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“Globalización se construye en gran parte desde la esfera local”

EL COLOMBIANO entrevistó a Saskia Sassen, socióloga y pensadora de la “ciudad global”.

  • Sassen es actualmente docente del Departamento de Sociología de la Universidad de Nueva York y codirectora de su Comité de Pensamiento Global. FOTO cortesía

    Sassen es actualmente docente del Departamento de Sociología de la Universidad de Nueva York y codirectora de su Comité de Pensamiento Global.

    FOTO cortesía

16 de febrero de 2015
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La socióloga, escritora y profesora holandesa Saskia Sassen, ganadora del premio Príncipe de Asturias 2013, en la categoría de Ciencias Sociales, por su contribución al desarrollo de la sociología urbana y un mejor entendimiento del fenómeno de la globalización, dialogó con EL COLOMBIANO y explicó los fundamentos de su visión.

La académica es reconocida mundialmente por ser la primera en introducir el término “ciudad global”, con el que describe las urbes en las que se desarrollan paralelamente dinámicas de centralización y dispersión. Ambos aspectos de las sociedades modernas marcan la evolución de los espacios. Para Sassen, la ciudad del futuro será cada vez más descentralizada.

Saskia quien recientemente visitó a Medellín con motivo del Hay Festival, reiteró su idea de que la globalización está fuertemente basada en un desarrollo local.

La investigadora, asimismo, que el modelo de ciudad global debe basarse más en los pobladores y en el tejido humano que en las megaobras y la infraestructura, dado que son los que la definen.

¿Cuál es el propósito de su visita a Colombia y concretamente a la capital antioqueña?

“Vine invitada por el Hay Festival. Aquí en Medellín acabo de hablar que la ciudad es un espacio complejo, pero incompleto, y en esa dialéctica tiene la posibilidad de tener una vida larga. Puede perdurar más allá de las empresas e instituciones, que sí están controladas en su totalidad y son ya muy formales”.

En la ciudad se da la posibilidad de que los sin-poder -en vez de un espacio empresarial o privado- puedan construir una historia, una economía y una cultura a partir de un lugar. Es importante mantener esas dos características de la ciudad, compleja-incompleta”.

Habla usted en sus charlas que contra la ciudad global y su dialéctica hay ciertas amenazas... ¿Cuáles son?

“Hay muchas, la principal de ellas el hecho de que la inversión solo se centre en franquicias, y que los recursos escapen de los sectores, que no recirculen. Para garantizar una ciudad global es necesario que la inversión sea sostenible, que se quede en los sectores carentes de poder para impulsar su desarrollo. La inversión que se centra únicamente en megaproyectos desurbaniza la ciudad.

La urbe debe enfocarse en consolidar los espacios para quienes carecen de poder, justo los que más se pueden beneficiar de ella y retribuir a futuro”.

¿Ve usted, por ejemplo, voluntad para que se logre esto en Medellín?

“No conozco mucho esta ciudad, pero estoy segura de que hay muchos aspectos positivos. Este espacio en el que hablé (Parque de los Pies Descalzos - Plaza Mayor), es prueba de lo que digo. Es un lugar abierto a la ciudadanía, con sitios para comer, y toda una serie de distintos espacios para la vida.

En todo caso, lo importante para esta y otras ciudades del mundo es que aseguren que la inversión se aleje cada vez más de las franquicias, y se dedique a potenciar la productividad de los sectores marginados, para que les dé cierta autonomía y progreso”.

¿Le da por tanto, su visión del hábitat humano prioridad a los individuos, las microcategorías, frente a aspectos más amplios y en este momento centrales de la sociedad?

“En cierta medida. Quiero que seamos más activos desde los barrios, desde las sombras. Las partes que parecen no importar de las ciudades. Cada habitante puede “sobrepasar la inteligencia” de sus urbes. La abuela, el niño, el habitante de la calle, tienen conocimientos que los denominados expertos, desde los centros, no tienen. Hay que recuperar el respeto por eso. Aquí resulta crucial el uso de las nuevas tecnologías de información, que brindan acceso y dan mayor relevancia a una sociedad descentralizada.

Ciudades como Boston (Estados Unidos) son muy conscientes de esto, y por ejemplo han desarrollado aplicaciones para smartphones en donde cualquier ciudadano puede reportar la existencia de huecos en las calles. Con un gobierno local enteramente centralizado resulta imposible controlar siquiera este asunto. Eso es sobrepasar la inteligencia de la urbe, de una forma sencilla y colectiva. No tiene que ser algo complejo, y hacia allá va el hábitat del futuro”.

Explíquenos su visión de una globalización que emerge y se construye desde contextos locales.

“Se construye en parte así, aunque no del todo. Buena parte del proceso, en especial en cuanto al tema corporativo, no se construye desde lo global a lo local, sino al revés. Las políticas públicas de un determinado lugar camuflan lo que en realidad pueden ser intereses o necesidades de corporaciones multinacionales. La desregulación y la privatización ayudan a que esto ocurra.

No obstante hay que tener en cuenta que el mundo corporativo es todo un ensamblaje que no se debe reducir solo a lo local, pero sí está amparado por estas estructuras”.

¿Cree que asistimos a tensiones entre un mundo globalizado, corporativo, y uno más local? ¿Se verá una evolución en este sentido?

“Sí, pero antes pondré algo en contexto: lo que ha pasado con la privatización y la desregulación es que ha habido unos pocos ganadores, y esto sobre las espaldas de todo el mundo. Pero lo que ha ocurrido desde el 2008, con la crisis económica mundial, es que todos nos hemos dado cuenta de los límites que tiene el sistema. En este sentido lo que sucede en Grecia actualmente representa esas tensiones y esos cambios que están por verse, para bien o para mal, en el mundo”.

Se refiere usted a la seguridad como uno de los aspectos que podría ver beneficios con un enfoque como el que usted propone...

“El ejemplo más claro de esto es París, una ciudad que, como todas, está centralizada. Hace poco vimos los atroces ataques a Charlie Hebdo. Estoy segura que si estos terroristas hubieran crecido en un entorno más incluyente la historia hubiera sido distinta”.

¿Implica la globalización una estandarización del hábitat humano?

“Muchos académicos afirman esto, pero estoy en desacuerdo. La base de mi visión de la globalización es que esta necesita una territorialidad muy específica. Es una red de ciudades globales, que constituyen una geografía del poder. Por tanto, no es que haya un modelo de urbe globalizada. La infraestructura, de oficinas, hoteles, vías, residencias, está estandarizándose en el mundo, y eso lleva a la gente a confusiones. Creen que las ciudades tienden a volverse también iguales.

La infraestructura es necesaria, pero sigue siendo indeterminada. No trasciende el tejido humano, el cómo la gente la usa de acuerdo al lugar. El mejor ejemplo de esto es ver cómo Chicago y Nueva York son los centros financieros de E.U., pero son completamente distintos, no compiten de ninguna forma. En China, Shanghai, Pekín y Hong Kong tampoco lo hacen. Las ciudades globales no compiten entre sí, están especializadas según un contexto determinado y son todas necesarias”.

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