos todas las necesidades, por ejemplo, no tenemos agua potable sino únicamente en la cabecera. Mire, en cifras es así: mi municipio tiene 34.000 habitantes y de esos solamente 2.400 tienen agua potable”.
Recuerda que el último ataque de las Farc fue en octubre de 2014 cuando la columna móvil Jacobo Arenas llegó al amanecer y hostigaron el casco urbano. Un soldado murió. “Hasta hoy las inversiones para Caldono solo han tenido que ver con la guerra y la idea es que nos hagan inversión social”.
En Chocó, el alcalde del Medio Baudó, Gilder Palacios Mosquera, quien están al frente de un municipio sin energía las 24 horas, sin agua potable y sin alcantarillado, dice que espera que con el acuerdo, una vez se firme, llegue la inversión que necesita.
“Esperamos que municipios como el nuestro, que está en la quinta Colombia, pueda tener la oportunidad en temas productivos. Nuestra gente está interesada en sacarle gusto a la tierra. Los inversionistas nunca han mirado hacia acá”.
Jesús Alberto Escalante, alcalde de Tibú, en el corazón del Catatumbo, afirma que aunque en su municipio hay un listado largo de necesidades, las vías son clave para el desarrollo. “El Catatumbo necesita una buena red de vías terciarias e inversión en proyectos productivos rentables. De nada sirve que sembremos tomate porque si no tenemos vía, a Cúcuta los tomates llegarán licuados”.
Frente a esto, el profesor Gonzalo Vargas, del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo de la Universidad de Los Andes, explica que el nuevo escenario que se abriría para Colombia presenta enormes oportunidades de desarrollo, especialmente para las zonas afectadas por el conflicto. Indica que los desafíos que vendrán están el fortalecer la presencia “estatal en las zonas que antes eran disputadas por las Farc, evitar que nuevas organizaciones armadas tomen control, promover un nuevo modelo de desarrollo rural y conseguir recursos para enfrentar estos desafíos”.