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En promedio los bachilleres en Colombia que ingresan a programas de ciencias de la educación tienen menos habilidades en matemáticas y lenguaje comparados con sus pares que eligen otras carreras partiendo de los resultados de las pruebas Saber 11.
Además, de acuerdo a los resultados de las evaluaciones a universitarios, en Pruebas Saber Pro 2019, de los 260.756 estudiantes que las presentaron, el 10 %, es decir, 25.487 alumnos vinculados a las ciencias de la educación tuvieron un promedio más bajo que el comportamiento nacional.
¿En qué? Obtuvieron 131 puntos en razonamiento cuantitativo, 11 puntos menos que el resto de estudiantes de otras áreas del conocimiento, y 144 puntos en lectura crítica, 3 por debajo de los valores nacionales.
Todo esto consta en el informe “Análisis sobre los programas de las ciencias de la educación”, publicado por el Laboratorio de Economía (LEE) de la Educación de la Javeriana.
Cruzando resultados recientes de pruebas Icfes y Saber Pro, el Laboratorio coincide con los hallazgos de informes anteriores: el del Banco de la República en 2013, de la serie Borradores de Economía, y el de la fundación Compartir que indican que es más probable que un bachiller se incline hacia una licenciatura cuando tiene bajos resultados en pruebas Icfes.
Ahora bien, para entender las causas y, sobre todo hallar soluciones a esta realidad, el decano de la facultad de Educación de la Universidad de Antioquia, Wilson Bolívar, dice que es necesario evitar conclusiones simplistas. “No es correcto concluir que el problema de la calidad educativa del país es culpa de los maestros”, asegura.
En cambio –expone– lo que obligan estos diagnósticos es a promover cambios en la estructura actual: “Es innegable que muchos de quienes acceden a esta profesión vienen de entornos socioeconómicos que no les permite una formación óptima. La universidad termina llenando falencias, pero a veces no es suficiente”.
Según el LEE, las licenciaturas en pedagogía infantil y educación básica se conforman en su mayoría por estudiantes de estratos 1 y 2. Por eso, Bolívar coincide con el rector del colegio Aspaen Alcázares, Álvaro José Cifuentes, en que para ampliar la participación de aspirantes a docentes y enriquecer la calidad, es necesario crear incentivos y mejores procesos.
Asegura el informe del Laboratorio que los graduados de programas de las ciencias de la educación tienen los salarios de enganche más bajos ($1.173.433).
“Hacer atractiva la docencia es un desafío histórico y la fórmula está definida desde hace años: mejor remuneración y reconocimiento social. Yo les digo a mis maestros que tenemos que ser tan buenos que un egresado diga ‘yo quiero ser maestro’. Ese es el culmen de haber logrado una motivación respecto al aprendizaje”, dice Cifuentes.
Bolívar apunta a la necesidad de garantizar la continuidad de la formación; programas de posgrado y espacios complementarios. “En los sistemas educativos de primera calidad se facilita esa continuidad: financiación, oportunidades y bienestar, que le faciliten a los estudiantes, por ejemplo, evitar tomar uno o varios trabajos al tiempo que estudia para subsistir, sino que puede recibir unas garantías para concentrarse a su formación”.
El rector del colegio Alfredo Cook y doctor en Educación, René Londoño, respalda a los incentivos como un pilar vital para revertir la crisis que repercute en un descenso de la cantidad de aspirantes a ejercer la enseñanza. Además, reconoce otros dos aspectos que merecen revisión; primero, la estructura del concurso en educación superior.
“Nos hemos ido llenando de personas que ven la docencia como segunda opción, ejemplo, un bachiller que aspira a ser ingeniero, pero como segundo renglón apunta en su prueba de admisión la licenciatura en matemáticas. Hay una crisis vocacional que repercute en la profesión, reconocimiento que muchos de quienes llegan por esta vía lo hacen bien”, dice.
El otro aspecto, destaca, es que las facultades de educación en los últimos 15 años se han centrado más en investigación que en aspectos como las prácticas de aula, con lo cual el profesional docente se gradúa careciendo de herramientas específicas para su oficio, lo cual se convierte en un círculo vicioso en la medida en que no permite una experiencia educativa plena.
De todos modos, tanto los expertos como el informe coinciden que el problema no se acaba diagnosticando la realidad de quienes optan por esta profesión, sino que es el punto de partida para cambios de fondo.
“El futuro de las profesiones, incluyendo las vanguardistas que toman auge en cada época, parte de una buena docencia escolar. Mejorar las condiciones de la enseñanza es la base de todo”, reflexiona Cifuentes.