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¿Qué dice la talla de los colombianos del desarrollo del país?

La estatura de los colombianos avala progresos durante un siglo. Mantener esa curva es el reto pospandemia.

  • Los colombianos crecieron aproximadamente un centímetro por década desde 1910. FOTO: EFE
    Los colombianos crecieron aproximadamente un centímetro por década desde 1910. FOTO: EFE
La talla habla del desarrollo del país
19 de mayo de 2021
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Entre los colombianos nacidos de 1970 a 1974 la estatura promedio cayó 0,09 centímetros en los hombres y 0,13 cm en las mujeres respecto al quinquenio anterior. Es el único registro en el país de una disminición en la talla de sus ciudadanos de un lustro al otro.

En ese mismo período el PIB per cápita y agrícola aumentaron y fue a partir de 1971 hasta 1978 que el índice Gini (que calcula la desigualdad de ingresos) cayó del 0,53 al 0,48.

¿Qué pasó entonces? El rector de la Universidad del Norte, Adolfo Meisel, cree que tal dismunición en la talla estuvo estrechamente relacionada con el aumento del 71 % de los precios relativos de los alimentos.

Este es uno de los hechos que analizaron Meisel, quien hizo parte durante 30 años de la Junta Directiva del Banco de la República, y Margarina Vega en la investigación titulada La estatura de los colombianos: Un ensayo de antropometría histórica, en la que exploraron, con información recogida desde 1910, cómo los factores ambientales, sanitarios, nutricionales y socioeconómicos incidieron, junto con la genética, en un aumento progresivo de la estatura de los colombianos durante el siglo pasado, aunque por factores como el señalado no alcanzaran su potencial genético en talla.

“Tuvimos un crecimiento de 9 centímetros en las mujeres y 8 cm en los hombres entre los nacidos en 1910 y 1984. Es muy buen promedio porque evidencia que el saneamiento básico, el acceso a salud, mejora en la alimentación y erradicación del trabajo infantil son logros progresivos”, explica Meisel.

El académico señala que si bien el lento avance de estos aspectos y la desigualdad entre regiones impidió alcanzar el potencial genético, puesto en contexto con otros países, el de Colombia es un caso positivo. “Estados Unidos en los 50 alcanzó a tener la población más alta del mundo, pero en el compendio de todo el siglo 20 apenas crecieron 6 centímetros, esto responde, entre otros aspectos, al ineficiente sistema de salud que han tenido”, detalla.

En síntesis, explica Meisel, analizar los riesgos contra el capital humano es indispensable para tener proyecciones confiables del futuro desarrollo de un país. Por ejemplo, el rector de Uninorte estima que la crisis de la pandemia que ha dejado una tasa de desempleo a marzo de 2021 del 14,2 % y una pobreza monetaria del 42,5 % en 2020 (21 millones de colombianos) repercutirá en problemas de baja talla para los nacidos entre 2020 y 2022, y quienes hoy están en la primera infancia.

“Ese retraso en la talla es realmente un retraso social, es decir, un círculo vicioso porque, tal como lo afirman referentes económicos como el Banco Mundial, reducir la desnutrición crónica tiene relación directa con el crecimiento del PIB”, expone Diana Pineda, líder de inversión social de la Fundación Éxito.

Desafíos poscovid

Pineda sostiene que aunque la diminución de la desnutrición crónica en Colombia no iba a ritmo acelerado con miras a la meta de hambre cero en 2030, las cifras daban cierta tranquilidad de que el país avanzaba.

La Encuesta Nacional de Situación Nutricional 2015 refleja una reducción de la prevalencia de desnutrición crónica del 13,2 % en 2010 al 10,8 % en 2015, último reporte nacional.

“El problema de la desnutrición crónica es que pasa desapercibida y no genera conversaciones sociales en torno al problema, porque es la que está detrás del niño que es más bajito que los demás de su entorno o detrás de los niños de una región, ante lo que solemos decir que es por genética, que en algún momento darán el estirón, pero son realmente señales de falta de agua potable, saneamiento, alimentación saludable, educación de la madre, entre otros factores. Y lo que nos queda entonces es el reto de doblar esfuerzos para hacer visible y combatir esa problemática”, declara.

Pineda indica que de acuerdo a las proyecciones actuales la pandemia podría dejar un retroceso de cuatro años en la lucha contra la desnutrición crónica en el país. Entre los múltiples fenómenos que Colombia debe solucionar de fondo para afrontar la desnutrición crónica está el empeoramiento de las garantías sociales de la mujer.

En 2020, el desempleo femenino se ubicó en 20,4 %, según en Dane, en tanto que la ONU indica que en países como Colombia la deserción escolar y universitaria pudo ser tres o cuatro veces mayor entre las jóvenes. “El empoderamiento es clave. La evidencia indica que los hijos de madres con alto nivel educativo reducen en 6 puntos porcentuales el riesgo de tener retraso en talla”, detalla Ximena Norato, directora de la agencia Pandi.

Otros frentes críticos, resalta Pineda, son las interrupciones de los controles prenatales y de crecimiento y desarrollo durante la pandemia. “Ya la revista Lancet con base en información de 88 países, incluyendo Colombia, reporta que estos retrasos traerán una serie de afectaciones a la salud de los niños que podrían tener consecuencias definitivas en su vida. Un niño con desnutrición crónica tendrá mayor probabilidad de ser un adulto con enfermedades no transmibiles, que es un daño contra el capital humano de una nación y además un impacto económico en múltiples niveles”, expone.

Además, señalan las expertas, la cruzada por la lactancia materna tiene que intensificarse. “En Colombia solo el 36 % de los menores de seis meses son alimentados exclusivamente con leche materna; estamos lejos del 60 % que según la OMS debería ser un indicador”, dice Ximena Norato.

El rector Meisel señala que los estragos de la pandemia dejarán en los niños de hoy “un alto costo en salud en su vida adulta y un impacto en la capacidad intelectual y de trabajo. Pero aún podemos revertirlo en los años que vienen. Para eso necesitamos ampliar el acceso a agua potable, saneamiento, reducir los costos y aumentar la calidad de la alimentación, para un niño esto puede significar unos centímetros más, pero para el futuro del país es mucho más que eso”

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