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Las diferentes identidades que tienen los grupos armados ilegales

Una sola organización criminal, en algunas regiones, puede ser conocida hasta con tres nombres diferentes. ¿Cuáles son los reales y por qué se les cambia la identidad?

  • Los Caparros también son conocidos como “Caparrapos” o “Bloque Virgilio Peralta Arenas”. Es un grupo armado ilegal que delinque en Antioquia y Córdoba. FOTO Julio César Herrera
    Los Caparros también son conocidos como “Caparrapos” o “Bloque Virgilio Peralta Arenas”. Es un grupo armado ilegal que delinque en Antioquia y Córdoba. FOTO Julio César Herrera
11 de marzo de 2020
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A don Luis lo sorprendieron hombres armados con prendas camufladas mientras dormía. No tocaron la puerta de su casa ni dispararon sus fusiles, pero pintaron con aerosol la fachada de su vivienda. No quiso asomarse hasta que fuera de día y “esa gente” ya no estuviera. “Cuando supe que ya no había riesgo, salí y miré las paredes. BVPA eran las letras que habían pintado. No supe de quiénes se trataban hasta que alguien me dijo que eran los Caparrapos”, dijo.

La confusión de don Luis, quien vive en San José de Uré, Córdoba, fue mayor cuando vio en las noticias que las autoridades se referían a ese mismo grupo como “los Caparros”. “¿Entonces qué son, Caparros, Caparrapos o BVPA?”.

Personal de la Fiscalía contra el crimen organizado explicó a EL COLOMBIANO que se trata del mismo Grupo Armado Organizado (GAO) y que una cosa es cómo se hace llamar el grupo, otra cómo es conocido en las regiones, y otra diferente cómo lo nombra el Gobierno.

“En este caso, Caparrapos es como ese grupo se conoce en Bajo Cauca de Antioquia y Sur de Córdoba, ellos se hacen llamar el Bloque Virgilio Peralta Arenas (BVPA) y el Gobierno decidió llamarlos Caparros porque podría llegar a atentar contra el buen nombre de una población de Cundinamarca que se llama Caparrapí”, dice el funcionario.

La misma situación se da con el Clan del Golfo. En unas zonas se conoce como Urabeños y en otras como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc). “Este caso el cambio del nombre para manejarlos viene desde el Gobierno”, agregan desde la Fiscalía.

Específicamente con las Agc, las autoridades han variado su nombre en varias ocasiones. Primero eran “los Urabeños”, luego pasaron a ser el “Clan Úsuga” y ahora se les conoce como Clan del Golfo.

“Este cambio se da porque el nombre puede estigmatizar a toda una región, como en este caso era Urabá. También puede generar inconvenientes con un apellido como lo es Úsuga. Lo que pasa es que el Ministerio de Defensa no puede generar este tipo de controversias y por eso se hacen los cambios”, explicaron desde el Comando General del Ejército.

Pero el cambio de identidad no se da solo en sus nombres. Su categoría ha cambiado con el paso del tiempo. Por ejemplo, tras la desmovilización de los grupos paramilitares a los reductos se les llamó bandas criminales, para luego ser bautizados como GAO. Lo mismo sucedió con las disidencias de las Farc, catalogadas ahora como GAO-r.

Desde esa misma institución aclaran que la Presidencia y el Consejo de Seguridad Nacional son los encargados de catalogar a esos grupos, si se trata de un GAO (Grupo Armado Organizado), GAO-r (Grupo Armado Organizado Residual), GDO (Grupo Delincuencial Organizado) o de un GDCO (Grupo de Delincuencia Común Organizada).

“De esto depende el poder delictivo que tienen, su estructura armada y la manera en que el Estado los puede combatir”, agregan desde el Ejército.

Lo políticamente correcto

El cambio de nombres también tiene que ver con la imagen del Gobierno y del país en el exterior. Un ejemplo tiene que ver con los nombres Farc y paramilitares, grupos armados ilegales que jurídicamente ya no existen aunque hay estructuras que se autodenominan o son conservadas como tal. En estos casos, luego de una negociación, Colombia anunció ante el mundo la desaparición de estas estructuras y, en la práctica, eso también incluye la semántica.

Para Kenneth Burbano Villamarin, director Observatorio Constitucional de la Universidad Libre, “el cambio de los nombres, aparte de la estigmatización a familias o poblaciones, puede dirigirse a negar la permanencia histórica o dominación territorial, lo que significa inacción y permisividad del Estado. Resulta mejor decir que se trata de nuevos grupos”.

Agrega el experto que las Farc, por ejemplo, como organización guerrillera jurídicamente no existe, hay desertores o disidencias, es decir, otras organizaciones aunque en algunos casos traten de conservar el nombre inicial”.

Ricardo Monsalve Gaviria

Periodista. Magíster en Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados de la Universidad Complutense de Madrid

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