La Policía Nacional ha tenido momentos de dificultades, pero también de logros, en los últimos 15 años. A la renuncia del general Rodolfo Palomino se han sumado otros casos que han provocado relevos importantes en la institución, como el caso del general Mauricio Santoyo, condenado en 2012 a 13 años de cárcel en EE.UU. por cooperar con las autodefensas.
Para no ir tan lejos se puede hablar de un retiro reciente, el del general Luis Eduardo Martínez, quien fue llamado a calificar servicios el martes pasado por el Gobierno Nacional, luego de que se acentuaran las denuncias en su contra por colaborar con grupos al margen de la ley cuando fue comandante de la Policía de Medellín.
En el plano local sobresale el caso del general José Leonardo Gallego, destituido por la Procuraduría en 2006, por hechos relacionados con una operación que dirigió en la comuna 13 de Medellín en mayo 2002.
El general Óscar Pérez Cárdenas, excomandante de la Policía de Barranquilla, renunció en 2012, después de que se revelara un audio en el que reprende a dos patrulleros que participaron en la detención del senador Eduardo Merlano.
Rubén Darío Ramírez, consultor internacional en Convivencia y seguridad, dijo que la crisis en la Policía “es una oportunidad para transformar a la institución. Estos cambios que se harán deben estar enfocados en la etapa de posconflicto. La Policía debe dedicarse a lo fundamental: la seguridad ciudadana. Así generará confianza. También deben permitir una auditoría profunda para garantizar la transparencia”.