Al nuevo embajador de Venezuela en Colombia, el general (r) Carlos Martínez Mendoza, lo conocen en los cuarteles con el apodo de “Remache”. Ese nombre de pila se lo puso el mismo expresidente, Hugo Chávez, por el corto tamaño de sus dedos y terminó siendo el rótulo con el que lo recuerdan el resto de militares ya en su vida de uniformado retirado.
Martínez Mendoza fue confirmado por la Asamblea Nacional oficialista el jueves, el mismo día que el mandatario Gustavo Petro viajó hasta el estado Táchira para firmar un memorando de entendimiento con el régimen en cuestiones comerciales y diplomáticas con Nicolás Maduro.
El general (r) salió de los cuarteles a la diplomacia de izquierda, fue embajador en Argentina durante siete años cuando Cristina Fernández estaba en la Casa Rosada y es de las ficha del chavismo raso que sigue en las entrañas del Palacio de Miraflores. A él también se le conoce por un vínculo armado que va más allá del comandante-presidente.
“No solo lo conocemos por su conexión con el ELN, también con la Segunda Marquetalia. Es del Estado Zulia y ese eje del Catatumbo es puro narcotráfico. Que sea un militar el embajador de Venezuela en Colombia les debe dar una idea a ustedes de por dónde va el régimen de Maduro”, asevera un general (r) de Venezuela sobre el diplomático.
“Remache” fue uno de los puentes de la administración de Juan Manuel Santos para entablar el diálogo con los elenos en 2016 y aparece en la escena política de Colombia justo cuando el Gobierno va en la segunda ronda de diálogos con esa guerrilla, en la que Venezuela es un país garante.
Los vínculos de los que le acusan sus excompañeros de los cuarteles coinciden con los ingredientes de la “paz total” trazada por el presidente para negociar con las guerrillas y las bandas criminales: esas amistadas son las mismas con las que Petro quiere conversar.
Martínez Mendoza llega a Bogotá en reemplazo del diplomático Félix Plasencia, quien fue el embajador de Maduro durante menos de cuatro meses en un paso silencioso por la Embajada, pero que dejó en firme la reapertura de la frontera.
Que fuera el mismo Chávez quien terminó apodando al ahora embajador no es un hecho aislado. “Remache” estuvo en la promoción de 1975 de la Academia Militar de Venezuela como el número 55 en egresar de los cuarteles, el mismo año en el que el expresidente se graduó como militar. Para entonces, antes de las embestidas del Socialismo del Siglo XXI, ambos tenían el título de alférez.
De ahí que el general (r) es un viejo conocido del chavismo, de los pocos uniformados de alto rango que permanecieron al lado de Chávez porque otros terminaron en la cárcel como presos políticos o exiliados. Incluso, ellos fueron la primera promoción en graduarse después de una reestructuración al sistema de formación que hizo la educación militar más exigente.
Un adoctrinamiento que pasa por lo polémico porque él cree que “la defensa no puede ser un tema solo o exclusivamente de la estructura militar, sino de todo un pueblo. Eso es lo que da cabida a la defensa integral del pueblo”, como lo aseveró en una entrevista con la Universidade Federal da Integração Latino-Americana de Brasil.
Martínez Mendoza fue presidente de Corpozulia y de PDVSA . Uno de sus bisabuelos fue guerrillero a finales del siglo XIX, un abuelo suyo militó con los conservadores venezolanos y terminó aterrizando en los cuarteles por decisión propia.
Allí se hizo conocido por enfatizar en las ideas bolivarianas y encargarse de divulgar él mismo esos pensamientos entre sus compañeros. Por eso se hizo cercano a Chávez desde antes del golpe de Estado que él perpetró, pero asegura que no tuvo nada que ver con el alzamiento en armas del 4 de febrero de 1992.
Hugo Chávez no vive en el plano terrenal, pero sí en su militancia que le trajo a Colombia como emisario de Maduro en plena época de paz total de Petro. Aquellos con los que el petrismo quiere firmar la paz son los grupos con los que él tiene conexión .