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La escuela que convierte en imágenes los saberes en el corazón del Amazonas

La primera escuela de comunicación audiovisual indígena rescata desde 2015 las tradiciones de la selva.

  • El conocimiento de los sabedores ha dado vida a cortometrajes y hasta viodeclips en medio de la selva. FOTO cortesía Ka+ Jana Uai
    El conocimiento de los sabedores ha dado vida a cortometrajes y hasta viodeclips en medio de la selva. FOTO cortesía Ka+ Jana Uai
  • Nelly, o Moniyango (árbol de la vida y la abundancia), tal es su nombre indígena, se trasladó desde su natal La Chorrera a Leticia. Desde allí coordina los diversos proyectos. FOTO cortesía unesco
    Nelly, o Moniyango (árbol de la vida y la abundancia), tal es su nombre indígena, se trasladó desde su natal La Chorrera a Leticia. Desde allí coordina los diversos proyectos. FOTO cortesía unesco
06 de agosto de 2021
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En el corazón de la selva, el sabedor ancestral Cristóbal Farirama recorre senderos en busca de plantas medicinales mientras explica con su voz pausada sus usos y cómo el conocimiento de la naturaleza les ayudó a enfrentar a la pandemia.

Frente a él, un puñado de muchachos escuchan en silencio sus palabras. Cristóbal Farirama les habla a ellos, y a los que aún no nacen, porque sus palabras las recoge una cámara para que nunca corran el riesgo de perderse en el olvido.

Un registro audiovisual, una acción tan simple, le costó a Nelly Kuiru dos décadas de diálogo con las autoridades de los pueblos indígenas que habitan la Amazonia colombiana, para convencerlos de la necesidad de apropiarse de la tecnología para darle nueva vida a la palabra y al conocimiento ancestral. Hoy, abuelos y jóvenes en la Amazonia conversan a través de cortometrajes, documentales y múltiples piezas audiovisuales que producen los integrantes de la Escuela de Comunicación Indígena de la macro-Amazonia Ka+ Jana Uai (la voz de nuestra imagen).

Contarse desde adentro

Nelly Kuiru, del pueblo Murui-Muina y oriunda de La Chorrera, comenzó desde hace 20 años un trabajo con varios de los 26 pueblos indígenas dispersos en el Amazonas para mostrarles la pertinencia de que su historia y sus saberes fueran contados por ellos mismos para contrarrestar la “mirada caricaturesca” con la que los foráneos han intentado proyectarlos en documentales, reportajes y demás.

De este proceso, en 2015, nació formalmente la primera escuela audiovisual indígena del país. “Hemos entendido en un aprendizaje conjunto que sin el uso de tecnología; herramientas audiovisuales y redes sociales, es muy difícil lograr que el conocimiento entre generaciones se conecte y se expanda hacia el exterior para que los colombianos y el mundo conozcan realmente quiénes y cómo somos”, afirma Nelly, directora y comisionada nacional de comunicación de los pueblos indígenas de Macro Amazonia de la Onic.

Nelly y quienes fueron sumándose a la iniciativa no se dejaron amilanar por las dificultades propias del territorio, por ejemplo, el hecho de que el 97,71 % de las viviendas en Amazonas no tiene conexión a internet, según el Dane.

La Escuela enseña hoy periodismo, fotografía, video, diseño, dibujo, elaboración de guiones, entre otros. En 2019 graduó a su primera cohorte de 10 comunicadores indígenas con énfasis en medios audiovisuales y radiofónicos, certificados además por el Ministerio de Cultura en conjunto con la Comisión Nacional de Comunicación de los Pueblos Indígenas de Colombia.

Uno de ellos fue el abuelo sabedor indígena Antonio Bolívar, protagonista de “El abrazo de la serpiente”, fallecido a causa de la covid el año pasado y a quien Nelly recuerda como un hombre noble y con una gran visión para salvaguardar y transmitir los saberes que la naturaleza le regaló.

Hablar de muchas cosas

En 2020, en llave con Unicef, la Escuela desarrolló una estrategia de comunicación efectiva para llevar información sobre prevención en salud y manejo de diferentes problemáticas sanitarias y sociales en las comunidades derivadas de la pandemia.

Con videos proyectados en las malokas y programas radiales en la lengua de cada pueblo, la campaña llegó a más de 83.000 personas, mucho más de la población total que tiene el departamento de Amazonas.

Hace una semana estrenaron el cortometraje animado “El orígen de la planta de coca” bajo la dirección de Francy Silva, diseñadora y dibujante de la Escuela, quien convirtió en ilustraciones las palabras de su papá, sabedor del pueblo Murui-M+n+ka, Leopoldo Silva, una muestra “del progreso de la Escuela que comenzó grabando imágenes con celulares y hoy explora, con mejores equipos, nuevos formatos y géneros”.

Incluso ahora se aventuran con piezas musicales con un grupo de la comunidad Nimara Neimeki, en Leticia, que convierte en canciones de rap y viodeoclips las saberes de sus mayores.

Pero además del rescate de la sabiduría y la lengua, muchas de estas en riesgo, una de las principales motivaciones de Nelly y su equipo es abordar temas como la dignificación y reconocimiento de la mujer indígena y la prevención de la explotación y abuso sexual, también de la mano de la Unicef.

“Con la palabra y el lenguaje apropiados es posible abordar temas y ganarnos espacios que hasta ahora los y las indígenas no hemos tenido”, declara Nelly.

Y es que la fundadora de la Escuela ha sido una abanderada en múltiples luchas entre las cuales se logró la inclusión de un capítulo específico para la población indígena en el Plan Nacional de Televisión en 2017. En esa apertura de nuevos espacios, en 2018, el Canal Trece lanzó la serie el Buen Vivir, creada y dirigida por un equipo netamente indígena proveniente de las etnias Arhuaco, Barasano, Wiwa, U’wa, Pastos, Guna Dule, Wayuu, Kamëntšá y Murui (con Nelly como representante).

La serie documental incluye temas tradicionales como la soberanía alimentaria, la protección de la biodiversidad y el rescate de las lenguas. Pero también asuntos de complejo abordaje para el presente de los pueblos originarios como el cambio climático y problemáticas derivadas del choque cultural. Por ejemplo, un capítulo de la serie coodirigido por Nelly cuenta la historia de una niña del pueblo Tikuna que vive entre dos mundos. Por un lado, tiene la influencia de su abuela, una gran sabedora, y por el otro su madre trata de alejarla de su cultura ancestral y le impone la religión evangélica, desencadenando un conflicto personal y social en la niña.

Actualmente los objetivos de Nelly y de lideresas de diferentes etnias del país apuntan hacia la aprobación de una política pública de comunicación para los pueblos indígenas.

Las polifonía amazónica

El éxito de la Escuela ha impulsado la puesta en marcha de otros proyectos de comunicación en otros departamentos como Vaupés.

La Organización Nacional de los Pueblos Indígenas –Opiac–, con apoyo de la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas Aledañas, adelanta una iniciativa para la realización de podcast por parte de miembros de los pueblos Cubeo, Tariano, Curripaco, Baniva y Maku.

Diana Lozano, coordinadora de cultura, recreación y deportes de la Opiac, señala que, a pesar de las múltiples dificultades que atraviesan, “los pueblos indígenas tenemos una oportunidad histórica para recuperar y fortalecer los conocimientos y tradiciones. La cultura occidental ha puesto muchos sesgos en la nuestra. Ahora, con herramientas tecnológicas que nos llegan desde afuera y llevamos a nuestro territorio, a la propia selva si es preciso, podemos darle vida y garantizar que no se pierda”.

Con la idea de dejar un pedazo de la Escuela en diferentes comunidades a pesar de la dispersión en la que habitan, Nelly y grupo están plantando semilleros que desde cada punto (como Puerto Nariño y Tarapacá) y con sus recursos disponibles, logran enviar material que luego en Leticia, con equipos de edición disponible, materializan las historias que quieren contar.

El próximo destino es La Pedrera, cerca a la frontera con Brasil, territorio pionero en prácticas de gobernanza indígena en comunión con programas occidentales para la conservación del territorio.

El anhelo, y también el afán de Nelly, es llegar a todos los pueblos de la Amazonia colombiana, muchos de los cuales libran hoy una carrera contra el tiempo para que su conocimiento no muera cuando los sabedores falten.

26
pueblos indígenas habitan de manera dispersa en el departamento del Amazonas.
9
directores indígenas dan vida a la serie documental pionera “Buen vivir”.

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