La muerte de Lisandra Bravo Alarcón, una cubana que se ahogó el pasado 10 de octubre cuando cruzaba el mar entre Necoclí y Acandí, y luego el fallecimiento por infarto de su hijo Bryan Rommel Corrales Bravo, de 14 años de edad, al cruzar el Tapón del Darién el pasado 7 de noviembre, son casos que obligan a las autoridades a discutir la posibilidad de implementar un acuerdo humanitario que salve a los migrantes de la rudeza del paso por el Darién.
El tema de la atención a los inmigrantes volvió a estar en la agenda de los gobiernos Nacional y local, y en estas reuniones se expusieron las alternativas para una solución, luego del reportaje que publicó EL COLOMBIANO.
Este diario conversó con el gerente de fronteras de Colombia, Lucas Gómez, sobre la emergencia que se vive en el Urabá antioqueño y las posibles soluciones, y expresó que, aunque ha bajado la cantidad de migrantes, se sigue con un plan de atención a esta población.
¿Qué hallazgos tuvieron en la visita a Urabá?
“El volumen de la migración que ha puesto los reflectores en esta zona del Urabá antioqueño, ya no es de la magnitud que teníamos antes. Pasamos de tener 22.000 migrantes represados en Necoclí, a tener más o menos 200 que buscan atravesar el Golfo de Urabá y luego el Tapón hacia Panamá. Con esto podemos afirmar que la emergencia humanitaria se da por terminada y ahora entramos en una fase de contingencia para que lo que ocurrió durante estos últimos meses, no vuelva a pasar”.
¿A qué se debe el descenso vertiginoso de migrantes?
“Son varios factores. Panamá tenía una cuota de 500 que de manera oficial permitía su tránsito hacia Panamá, pero sabemos que hay unas rutas que fueron usadas por los migrantes y eso ayudó a descongestionar. También vemos que la llegada de migrantes al municipio disminuyó considerablemente y es muy baja”.
Las denuncias de abusos a migrantes son muchas y ellos dicen que las acciones de las autoridades son pocas. ¿Qué se ha hecho en esta materia?
“Un trabajo conjunto y tenemos un puesto de mando unificado donde las Alcaldías de Necoclí y Acandí han estado involucradas. Acá hay un tema de regulación de precios que hemos puesto sobre la mesa para evitar los abusos de los comerciantes, de algunos de los transportadores que están prestando servicios”.
¿Pero ha sido suficiente? Porque los abusos siguen...
“Obviamente acá hay dificultades institucionales, pero se está haciendo un gran trabajo con cada una de las instituciones para hacer pedagogía, entender estos flujos y sentir empatía en el marco de los derechos humanos”.
¿Cómo enfrentar el fenómeno irregular que sigue llevando migrantes a cruzar la frontera de forma insegura?
“Estamos haciendo un monitoreo con la Armada en el tema de los mares; esa travesía del Golfo de Urabá es una travesía difícil, muy amplia. Acá desarrollamos patrullajes constantes y lo que nosotros hemos enviado siempre es un mensaje de que hay que buscar los medios de seguridad”.
Usted menciona que se ha hecho trabajo institucional, pero siguen los abusos, robos, agresiones sexuales. ¿Han servido esas acciones?
“Los migrantes tienen muchas posibilidades en su ambición de llegar al otro lado y seguir su ruta hacia Estados Unidos, pues los hace tomar unos riesgos que en muchas ocasiones terminan en catástrofes. Lo importante es que la idea de nuestro trabajo es un trabajo coordinado interinstitucional donde la cooperación internacional está presente, en donde los gobiernos locales también. Acá estamos buscando reforzar todos los controles necesarios para evitar este tipo de situaciones con esa población”.
El defensor del Pueblo de Panamá sugirió militarizar la frontera, ¿sirve esa propuesta para menguar los riesgos de los migrantes?
“Esa no es la solución. Nuestra frontera con Panamá no es una frontera fácil donde la única solución sea poner hombres y militares en la línea. Aquí, el Tapón del Darién es una frontera natural muy difícil que lo que necesitamos es poner sobre la mesa acciones de acompañamiento al migrante. Hay cosas que le hemos pedido a Panamá y es que los migrantes no tengan que pasar a pie y que haya un corredor humanitario donde ellos puedan llegar directamente a Panamá en barco”
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migrantes murieron en un naufragio que se presentó el 10 de octubre en Necoclí.