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Cerca de 482 millones de toneladas de sedimentos han ido al río Magdalena por deforestación en las últimas tres décadas reveló un estudio, en el cual se estableció que las tasas de erosión se incrementaron 33% entre 1972 y 2010, aumentando la carga del río en 44 millones de toneladas.
El estudio, del profesor Juan Darío Restrepo Ángel, de la Universidad Eafit y colegas de la de Colorado, publicado en Anthropocene no solo muestra el daño que al río ha hecho la desaparición de cerca del 70% de las selvas de la cuenca sino que pone el dedo en la llaga sobre uno de los proyectos bandera del gobierno: su navegabilidad.
¿Qué pasa con la navegabilidad del río?
“Los tomadores de decisiones le están dando vuelta a todo el argumento clásico de que el desarrollo está basado en ciencia. Los estudios de impacto ambiental se volvieron unos mamotretos de más de 1.000 páginas para que nadie los lea. Hay estudios buenos pero en general se volvió lo peor para los proyectos de desarrollo, porque no están basados en ciencia sino en copy and paste. Son de 6 meses, 1 año, y uno no puede conocer un sistema natural, un río, una montaña, un bosque, una población, una sucesión animal, procesos geológicos en 6 meses. Todo cambia con el clima, con las estaciones, con El Niño, La Niña, el conocimiento de un sistema debe ser decadal o mínimo interanual. El desarrollo en países desarrollados cuando compromete activos ambientales está basado en la ciencia, pero acá le dieron la vuelta: la ciencia la debemos basar en el mismo proyecto de desarrollo. Cuando comenzamos las discusiones en Bogotá, nos hicieron una presentación en diapositivas de otros ríos del mundo. Este no es un río donde se pueda copiar lo mismo del Misisipi. Y este proyecto todo lo comparan con ese río y no se pueden comparar. Es una herejía académica y científica compararlos. El Misisipi tiene 5.000 investigaciones indexadas mientras el Magdalena si se consulta en base de papers indexados no tiene más de 50 y más de 15 son de nosotros, son superficiales y no de conocimiento del río. No lo conocemos para intervenir 900 kilómetros”.
¿Qué es lo negativo del proyecto fuera de no tener bases científicas?
“Las estructuras subacuáticas que van a poner, que son triangulares, están prohibidas en todos los ríos del mundo. Averigüé con el director del Laboratorio de Illinois, Marcelo García, y las van a poner acá para desviar el flujo y profundizar el canal. Ese tipo de estructuras no ha sido evaluado en el río, cómo va a desviar los peces, el impacto en las pesquerías, los sedimentos. Dijeron que iban a dragar y en cada foro van cambiando los números. Un proyecto no se cambia así. Decían que iban a intervenir en dragado y en obras 900 kilómetros, en el último foro en Barranquilla bajaron y dijeron que solo 3 sectores. El punto principal de las intervenciones del río es que no lo miran como una cuenca. Muchos hidráulicos lo miran como un canal al que hay que ponerle cemento y dragar y punto, pero no forma parte de una cuenca continua. Los servicios ambientales que presta no están calculados, no sabemos cuáles son o podrían ser a mediano y largo plazo las consecuencias de esta infraestructura contra los servicios ambientales que presta. Lo que quieren hacer es un tubo que se autodrague, como el Canal del Dique”.
¿Es viable?
“Para mí no. Hay que hacer más estudios para ver dónde se quedan los sedimentos, cuáles cuencas producen más, donde se están atrapando o no. No tienen cálculos de dragado en el futuro de acuerdo con distintas tasas de producción de sedimentos. Eso es increíble, un río que en la última década incrementó 33% la erosión y transporta 44 millones de toneladas no está en los números del proyecto ni está calculada en la proyección a 50 años, cuánto hay que dragar, cuánto cuesta”.
Técnicamente ¿qué habría que hacer?
¿Por qué no les han preguntado a las comunidades que viven allí qué esperan de su río? Dijeron que este proyecto ya lo habían socializado. El investigador Germán Ferro estuvo 2 meses recorriendo el río, todas las comunidades, y no saben del proyecto. Es mentira. Llegan a cualquier garaje de un pueblo, se reúnen con 3 o 4 pelagatos, lo muestran y se van. Las comunidades no están enteradas, las que lo están son enemigas porque muchos pescadores saben que van a perder. Es un proyecto de espaldas a las comunidades aledañas al río. Son proyectos ciegos, con unos intereses muy grandes.. ¿Creen que un proyecto que interviene el 90% de un cauce de un río de la cuenca más grande no tiene ningún efecto ambiental? ¡Cómo no va a tenerlo! Y ellos dicen que no y no tienen ciencia para comprobar lo que dicen. Solo se contempla el cauce, nada más. Tenían calculado volumen de dragado 1 millón de metros cúbicos anual, cuando el Canal del Dique se puede llevar 10 millones. Van a correr modelos hidráulicos en 3 curvas del río para 900 kilómetros. Eso es un insulto. Lo que podemos hacer es tratar de generar una voz técnica, académica y científica donde la gente entienda lo que van a hacer con el río, que la opinión pública entienda la falta de estudio para las repercusiones que pueden tener”.